lunes, 14 de octubre de 2019

EL SOBREVUELO DE MALINCHE

Imagen de "Pagina/12"
Por Roberto Marra
La realidad política que nos pone frente a los verdaderos desafíos que enfrentamos las sociedades latinoamericanas, y no solo la argentina, está pasando por Ecuador, donde se está palpando el final que nos espera cada vez que retomamos la senda neoliberal impuesta por el imperio y los socios locales de cada Nación, donde todo unicamente cierra con violencia extrema, con la muerte de los más débiles, con el avasallamiento de los derechos de forma obscena y una invitada infaltable en estos casos de disputas entre intereses tan opuestos como irreconciliables: la traición.
La verdad es relativa, claro, pero los hechos son las únicas evidencias desde los cuales extraer las conclusiones útiles y certeras. Y los hechos son la pobreza, el hambre, la estafa social, la inmoralidad y el robo descarado de los bienes producidos por toda la ciudadanía, en nombre de “la salvación de la Patria” y “la democracia”, ideales deformados a medida de los intereses de los poderosos oligarcas y las corporaciones con las que pactan sus sucios negociados.

Días después del levantamiento indígena contra las medidas impuestas por el FMI, luego de los muertos, los heridos y los encarcelados, de la soberbia del traidor Moreno frente a los justos pedidos de la mayoría de la población, desesperada ante la imposibilidad de hacer frente a semejantes hurtos de la dignidad y la vida, aparece el famoso “diálogo” entre los dirigentes de los alzados y el (des)gobierno ecuatoriano, como una especie de bálsamo que curará las heridas y restañará la paz. El gobierno del ridículo personaje rodante, ha dado un pequeño paso hacia atrás, pero salvando su ataque ideológico y persecutorio hacia cualquiera que se atreva a defender los días de gloria popular y a su mentor exiliado.
Incomprensiblemente, los dirigentes indígenas también elevan sus dedos acusatorios hacia quien les restituyó la dignidad y la ciudadanía, menospreciando semejante realidad para terminar sirviendo como simples peones del ajedrez imperial, que intenta desaparecer la memoria de los hechos en base a fantasiosos relatos mediáticos, donde todo se embarra y se moldea siguiendo las directrices de los amos financieros y sus cómplices locales.
La “Maldición de Maliche” sobrevuela casi siempre a Nuestra América. Las traiciones forman parte indisoluble de las acciones de los pueblos sometidos, donde nunca faltarán los obsecuentes y los falsos profetas, los que pretenden ubicarse en el “punto medio”, el inexistente sitio predilecto por los cobardes, lugar donde transitan seguros adulando al poderoso y aceptando el mancillamiento de los compañeros.
Otra postergación de la liberación. Otra vuelta en la llave de la cárcel de la memoria, para regocijo del imperio y solaz de los imbéciles que lo sirven de una u otra forma. Otra triste e inútil manera de intentar someter a un Pueblo que no tardará en descubrir la necesidad de redoblar sus empeños libertarios, despejando su camino de sometidos y sometedores, para descubrirse como actores principales de este drama que debe culminar con la victoria que desaloje, y esta vez para siempre, a los eternos asesinos de su historia.

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