Imagen de "El Anartista" |
Por
Roberto Marra
Estamos
rodeados. Como en una historia de castillos asediados, nuestro País
se ha convertido en el único de la Región cuyo nuevo gobierno no
responde a las características impuestas por el imperio. Cada una
con un “estilo” diferente, los pueblos sudamericanos se han
convertido en carne de cañón de los poderosos hacedores de nuestras
desgracias centenarias, profundizando las tropelías que ya venían
realizando en algunas naciones, o deshaciendo los virtuosos avances
sociales logrados en otras, a fuerza de balas y palos.