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Hay una costumbre generalizada entre los funcionarios que actúan
en áreas vinculadas a los adultos mayores, a quienes llaman con el falsamente
cariñoso término de: “abuelos”. A partir de allí, comienzan las conocidas
peroratas sobre lo mucho que lamentan las condiciones que padece este sector
etario de la sociedad, para lo cual no tienen mejores ideas que… quitarles los
pocos derechos que todavía conservan.