Foto Tiempo Argentino |
En la semana surgió una gran cantidad de titulares con la
especulación de la entrada en default de la Argentina, una postura
realmente bizarra que fue desmentida por la presidenta Fernández de
Kirchner, con gran cantidad de argumentos, entre ellos con un
contundente "vamos a pagar en dólares porque los tenemos".
El origen de los comentarios fue la decisión de la Cámara de
Apelaciones de Nueva York, que confirmó un fallo del juez Griesa a favor
de los bonistas que no entraron al canje. Para aclarar este punto,
resulta conveniente reflejar el comunicado de Standard & Poor's
(S&P) al rebajar la nota argentina, donde expresan que no esperan
que el fallo de la Corte de Nueva York tenga un impacto inmediato en el
servicio de la deuda, dado que aún no ha sido definido el proceso de
implementación.
No obstante estas consideraciones, largas columnas han sido
escritas sobre las dificultades que ocasionaría, y que podrían llegar a
desatar un nuevo default, a pesar de que los dólares para los pagos que
restan de 2012 y de 2013 ya se encuentran provisionados a través del
Fondo de Desendeudamiento Argentino.
Un claro ejemplo de este enfoque y su debilidad lo expresa Jorge
Oviedo: “Además, el daño en reputación financiera es colosal. El país
está considerado un 'forajido de las finanzas internacionales'. Tras la
pesificación de una deuda ridícula para el tamaño de la economía
nacional por parte del Chaco, lidera el ranking de los considerados más
riesgosos” (La Nación, 17 oct. 12). Efectivamente, el porcentaje del
pago chaqueño es ridículo, equivalente a 260 mil dólares, más aun
teniendo en cuenta que posteriormente se pagaron 224 millones en dólares
correspondientes al Bonar X, y que además desde hace siete años se
viene pagando puntualmente la deuda. Estas actitudes llevan a
preguntarse el porqué de las exageraciones, el todo o nada; y una de las
respuestas es que los especuladores hacen muy buenos negocios.
Una nota del Financial Times, publicada por el Cronista Comercial
el 1 de noviembre, enarbola la idea de que o se paga a los “odiados
buitres” o se defaultea el lote completo. En esa nota, además, se
expresa la decisión de “la presidenta Cristina Fernández de no saber
nada con los que ella considera ´buitres´...”. Sin embargo, no sólo ella
los considera buitres, sino que el término fue acuñado en el corazón de
Manhattan, es utilizado extensamente en la literatura, y también por el
propio Financial Times. Todo vale para demonizar a quienes defienden la
soberanía de los Estados Nacionales.
La “calificación no solicitada de la nota argentina”, como tituló
S&P el comunicado de rebaja de la nota a Argentina, es todo un
ejemplo. Se baja la nota por el fallo de la cámara de EE UU, por el
embargo de la Fragata Libertad (cuando Argentina ha tenido decenas de
embargos a inmuebles y activos financieros y todos, más tarde o más
temprano, han sido levantados), y también por el pago en pesos del bono
en dólares del Chaco.
Sin embargo, la calificadora reconoce que el gobierno central
descansa en las entidades del sector público para atender los
vencimientos de su deuda, una política que ha moderado el riesgo de
refinanciamiento. “Asumimos –continúa diciendo S&P– que los
distintos organismos del sector público argentino continuarán
financiando los déficits fiscales.”
Con este panorama, la nota no debería haber sido reducida, pero
influyen, según la calificadora, las restricciones al acceso de moneda
extranjera, la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central y una
creciente intervención del gobierno en los diferentes sectores de la
economía. Queda claro que lo que pesa negativamente son las políticas de
defensa de los intereses nacionales, totalmente contrarias a las que se
están aplicando en los países desarrollados. Por eso Argentina es un
mal ejemplo, un concepto resaltado por Cristina en su discurso del
jueves.
NOS SIGUEN CASTIGANDO. El Foro Económico Mundial,
más conocido como Foro de Davos, acaba de publicar su habitual Índice de
Desarrollo Financiero, en el cual otorga un puntaje a 62 países
seleccionados. La noticia vernácula fue la baja calificación de
Argentina.
En este informe, Estados Unidos se ubica segundo en el ranking de
desarrollo financiero, a contrapelo de las hipotecas de baja calidad y
la gran cantidad de deuda tóxica generada y que aún persiste en los
balances de sus bancos. Tercero en el nivel general se ubica el Reino
Unido, a despecho de la manipulación de la tasa Libor que ha sembrado el
descrédito en el mercado londinense.
En ese ranking, Argentina se ubica en el puesto 55, cerca de caerse
de la tabla por varias cuestiones de peso para quienes confeccionaron
el informe, entre ellas las numerosas crisis financieras por las que
pasó nuestro país, el bajo nivel de monetización y el elevado nivel de
riesgo país. La calificación se obtiene luego de la ponderación de 121
indicadores, en algunos de los cuales nuestro país obtiene resultados
destacados.
Dentro de los indicadores que detallan el riesgo de crisis de la
deuda soberana, nuestro país obtiene un aceptable puesto (24) en
“capacidad de gestión de la deuda”, muy por delante de Brasil (41) y de
EE UU (46). En el mismo rubro, se mide la solidez de las políticas
macroeconómicas, rubro en el que Argentina logra el puesto (21), atrás
de Japón y un puesto adelante de EE UU.
También estamos en el primer lugar, compartido con otros 20 países
que tienen la calificación máxima, en el ítem de “divulgación de
información financiera” y nos ubicamos en el séptimo lugar en el nivel
de mora bancaria.
A modo de dato ilustrativo, al calcular las características de la
infraestructura, Argentina es uno de los países con mayor cantidad de
teléfonos celulares por habitante, en el puesto 13 con 123 celulares
cada 100 habitantes, por delante de Alemania, Reino Unido y Suiza.
También los datos de capital humano son buenos, con una muy alta
tasa de alumnos de nivel terciario, aunque se nos asigna una muy baja
calificación en la calidad de la educación en matemáticas y ciencia
(53), problema que, según los cálculos de los autores, afecta a toda la
región, ya que estamos mejor calificados que Chile, Venezuela, México y
Brasil.
Hablando de nuestro principal socio comercial, Brasil, tenemos
similar calificación en los ítems de “entorno para hacer negocios”,
pegados al puesto 50, cuando muchos analistas hacen loas al modelo
brasileño y exaltan las limitaciones del argentino.
Por suerte, estamos muy mal ranqueados en liberalización financiera
con el exterior, lo que nos permite tener muy buena calificación en
vulnerabilidad externa (18), mejor que Israel o Chile. Sugerentemente,
no se calculó este último indicador para los países europeos ni para EE
UU.
Hemos hecho una selección arbitraria de los 121 índices, con la
intención de demostrar que, aún con las características propias de la
encuesta, se cuelan varios indicadores de las mejoras que se han
desarrollado en estos años, desde el masivo uso de celulares a la baja
morosidad del sistema financiero, entre otras.
Tanto los enfoques catastróficos sobre el efecto del fallo a favor
de los fondos buitre, como el estudio del Foro Económico Mundial, o los
análisis de las calificadoras, evidencian que si la gestión del gobierno
argentino se mide con el metro neoliberal, el resultado será
ineludiblemente negativo.
Si se mide la gestión con otros conceptos, como soberanía,
independencia económica o bienestar social, los resultados serán
altamente satisfactorios, esperando que lo sean aun más con la
profundización del modelo en marcha.
*Publicado en Tiempo Argentino
No hay comentarios:
Publicar un comentario