Por Roberto Marra
Enfrascados en la lucha por sobrevivir, los pueblos sometidos al arbitrio del capitalismo financiarista más obsceno, rapaz y desvastador de la vida y los recursos naturales, ni siquiera advierte que la reproducción y profundización de tal estado de cosas se está generando en el interior de las familias. Los hijos de los sometidos son “educados” por un subsistema que sólo los capacita a fecundar un futuro de mayores negaciones de derechos, de pobrezas consentidas por las propias víctimas, transformadas en semillas de una sociedad que cumplirá el sueño distópico de los dueños del Planeta: un ejército de zombies caminando hacia el abismo de la desaparición de las consciencias.