Por Roberto Marra
"El movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor, quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo, es un compañero; y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor." Juan Domingo Perón.
La historia política argentina está plagada de personajes que, habiendo llegado a ejercer funciones importantes, la han dedicado al exclusivo beneficio personal o del grupo de poder que lo haya catapultado a esos cargos. Ascendiendo por el impulso de falsas pertenencias, pero manifestadas con la vehemencia propia de un auténtico representante de la ideología que dicen defender, logran establecerse como “referentes” dentro del partido o el movimiento popular en que se han introducido para alcanzar sus objetivos de poder.