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Si
Barack Obama decide atacar, el régimen sirio ha asegurado, por primera
vez en la historia, que Estados Unidos estará en el mismo lado que Al
Qaida. ¡Vaya alianza! ¿No eran los Tres Mosqueteros los que gritaban
“Todos para uno y uno para todos” cada vez que iban a la batalla? Ese
debería ser el nuevo grito de batalla si –o cuando– los estadistas del
mundo occidental van a la guerra contra Bashar al Assad.
Los hombres que destruyeron tantos miles el 11 de septiembre estarán
luchando junto a la misma nación cuyos inocentes fueron asesinados tan
cruelmente hace casi doce años. Un logro importante para Obama, Cameron,
Hollande y el resto de los caudillos en miniatura. Esto, por supuesto,
no será pregonado por el Pentágono o la Casa Blanca ni, supongo, por Al
Qaida, aunque ambos están tratando de destruir a Bashar al Assad.
También lo está el Frente Nusra, uno de los afiliados a Al Qaida. Pero
suscita algunas posibilidades interesantes.
Quizá los estadounidenses deberían pedirle ayuda de inteligencia a
Al Qaida, después de todo éste es el grupo con las “botas en la tierra”,
algo que los estadounidenses no tienen interés en hacer. Y quizás Al
Qaida pueda ofrecer alguna instalación al país que generalmente afirma
que los partidarios de Al Qaida, más aún que los sirios, son los hombres
más buscados en el mundo.
Habrá algunas ironías, por supuesto. Mientras los estadounidenses
atacan a muerte con aviones teledirigidos a Al Qaida en Yemen y Pakistán
junto, por supuesto, con el rebaño de civiles de siempre, les estarán
dando, con la ayuda de los señores Cameron, Holland y los otros
políticos “pequeños generales”, material de asistencia en Siria al
atacar a los enemigos de Al Qaida. Por cierto, usted puede apostar su
último dólar a que un blanco que los estadounidenses no atacan en Siria
será Al Qaida y el Frente Nusra.
Y el primer ministro británico David Cameron aplaudirá cualquier
cosa que hagan los estadounidenses, aliándose él mismo con Al Qaida,
cuyos bombardeos de Londres se le olvidaron. Quizá, ya que no queda
memoria institucional en los gobiernos modernos, Cameron olvidó lo
similares que son los sentimientos proferidos por Obama y por él mismo a
aquellos proferidos por Bush y Blair hace una década, las mismas
afirmaciones, dichas con tanta autoconfianza pero sin evidencia
suficiente para sostenerlas.
En Irak, fuimos a la guerra sobre la base de mentiras originalmente
proferidas por mentirosos y estafadores. Ahora es una guerra por
YouTube. Esto no significa que cualquier evidencia en sentido contrario
debe ser suprimida. Por ejemplo, nadie estará interesado en informes
persistentes en Beirut de que tres miembros de Hezbolá, luchando junto a
las tropas del gobierno en Damasco, fueron aparentemente atacados por
el mismo gas en mismo día en que supuestamente atacó el ejército sirio.
Ahora están siendo tratados en un hospital de Beirut. De manera que si
las fuerzas del gobierno sirio usaron gas, ¿cómo es que los hombres de
Hezbolá pueden haber sido atacados también?
Y mientras estamos hablando sobre la memoria institucional, levanten
las manos ¿quiénes de nuestros estadistas saben qué sucedió la última
vez que los estadounidenses atacaron el ejército del gobierno sirio?
Apuesto a que no se acuerdan. Bueno, sucedió en el Líbano cuando la
fuerza aérea de Estados Unidos decidió lanzar misiles sirios en el Valle
Bekass, el 4 de diciembre de 1983.
Recuerdo esto muy bien porque estaba en el Líbano. Un avión
cazabombardero A-6 fue atacado por un misil sirio Strela –hecho en Rusia
naturalmente– y cayó en el Bekaa; su piloto, Mark Lange, resultó
muerto; su copiloto, Robert Goodman, fue hecho prisionero y enviado a
prisión a Damasco. Jesse Jackson tuvo que viajar a Siria para traerlo de
vuelta después de un mes en medio de clichés sobre “terminar el ciclo
de violencia”. Otro avión estadounidense, esta vez un A-7, también fue
impactado por fuego sirio, pero el piloto logró eyectarse sobre el
Mediterráneo, donde fue rescatado del agua por un barco de pesca
libanés. Su avión también quedó destrozado.
Seguro, nos dicen que va a ser un corto ataque a Siria, entrar y
salir, un par de días. Eso es lo que le gusta pensar a Obama. Pero
piensen en Irán. Piensen en Hezbolá. Más bien sospecho, si Obama sigue
adelante con esto, que tendrá que seguir y seguir.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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