Por estos tiempos de cambios estrambóticos, donde la realidad supera con creces a las peores pesadillas, hay, sin embargo, un sector que sigue actuando como en una continuidad de la anterior “normalidad”. En el ámbito político en general y legislativo en particular (y no sólo el nacional), todo parece tratarse de una sencilla continuidad institucional, donde se da la paradoja que muchos de sus integrantes expresan sus claros pensamientos fuera de las cámaras donde ejercen su función, con mensajes claros acerca de la brutalidad práctica en la que les toca desempeñar sus cargos, pero ya dentro de esas instituciones “debaten” con esos “colegas” empeñados en demostrar que la Tierra es plana o que el sol sale por el oeste, como si sólo se tratara de personas que tienen ideologías diferentes, pero “respetables”.