El
sitio de Internet de la Organización Mundial de Comercio es una fuente
inestimable de información y estadísticas. La noticia que se destaca en
esta semana es que el miércoles pasado Rusia se ha convertido en el 156º
miembro, y que ayer le tocó el turno a la República de Vanuatu para
sumar 157 países en la OMC. Vanuatu es un país insular compuesto por 83
islas localizado en el océano Pacífico Sur, siendo la mayor ciudad su
capital Port Vila, situada en la isla de Efaté. Rusia es el país más
extenso del mundo, es la novena potencia económica mundial y posee las
mayores reservas mundiales de gas y de minerales.
El sitio de la OMC
tiene la pestaña “Solución de Controversias” comerciales. El caso que
aparece como más reciente es el presentado por separado por Estados
Unidos y Japón por “las supuestas restricciones a la importación
impuestas por un sistema de licencias de importación no automáticas y
otras medidas conexas” aplicadas por Argentina, según informa el
comunicado oficial de la OMC. La prudencia de esta institución
multilateral de corte neoliberal no fue la misma que expresaron los
abanderados del liberalismo local para sancionar inmediatamente como
proteccionista a la Argentina ante la queja estadounidense. La Unión
Europea había realizado en mayo pasado la misma demanda, y ayer se sumó
México.
La protesta de Estados Unidos y de la Unión Europea es llamativa al
observar la evolución del comercio exterior en el período enero-julio de
este año. Las exportaciones argentinas a la UE bajaron 12 por ciento,
mientras que las importaciones desde ese destino subieron 15 por ciento,
en tanto las ventas de productos argentinos a Estados Unidos bajaron 2
por ciento y las importaciones desde ese país avanzaron 5 por ciento.
La OMC nació el 1º de enero de 1995, sustituyendo el Acuerdo General
sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) creado en 1947, como parte
del esquema multilateral surgido luego de la Segunda Guerra Mundial con
el Acuerdo de Bretton Woods, que dio origen al FMI y al Banco Mundial.
La OMC es parte de esa institucionalidad a nivel global ocupando el rol
de garante del orden neoliberal en el comercio mundial. Además de
administrar acuerdos en el intercambio comercial de bienes y servicios,
los derechos de propiedad intelectual y las políticas hacia la
inversión, la OMC dispone del poder de arbitraje en conflictos
comerciales y de monitoreo de las políticas nacionales.
“El sistema multilateral de comercio ha constituido un esquema mixto
de reglas y poder. Las rondas de negociación se inician sobre la base
de reglas, otorgando una apariencia de equidad, y a medida que avanzan
las negociaciones, los países con mayor capacidad de presión van
inclinando el sistema hacia negociaciones donde prima el poder”,
explican Ariana Sacroisky y María Sol Rivas en Globalización Financiera y
Crisis. Los límites que impone la OMC para la regulación estatal. La
Ronda de Doha, iniciada en 2001 y que debería haber concluido en 2007,
se encuentra estancada. Desde entonces se celebraron otras cuatro:
Cancún (2003), Hong Kong (2005), Ginebra (2009) y Ginebra (2011). La
siguiente sería el año próximo.
En el ámbito de Solución de Controversias comerciales, donde se
presentaron los reclamos de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea
contra Argentina, se han registrado 442 casos desde la creación de la
OMC. En ese historial, Estados Unidos lidera la categoría de demandado
con 30 casos, seguido por la Unión Europea, con 26. Las propias
estadísticas de la OMC muestran que el gobierno de Estados Unidos ha
sido el destinatario de una de cada cuatro controversias por barreras
comerciales planteadas por los países miembro de la OMC ante su Tribunal
de Solución de Controversias. Que hayan llegado a esa instancia no
significa que Estados Unidos haya sido sancionado, sino que refleja la
política proteccionista de la primera potencia mundial.
Los casos llegan al tribunal luego de que los marcos de negociación
bilateral originados ante la formalización de la queja en Solución de
Controversias no tuvieron un desenlace favorable. Ese tribunal tiene la
facultad de emitir sanciones comerciales y obligar a los Estados a
eliminar normas internas que violen reglas de la OMC. Para dirimir los
conflictos, se conforman paneles arbitrales y posteriores instancias de
apelación dentro de la OMC. “El acatamiento es más obligatorio para unos
que para otros: en muchas ocasiones los países de menor desarrollo no
logran que los países centrales acaten las resoluciones, ya que no
disponen de capacidad práctica para ejercer represalias”, afirman
Sacroisky y Rivas. Es lo que sucede con Estados Unidos. Las
investigadoras del Cefid-Ar indican que el funcionamiento del área
Soluciones de Controversias de la OMC ha sido asimétrico, mostrando que
de las 81 consultas que había iniciado Estados Unidos, sólo en cuatro
casos no había obtenido un fallo favorable, pese a que lidera las quejas
por su proteccionismo.
El ingreso a una fase más aguda de la crisis internacional que está
por cumplir cinco años, por la recesión en Europa y el estancamiento de
la economía estadounidense, ha intensificado las tensiones en el
comercio internacional. En 2011 se habían presentado ocho quejas en la
OMC y en lo que va de este año ya se anotaron 20, con la última de
México contra Argentina. Estados Unidos sigue ocupando el primer lugar
de demandado con cinco casos, uno de ellos es de Argentina por las
trabas comerciales que aplica e impiden el ingreso de carnes, limones y
otros cítricos a su mercado. Luego se ubican China y Argentina con
cuatro quejas en contra cada uno, seguido por Australia con tres.
En ese contexto, las relaciones asimétricas entre países
convalidadas por organismos multilaterales (FMI, BM y OMC) también están
en crisis. Potencias emergentes (Brasil, Rusia, India y China) y otros
países con tasas de crecimiento elevado, como Argentina, están
modificando el escenario del comercio internacional. La crisis en
Estados Unidos y Europa representa un fuerte golpe para los
fundamentalistas del libre comercio. La concepción de un sistema de
comercio mundial dominado por “un club restringido de naciones
desarrolladas y con visiones afines, resulta obsoleta en la actualidad”,
apuntan las especialistas Sacroisky y Rivas. Destacan que las visiones,
realidades e intereses de los miembros de la OMC se han complejizado, y
la distribución del poder no es la misma. Observan que se encuentran en
crisis no sólo la OMC, sino también las principales organizaciones
económicas internacionales originadas con el fin de la Segunda Guerra
Mundial.
Sacroisky y Rivas explican que las normas de la OMC han restringido
la aplicación de las políticas públicas que los países hoy desarrollados
utilizaron activamente para avanzar en sus procesos de
industrialización durante los últimos tres siglos, fundamentalmente en
lo que hace a la promoción de industrias nacientes. El marco regulatorio
global incluye límites al uso de barreras arancelarias y trato a las
empresas extranjeras de igual modo que a las nacionales, entre otras
condiciones. La liberalización que se exige a los países de menor
desarrollo y la poca apertura de los mercados en los desarrollados han
hecho imposibles los avances en las negociaciones dentro de la OMC. Por
ese motivo, la OMC se ha ido transformando fundamentalmente en un ámbito
de judicialización de las reglas del comercio, pasando a ganar un rol
estelar el área de Solución de Controversias, caja de resonancia de la
crisis global y del comercio internacional dominado por potencias que
hoy ya no son lo que eran.
*Publicado en Página12
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