jueves, 8 de marzo de 2012

LAS MUJERES Y LA POLITICA

De la conquista de derechos hacia la efectivización de los mismos

Por Maricruz Hayes*

Estas breves reflexiones tienen como objetivo desentrañar por que las mujeres todavía no somos consideradas militantes con igualdad de derechos y capacidad de decisión en los espacios políticos. Algún chicanero y desde un análisis superficial me refutará, sosteniendo: pero tenemos una  mujer Presidente, Ministras, Diputadas, Senadoras. Sí es verdad pero son las excepciones y debería ser la regla.
Nuestra constitución en su art 37 establece que la igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará por acciones positivas en la regulación de los partidos políticos y en el régimen electoral.
Una medida positiva es la que se adopta respecto de un grupo o personas que sufren una discriminación o conculcamiento de derechos para restablecer derechos y no es una dadiva ni  el producto  de una mera conciencia jurídica abstracta de los legisladores, por el contrario es un reconocimiento de garantías y derechos.
El cupo femenino es la mejor respuesta que se encontró para restablecer los derechos políticos de las mujeres, ahora me pregunto ¿Fue suficiente? Lamento ser pesimista, el cupo en la praxis se convirtió en algo que hay que cumplir, en un filtro de legalidad de las listas a sortear por los hombres. Así, por ejemplo, en oportunidad de integrar la lista de juventud, esta regla se cumplió al pie de letra, las mujeres estuvimos en tercer y sexto reservándose los lugares más expectantes para los compañeros.
Esto, ¿A que se debe? ¿Es mero egoísmo de los hombres o negligencia de las mujeres? Entiendo que ambas cosas, las mujeres todavía no hemos logrado ser más solidarias entre nosotras y las que creen que llegaron no  analizan como y que hicieron para hacerlo y a cuanto de su dignidad o capacidad militante renunciaron en el camino para estar en esos lugares, que repito, a riesgo de ser reiterativa, seguramente se lo merecían por derecho propio y no por gratificación de su “conductor” de turno, y en otros casos se conforman con el laburito. También para ser justa con el sexo femenino y no generalizar no siempre es así, pero la brecha entre la regla y excepción es profusa y da miedo y en el mismo orden de ideas para ser equitativa con los varones es importante aclarar que hay  centenares que son progresistas y respetan la militancia de las mujeres. Superado el paréntesis que era sumamente necesario  hacer, pienso que el gran desafío de las mujeres en el futuro es propender a ser constructoras de ciudadanía, lograr respeto para todas y cada unas de las militantes, ser solidarias con las compañeras y avanzar a pasos de gigante hacia la profundización y efectivización de políticas de género desde la trincheras que nos toquen.
Y a los hombres - que todavía no aprendieron que no se llega a ningún lado solo, que somos iguales, que militamos con la misma sangre,  la misma inteligencia, la misma capacidad de trabajo- sean visionarios, rompan con sus mapas mentales anacrónicos  y canalicen sus energías en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos que para eso han sido elegidos, les propongo de mi humilde lugar de militante y condición de mujer que caminemos juntos, la patria nos necesita unidos y en simetría porque en una sociedad democrática en el marco del respeto a los derechos humanos es lo que necesitan los pueblos. Y si no quieren nos tendrán que tolerar porque en política no nos vamos a conformar con ser el mero “coro de una tragedia griega”.

*Abogada
  Miembro del Centro de Estudios Populares

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