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“¿Víctimas? ¿Qué víctimas?”, preguntó el
cardenal Velasio de Paolis. Luego agregó: “No sólo están esas víctimas”.
Después hubo un silencio de cuerpo y alma seguidos por la mirada un tanto
extraviada del superior general de los Legionarios de Cristo, nombrado en 2010
a ese cargo por el entonces papa Jozef Ratzinger. A la pregunta de De Paolis le
siguió una respuesta: las víctimas no eran sólo los miles de menores que
sufrieron los apetitos sexuales de las sotanas hipócritas, sino también el
mismo Vaticano. Las víctimas no eran únicamente los menores o adultos abusados
y violados por el padre Marcial Maciel, el fundador de esa industria de los
atentados sexuales que fue, durante su mandato, los Legionarios de Cristo. La
víctima era la Santa Sede, que fue “engañada”.