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Los monopolios y las corporaciones, además de
conformar la estructura del poder económico, han colonizando durante
casi un siglo la subjetividad de los funcionarios públicos de los tres
poderes .
Por eso una de las luchas antimonopólicas más dura y prolongada, es la que se libra contra la ideología de las clases dominantes, que además de enervar todos los estamentos de la sociedad, encuentra en los funcionarios públicos coptados a sus reproductores más nocivos y obstruccionistas para un proyecto popular y democrático.
Por eso una de las luchas antimonopólicas más dura y prolongada, es la que se libra contra la ideología de las clases dominantes, que además de enervar todos los estamentos de la sociedad, encuentra en los funcionarios públicos coptados a sus reproductores más nocivos y obstruccionistas para un proyecto popular y democrático.
Esos
funcionarios pueden ser relativamente útiles a un gobierno populista,
pero no a un gobierno popular en serio. Se van transformando en
obstáculo a medida que el gobierno popular intenta el enorme desafío de
encabezar un cambio de época y no una época de cambios, sustancial
diferencia que todavía cuesta vislumbrar a mucha tropa propia.
Cristina Fernández de Kirchner y Julio De Vido acaban de avanzar una vez
más en ese sentido, jugando fuertemente al cambiar a altos funcionarios
del área de comunicaciones, que por acciones y omisiones reiteradas,
hace meses que no ejecutaban algunas fundamentales directivas políticas
ni gestionaban en sintonía con la clara conducción antimonopólica de la
titular del Ejecutivo y de su ministro de Planificación y Obras
Públicas.
Los técnicos de Argentina Conectada e ingenieros de la Universidad
Tecnológica Nacional que relevamos cientos de pueblos del interior y
diseñamos decenas de proyectos de redes de fibra óptica de últimas
millas, para la Comisión Nacional de Comunicaciones, para el Ministerio
de Planificación y finalmente para ARSAT, comprobábamos en el trabajo
cotidiano la necesidad de reestructurar el área desde su conducción.
Mientras que desde la cabeza de los primeros dos organismos se intentaba
avanzar, desde otros y desde niveles inferiores se los frenaba. No se
aprovechaban las fichas, carpetas y planos de la ingeniería de
telecomunicaciones desarrollados, entregados y aprobados por los
solicitantes, elementos técnicos imprescindibles para que las
cooperativas y pymes puedan finalmente ser los nuevos operadores de
telefonía, internet y televisión por cable, fuera de las telco
monopólicas en general y de Cablevisión en particular.
Ese paso fundamental para democratizar las comunicaciones estaba
demorado en exceso y objetivamente estaba beneficiando a los monopolios
que presionan y operan para no distorsionar el mercado. Algunos no
entienden o no quieren entender que democratizar implica cambiar
estructuras y eso obviamente distorsiona positivamente el mercado y hay
que estar dispuesto a enfrentar el desafío.
La militancia de la juventud llegó a los distintos organismos a través
de los subinterventores , verificó las anomalías al proyecto popular y
actuó como la correa política de transmisión de la necesidad del cambio.
Norberto Berner (foto), el flamante Secretario de Comunicaciones, hijo
de la militancia revolucionaria, militante de Hijos, meritorio titular
de la IGJ y ex representante del Estado en Telecom, también es muy
respetable entre las telco monopólicas a las que deberá poner al
servicio del proyecto nacional. Uno de sus CEOs dijo de él en privado:
“muy buena persona”. El mejor requisito para encabezar esta nuevo giro
hacia izquierda del dial de la sintonía fina en las telecomunicaciones.
*Publicado en Tiempo Argentino
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