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El valor de la palabra, el
contexto de la palabra Joder, los travestismos de la palabra, las debilidades y
sus fortalezas. De eso habló Cristina Kirchner el jueves. Porque Joder se puede
decir de muchas formas, hasta con humor. Pero la Presidenta lo dijo con pasión.
Joder quiso decir que una mala decisión electoral puede acabar con el trabajo
de doce años. “Un trabajo que me costó lo que más quería”, agregó en una zona
donde joder se mezcla con el sentimiento y pesa. Fueron las palabras de una presidenta
que salió al rescate de la palabra como valor, como compromiso. En su caso fue
el recuerdo de un Néstor Kirchner a marcha forzada las 24 horas del día de
todas las semanas de todos los meses de cada año. Un Néstor Kirchner soportando
la presión de los medios corporativos apenas asumió, la presión de Washington
por el ALCA, la presión del FMI y las potencias cuando negoció la quita de la
deuda, un emprendimiento en el que muchos habían sucumbido antes que él, un
Néstor Kirchner presionado por la corporación militar y por la corporación
judicial que cajoneaba las causas de derechos humanos. Un Néstor Kirchner que
soportó todo tipo de presiones hasta que el corazón no le dio más. Joder es la
palabra de la Presidenta para explicar que no se trata de un juego. Y que todo
ese esfuerzo no se puede ir por la canaleta de la memoria de una sociedad de
tranco corto.