Imagen de "Nuestras Voces" |
Por
Roberto Marra
No
se puede. Esa será la respuesta absolutamente mayoritaria de los
economistas o de quienes pretenden serlo. Esa es la convicción
prevalente entre quienes (se supone) han estudiado esa ciencia social
que, por imperio de los intereses de los poderosos dueños de casi
todo, ha sido transformada en una simple sumatoria de técnicas
duras, rígidas, destinadas solo al mantenimiento de las relaciones
derivadas de esos dogmas que repiten sin solución de continuidad los
supuestos duchos en tales temas.
Transitan
siempre los mismos caminos, donde colocan las mismas piedras con las
que pretenden obligarnos a tropezar cada vez que asumen las funciones
que el Poder les otorga, para beneplácito de sus fortunas y escarnio
de los sometidos a sus engaños. Asumen posturas altaneras, inflan de
soberbia sus discursos y terminan asolando a la sociedad con tanta
mentira elaborada con el único fin de justificar el mantenimiento de
la injusticia programada por sus patrones.
Peor
que sus oscuras teorias aplicadas sobre la sociedad, casi inerme ante
las falsas explicaciones de esas realidades que solo existen en sus
pequeños cerebros, es la repetición de sus tonteras por otros
tontos con patente de inteligentes mediáticos, analizando lo que no
entienden con supuestas solvencias provenientes de sus largas
carreras comunicacionales, transformados en gurues de la ineptitud y
el desfalco presentados, siempre, como la panacea que nos salvará
del “populismo” derrochador.
Se
aseguran la reproducción de sus cataduras de ineficientes e
inmorales, a través de las universidades, donde se retransmiten las
mismas ideas por profesores que no atinan a otra cosa que repetir las
dogmáticas expresiones que aprendieron en los mismos y obsoletos
libros que les formaron a ellos. Cada tanto, algún descomedido habrá
de alborotar el “gallinero” del “credo” economicista
universitario, trayendo un poco de luz sobre las cabezas de los
estudiantes, intentando abrirles el camino a la renovación del
conocimiento, acercándoles otras vías para el desarrollo de sus
futuras actuaciones profesionales. Pero son los menos, los
“retobados” del continuismo bobo de lo que no quiere cambiar
quienes manejan, de verdad, la economía de la Nación.
Abajo,
bien abajo, donde está la verdad cotidiana del sometido, donde la
sobrevivencia no conoce de teorias ni cuadros sinópticos, donde las
“variables” son el hambre y los “resultados financieros” los
pedazos de comida putrefacta que rescatan de los contenedores de
basura, allí está la verdadera economía, esa que no conocen los
ridículos personajes de saco y corbata que transitan ministerios y
bancos centrales. Por ahí es que salen a la luz de la sociedad los
resultados de tanta inmundicia verbal en boca de tanto ignorante con
pretensiones de sabio.
Y
será desde allí abajo, desde las entrañas mismas de una sociedad
mil veces embaucada por esa sucia mentira derramada desde las bocas
de los que nada saben de pobreza y miseria, de quienes nunca
conocieron el hambre y la postergación eterna de los sueños, de
donde deberá arrancar la nueva economía, de donde surgirán los
nuevos exponentes del conocimiento de la economía real, que sabrán
resumir en pocas y contundentes palabras, transformando los simples
deseos populares en las únicas “variables” que habrán de
componer la única “teoria” que importa: la de la justicia
social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario