Uno de esos países sobre los que los grandes medios de
comunicación del Estado español desinforman (por tanto, mienten) cada
vez que hablan es la República Bolivariana de Venezuela. Los logros
obtenidos en el periodo de gobierno de Hugo Chávez en estos 13 años,
desde el punto de vista político, económico, social, cultural y laboral
son inmensos, numerosos e indiscutibles.
Así, cabe destacar la
eliminación del analfabetismo, el descenso del nivel de pobreza, el
acceso al sistema público y universal, al sistema de salud primaria por
la mayoría de las y los venezolanos con la Misión Barrio Adentro, el
establecimiento del salario mínimo más alto de Latinoamérica, la
reducción en 10 puntos del desempleo, y el impulso a la democracia
participativa mediante la Ley de Consejos Comunales aprobada en 2006.
Por eso, no es casualidad que Chávez sea el dirigente de un Estado que a
nivel mundial más elecciones ha ganado en tan breve periodo de tiempo.
Evidentemente, no todo ha sido perfecto y también ha habido dificultades
y errores, pero la valoración general de las políticas realizadas por
los diferentes gobiernos de Hugo Chávez es sumamente positiva.
Pero el objetivo de este artículo es centrarnos en otro gran logro
del Gobierno Bolivariano de Venezuela: La nueva Ley Orgánica del
Trabajo. Esta ley está elaborada de forma concienzuda y con un objetivo
muy claro, ya que demuestra que se puede legislar para la mayoría social
trabajadora de un país al margen de los dictados del FMI, del BM y de
otros piratas encorbatados.
Nada es casual en esta LOTTT: ni su título (Ley Orgánica del Trabajo,
las trabajadoras y los trabajadores -LOTTT-), ni el hecho de que fuese
firmada por Hugo Chávez el 1 de mayo (aunque entró en vigor el 7 de
mayo), ni que sea la síntesis de un total de 19.000 propuestas que
llegaron de todo el país, después de un amplio debate en los centros de
trabajo, en los consejos comunales y en diferentes ámbitos de la
sociedad.
Su artículo 1 toma ya partido por la defensa de la clase trabajadora
al señalar que «esta Ley tiene por objeto proteger al trabajo como hecho
social y garantizar los derechos de los trabajadores y de las
trabajadoras (…)». Dice igualmente que «el trabajo es un hecho social y
goza de protección fundamental para alcanzar los fines del Estado, la
satisfacción de las necesidades materiales morales e intelectuales del
pueblo y la justa distribución de la riqueza» (art. 18), así como que
«el proceso social de trabajo tiene como objetivo esencial, superar las
formas de explotación capitalista» (art.25). Se reafirman como
principios básicos la «justicia social y la solidaridad» y «la justa
distribución de la riqueza».
Se consagra, además, el derecho al trabajo y el deber de trabajar de
las personas de acuerdo a sus capacidades y aptitudes, lo cual incluye
expresamente a las personas con algún tipo de discapadidad.
Como toda ley, a la hora de valorar si supone una mejora hay que
compararla con la anterior Ley del Trabajo de Venezuela, y es ahí donde
vemos las ventajas que supone esta LOTTT. Así, por ejemplo, la jornada
de trabajo, que en la anterior Ley se establecía en 44 horas semanales,
pasa ahora a 40 horas semanales, pero en el caso de la jornada nocturna
se mantiene el tope en 35 horas semanales, establecido por la
Constitución venezolana de 1999. Se establece un permiso pre y posnatal
que llega a las 26 semanas (seis meses) y la licencia de paternidad será
de 14 días, además de establecer la inamovilidad permanente de los
padres en sus puestos de trabajo cuando tengan algún hijo con
discapacidad. Todos estos puntos, y muchos más, mejoran sustancialmente
la Ley precedente.
Pero la LOTTT es más garantista en muchos aspectos que las propias
recomendaciones de la OIT, y establece cláusulas mucho más progresistas
que otros códigos laborales, incluso europeos. Así, se prohíbe la
tercerización o subcontratación (arts. 47 y 48), se establece que en
caso de despidos injustificados (es decir, improcedentes), estos
devienen nulos, debiendo la empresa readmitir al trabajador o
trabajadora (art. 89). Se igualan los derechos de las trabajadoras y los
trabajadores del hogar con los del resto de trabajadores y
trabajadoras. Las reclamaciones por prestaciones sociales que puede
realizar un trabajador o trabajadora tienen un plazo de prescripción de
10 años y las salariales un plazo de cinco años.
El artículo 14 incorpora como oficiales los idiomas indígenas a la
relación de trabajo y se establece la obligación por parte de la empresa
de comunicar en dichos idiomas toda clase de disposiciones a los
trabajadores que los hablen. Está claro que, si hay voluntad política,
se puede garantizar que las lenguas minoritarias de un estado sean
oficiales también en el mundo laboral.
Además, se incluye la posibilidad de detención del empresario o
empresaria que desacate la sentencia de readmisión de un trabajador o
trabajadora despedida injustificadamente, que viole el derecho de
huelga, o que incumpla las órdenes de las autoridades administrativas
del trabajo o para el empresario que cierre una empresa o centro de
trabajo de forma ilegal e injustificada (arts. 538 y 539).
Una vez vistos los grandes avances que esta ley supone para la clase
trabajadora venezolana (y, debido a su referencialidad, para la clase
trabajadora mundial), está claro por qué los medios de comunicación al
servicio (y en muchos casos, propiedad) de la patronal, de la banca y de
las clases gobernantes en el Estado español y en la UE, no han
informado sobre los contenidos de esta ley del Gobierno de Chávez.
Supondría reconocer que Chávez gobierna para la mayoría del pueblo
venezolano que lo ha elegido en reiteradas ocasiones, mientras que los
gobiernos de la UE y los del Estado español, estatales y autonómicos,
imponen los dictados de una minoría, de una oligarquía que solo tiene
como objetivo recortar derechos laborales, sociales y sindicales.
Precisamente, esos mismos derechos que desde mayo de este año están
mejor protegidos en Venezuela gracias a la LOTTT aprobada por el
Gobierno bolivariano de Chávez. Supondría reconocer, en definitiva, que
si hay voluntad política, se pueden hacer otras políticas laborales y
sociales.
El triunfo de Chávez en las próximas elecciones del 7 de octubre será
un triunfo del pueblo trabajador y las clases populares venezolanas,
que centenares de miles de personas trabajadoras y luchadoras en todo el
mundo también celebraremos.
*Publicado en Telesurtv.net
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