Imagen de Agencia Paco Urondo |
En días de carnaval, la gente deja de lado las inhibiciones
y los dramas cotidianos, en búsqueda de un placer que la aleje del agobio permanente
de una sociedad atravesada por una economía que atropella sus necesidades y quebranta
sus proyectos de vida. El rey Momo alienta la diversión, ocultando tras las máscaras
las penas provocadas por los ejecutores de planes siniestros que, se sabe,
culminarán la comedia con el repetido melodrama de la miseria popular.