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Por Pablo Tigani*
“Escúchame Pablito, siempre
fui peronista, pero a esta señora no la soporto más, es una tirana”
¿Será posible enseñarle a mi tío Jorge, por ejemplo, que
debería estar contento con su jubilación, teniendo en cuenta que nunca había
realizado sus aportes? - ¿Será posible orientar a su hija-mi
prima Marcela-que no repita lo que escucha en la empresa, porque su
realidad no se corresponde con la de los accionistas? Es necesario que alguien haga
ese trabajo, por mi familia, y por los porteños. - ¿Cómo hacerlo?
Los caminos pueden ser distintos,
pero estoy seguro que habrá ideas tendientes a estimular la cultura del
pensamiento en la clase media porteña. “Los porteños somos unos genios,
pensamos en forma natural” - ¿Dónde está la necesidad de enseñarle a un porteño
a pensar? – El porteño piensa como camina, de manera natural y automática. Pero
pensar bien, es como nadar bien. Yo veo gente que “viene a nadar” al club-pero
no nada bien-. Nadar requiere un ejercicio de destreza completamente
aprendido y elaborado a través del entrenamiento.
Los porteños tenemos la tendencia
a no considerar lo que piensa el otro, el del lado opuesto. Parece como que no
vemos más allá de la solución que quisimos escuchar, o se nos ocurrió a
nosotros mismos. No podemos evaluar un asunto político o económico, escogiendo
entre distintas versiones del problema. Pensar bien para un sujeto
político-como todos somos-significa hacerlo eficazmente. Por ejemplo,
los empresarios se han acostumbrado a escuchar doctores en economía incultos e
irracionales; y los valoran como a “los sabios de Sion”. Es el raciocinio el
que resuelve problemas empresariales, las ecuaciones nos sirven para
aproximarnos, pero nunca para tomar decisiones directas que afecten gente.
Estoy abogando a favor de lo que se conoce como “pensamiento crítico”, la
reflexión sobre el pensamiento establecido como verdad inmutable.
Considerar, reflexionar, valorar,
razonar, debatir; quisiera aprovechar el potencial intelectual innato de mi tío
Jorge y de mi prima Marcela, pero también de la porteñada. Me gustaría
ayudarlos porque sé que pueden desarrollar el mismo grado de competencia
intelectual que cualquier persona del interior del país, si se les ayuda. La
mayoría de los seres humanos tiene potencial para desarrollar habilidades de
pensamiento, el problema es que la diferencia entre ese potencial y la parte
que se aprovecha en Buenos Aires luce demasiado amplia.
De todos modos yo sé, la posibilidad
de enseñar a pensar no es un tema de profesionales en ciencias económicas y
políticas, sino de investigadores y educadores, pero no veo ningún esfuerzo por
convertir mi sueño en realidad. Estoy harto que un porteño valore menos lo que
diga José Pablo Feinmann, que lo que dice el queso de un noticiero. Existen
diarios extraordinarios, pero ¿cuánta gente los lee? ¡Cuidado porque ahora
puede empeorar! Si escriben en un periódico un artículo que tenga el lenguaje
de “La Razón Populista”, ¿a cuanta gente le sirve? – A mí me gustaría, pero
terminaría en la pescadería para envolver pescado.
Mi familia me dice: “déjalos”,
“no les des bola”, “no saben un pepino”, “no te hagas tanta mala sangre”, “no
te pongas a su altura”, “no les contestes”. ¡No me insistan, no puedo!
Tal vez si asumimos el problema
que tenemos en la ciudad, si lo intentamos con actitud e interés militante-en
lugar de ignorarlo-, descubriremos que el esfuerzo, vale la pena. Me preocupa
que pudiendo enseñar a pensar, optemos por no intentarlo, o hacerlo en forma
inadecuada. El costo en términos de retroceso económico, político y social
puede llegar a ser altísimo. Tengo que debatir con un economista o con un
político-es mi obligación-, pero ¿también tengo que debatir con un mal
educado o un atolondrado? - ¿Dónde está la “militancia” que no se dedica a
enseñar a pensar? - ¿Porque esa actitud soberbia de pasarse por el forro a
quienes dicen tonterías?
Padecemos a diario las letanías
hipnóticas de los comunicadores que cantan con “karaoke”, dan la respuesta
hecha, nos indigna; pero claro, si contestamos calientes somos unos idiotas, y
si nos callamos haciendo lo que es “políticamente correcto”, lo pagamos con
nuestras vísceras. Tiene que haber alguien que sepa hacerlo.
Lo he visto en la universidad y
en mi trabajo de coach, tengo evidencias suficientes respecto a los efectos
positivos de enseñar a pensar en el liderazgo, son técnicas transferibles
fácilmente a una enormidad de situaciones. La habilidad de pensar con
eficiencia colectiva puede mejorar, existen desde programas diseñados para
reforzar las habilidades del pensamiento, hasta nimiedades que habilitan “al
otro” para recapacitar acerca de un modelo mental que le interfiere la
frecuencia creativa. Está demostrado que la gente obtiene puntajes más altos en
los tests de inteligencia, después de participar en cursos para desarrollar las
habilidades del pensamiento. No estoy diciendo que mandemos a todo el mundo a
la “escuelita de reflexión política y económica”, pero - ¿algo podremos hacer?
Pienso en el gobierno, en el área
de educación, ellos saben que el desarrollo cognitivo es viable y la sociedad
necesita ayuda para “entender” a este gobierno. Un ejecutivo, un empleado, un
alumno que fue entrenado sobre resolución de conflictos a través de la reflexión;
se encuentra muy por encima de su desarrollo previo, en comparación con quienes
no recibieron entrenamiento.
- ¿Porque no estudiar o intentar
algo para una ciudadanía que pueda capitalizar los sucesos, entendiéndolos
previamente? -
*Director de Fundación Esperanza
y Consultora HACER, profesor de: Análisis Económico, Tópicos Avanzados II, Plan
de Negocio; en los (MBA) Univ. Politécnica de Madrid-DI CI BA y UADE Business
School
Publicado en Diario Registrado
Interesantisimo tema. Mi opinion es que la percepcion de la realidad (que suponemos objetiva) depende casi absolutamente de la informacion recibida que obviamente de objetiva no tiene nada. Quien emite la informacion lo hace desde su propia subjetividad y quien la recibe hace de ESA subjetividad su realidad objetiva ( lo cree firmemente) Siempre fue asi y la prueba esta a nuestro alcance en cualquier religion en donde la realidad es "creida" basto con inventar el termino FE para asegurar su permanencia atemporal. No creo que la solucion sea enseñar a pensar. Mas creo en enseñar a elegir fuentes de informacion diferentes. Abrazo.
ResponderEliminarPero para elegir fuentes de informacion diferentes, se necesita primero crear muchas nuevas fuentes (que todavia faltan), y se precisa capacidad de selección por parte de los potenciales receptores. Hay un ida y vuelta permanente que seguramente será lo que termine por conformar las nuevas subjetividades. Un abrazo y gracias por leer este humilde blog.
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