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Por
Roberto Marra
Durante
los últimos tiempos pre-electorales, se habló permanentemente de la
“unidad en la diversidad” dentro de las filas del conglomerado de
sectores que se asumen como peronistas o cercanos a esa doctrina.
Desde las más importantes figuras de esos ámbitos partidarios se
insistió hasta lograr que emergiera la fórmula unificada que diera
pie a la esperanza de obtener el triunfo en las próximas elecciones
nacionales. Y fue su máxima exponente la que movió su candidatura
para ofrecer la posibilidad de una unificación totalizadora del arco
ideológico contrario a las políticas demoníacas que vienen
provocando las más terribles consecuencias sobre la población, otro
gesto más que muestra el grado de compromiso con sus compatriotas
que siempre ha mantenido.
Semejantes
acciones no fueron siempre, como en el caso de la ex-Presidenta,
generadas por la comprensión de la realidad sufrida por quienes son,
en definitiva, los auténticos protagonistas de esta “democracia
atada con alambres” que transitamos. Muchos personajes que creen
ser más de lo que son, de tener capacidades mayores a las escasas
que han demostrado siempre, se han visto compelidos a aceptar sus
lugares en las conformaciones de las ofertas electorales como medio
para conseguir mantener la cuota de “poder” que les permita
sobrevivir hasta una próxima oportunidad. Nada que pueda sorprender.
Nada que no pueda ser visto como necesario, cuando de lograr
objetivos tan trascendentes para el Pueblo se trata.
Sin
embargo, tal como el zorro que no pierde las mañas aunque si lo haga
con su pelo, algunos “dirigentes” denotan cierto desconocimiento
acerca del significado de esa frase: “unidad en la diversidad”.
No terminan por comprender su íntimo simbolismo, afloran sus
pruritos hacia otros partícipes de esa aglomeración de
organizaciones, y reaccionan con particular vehemencia cuando algún
integrante de esa unidad, manifiesta sus opiniones sobre temas más
que importantes que involucran a ciertos sectores del Poder Real al
que aquellos habían venido adscribiendo, sin pudor alguno, en los
últimos tiempos.
Pareciera
que opinar ya no estaría permitido, que se ha dado por cerrada
cualquier discusión sobre temas más que trascendentes, que
involucran la esencia de la posibilidad de terminar con el actual
proceso de devastación neoliberal. El hacerlo, dicen quienes se
niegan a escuchar esas otras honestas opiniones, implicaría daños a
la unidad, lo cual contradice el concepto de la diversidad que se
pregona como ínsito en la estructura que se ha logrado conformar.
Nada
más constructivo que la reunión de opiniones diferentes de las
cuales se puedan elaborar propuestas unificadas con la inigualable
fuerza común de las decisiones colectivas. Nada mejor que expresar
con lealtad los pensamientos que arrojen luz sobre lo que se deba y
pueda hacer cuando se logre obtener el poder político. Nada será
más ejemplificador para la sociedad que el debate sincero de ideas
concretas sobre lo que les afecta profundamente a los ciudadanos, de
manera de generar sentimientos favorables hacia los preceptos que se
terminen conviniendo.
Va
siendo hora de arrojar a la basura de la historia los miedos al
inmenso poderío mediático que todo lo atraviesa con sus falaces
mandamientos. También de reconsiderar las estructuras que otro
inmenso Poder, el judicial, viene ostentando hasta ahogar cualquier
posibilidad de desarrollo de modificaciones profundas en sus
estructuras y entre sus integrantes.
Todo
el inmenso trabajo de quienes vayan a dirigir los destinos de la
Nación después de esta oscura etapa oligárquica, no tendría mayor
implicancia para el logro de la imprescindible Justicia Social, sino
se pusiera bajo la lupa de la inteligencia colectiva a los partícipes
de tanta perversión antipopular, que es lo que hacen los honestos
impulsores de ideas que rozan o penetran en el cuerpo del
“estáblishment”. De no permitírselo, la ya (casi) lograda
“unidad en la diversidad”, terminaría siendo nada más que un
título empobrecido de lo que pudiera ser el inicio de la nueva
Argentina que ya no puede esperar más.
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