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La CIA estadunidense está financiando un estudio sobre geoingeniería
(manipulación climática) que durará 21 meses, con un costo inicial de
630 mil dólares. Lo ejecuta la Academia Nacional de Ciencias, con
participación de la NASA y la Administración Nacional Oceánica y
Atmosférica de ese país. (revista Mother Jones 17/7/2013).El interés de la CIA por el clima no es nuevo, pero esta
participación es significativa, debido a las implicaciones bélicas que
tiene la posibilidad de manipular el clima y a la presión que están
ejerciendo los proponentes de la geoingeniería en ese país para avanzar
en experimentación de esas técnicas, pese a existir una moratoria en
Naciones Unidas contra su aplicación.
El proyecto analizará diferentes propuestas de geoingeniería, como
manejo de la radiación solar y remoción de dióxido de carbono de la
atmósfera; también estudiarán los efectos de la siembra de nubes y otras
formas de manipular el tiempo atmosférico para provocar lluvia, sequías
o controlar huracanes. Según descripción oficial harán una evaluación
técnica de los impactos de esas tecnologías, desde el punto de vista
ambiental, económico y de seguridad nacional.
Estos últimos son los aspectos que preocupan a la CIA, que en
documentos anteriores ha calificado el cambio climático y el control del
clima como factores de importancia geopolítica estratégica y de
seguridad nacional. Pese a ello, los republicanos votaron por
desaparecer el departamento de cambio climático de la CIA, lo que según
la agencia la motivó a financiar esta iniciativa. Las razones podrían ir
mucho más allá, ya que el control del clima es un proyecto militar de
larga data en ese país, que realizó experimentos ya durante la guerra de
Vietnam, provocando lluvia por meses seguidos para anegar los cultivos y
caminos de los vietnamitas. En el mismo sentido, la Fuerza Área
estadunidense publicó en 1996 un documento titulado Weather as a Force
Multiplier: Owning the Weather in 2025 (El tiempo como multiplicador de
la Fuerza: poseyendo el tiempo en 2025), cuyo título ref leja claramente
sus intenciones.
Estos intereses convergen con los de un grupo pequeño pero
influyente, de climatólogos y otros científicos de países del Norte, que
alegan que la geoingeniería es necesaria porque no se puede reducir
rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero (como si sus
países no fueran quienes tienen que tomar las medidas principales para
ello). O, como declaró David Keith, un conocido promotor de la
geoingeniería, porque es un plan barato y fácil. (MIT Technology Review,
8/2/2013).
Sí, barato y fácil para los que han causado el cambio climático con
su sobreconsumo de recursos e industrialización basada en petróleo,
porque en lugar de reducir realmente sus emisiones, podrían seguir
calentando el planeta y además hacer un jugoso negocio con nuevas
tecnologías que manipulen el clima de todos, para bajar o subir la
temperatura según convenga a los intereses económicos y bélicos de
quienes las controlen.
Bajo el término manejo de la radiación solar, la meta es disminuir la
cantidad de rayos solares que llegan a la Tierra. Por ejemplo, a través
de construir enormes nubes volcánicas artificiales, inyectándolas con
partículas azufradas. Otras propuestas incluyen blanquear las nubes,
colocar trillones de espejos en el espacio para reflejar la luz del sol o
la más reciente, del mismo David Keith, dispersar ácido sulfúrico desde
aviones en la línea ecuatorial para que se mezcle con las nubes. En
remoción de dióxido de carbono se incluyen otras técnicas, como máquinas
o árboles artificiales que absorban carbono de la atmósfera (que por
cierto no saben dónde depositarán luego para que permanezca por
siempre). La más conocida es la fertilización oceánica: verter
nanopartículas de hierro o urea en el mar para provocar florecimientos d
e plancton, que absorban dióxido de carbono y lo lleven al fondo.
Las técnicas de geoingeniería son solamente teóricas salvo alguna,
como la fertilización oceánica, de la cual se conocen experimentos
legales e ilegales, que mostraron que además de no servir para su
propósito –el carbono no permanece en el fondo de mar– los impactos
pueden ser enormes, con disrupción de la cadena alimentaria marina,
anoxia (falta de oxígeno) en capas marinas, crear algas tóxicas,
etcétera.
La geoingeniería, para tener impacto en el clima global, tendría que
aplicarse a mega escala, disrumpiendo un ecosistema global poco
conocido, altamente dinámico y en interacción con toda la vida en el
planeta. No existe por tanto una etapa experimental. Lo que se haga en
pequeña escala no mostrará la acción sobre el clima global, aunque
podría tener impactos negativos graves en la zona o en la región. Y si
se hace a gran escala, no es experimental, es despliegue y es
irreversible.
Por ejemplo, las nubes volcánicas artificiales no se pueden retirar,
hasta que las partículas caigan a la tierra, lo cual es tóxico. Esta
técnica empeoraría además el agujero en la capa de ozono y la
acidificación de los mares, dos problemas globales muy graves. Si
realmente lograran disminuir la cantidad de luz solar que llega al
Norte, producirían sequía extrema en África y disrupción de los monzones
en Asia, colocando en peligro las fuentes alimentarias de 2 mil
millones de personas.
Imaginen si la CIA pudiera decidir sobre el termostato global. La
geoingeniería es tan riesgosa, tanto por sus efectos climáticos como por
su potencial uso hostil contra otros países, que lo único sensato es
prohibir internacionalmente su uso.
*Silvia Ribeiro es Investigadora del Grupo ET.
Publicado por Cubadebate
Si le interesan estos temas busque “chemtrails” y “chemtrails en Argentina”.
ResponderEliminarAprenda a identificarlos, para no confundirlos con el congelamiento de los
gases de escape de un avión jet y tenga a mano la cámara fotográfica, mejor,
si puede filmar, sino un celular que por lo general proporcionan imágenes
de calidad inferior pero peor es nada. Es cierto que estos temas no son nuevos
incluso hay uno, el proyecto HARP, que es un campo de antenas alimentadas
por altisimas potencias (Giga watts) a las que se les atribuye la capacidad de
modificar la frecuencia resonancia Schuman para provocar movimientos
teluricos. No esta de más decir que estos temas discurren entre la verdad a
la que no es fácil acceder por la falta de información, las teorías conspirativas
y el imaginario apocalíptico. Así que separar la paja del trigo no es tarea sencilla.
Como ejemplo de la soberbia y el poder, en otro ámbito, apenas vamos confirmando
las sospechas del espionaje electrónico y eso solo es la punta del iceberg.