La sórdida pelea interna en el peronismo, está dejando un sabor amargo en quienes propugnamos, desde siempre, la necesidad de aunar capacidades y esfuerzos para retomar el sendero de la discusión sobre lo que de verdad vale la pena. La falta de coherencia entre las trayectorias, las esperticias y las gestiones, frente a los discursos actuales, plagados de enojos circunstanciales, de prepotencias amarradas a superioridades arrastradas al fango de la esterilidad politiquera, no hacen sino exacerbar los antagonismos basados en pequeñeces, sin otro objetivo aparente que ocupar preeminencias decisorias de cargos futuros o determinaciones de objetivos que se esconden bajo siete llaves.