LA COMEDIA DE LA INDIGNIDAD

Imagen Pájaro Rojo

Por Roberto Marra

Estamos transitando días impregnados del dolor por la pérdida de uno de los líderes más importantes de la historia, alguien que conjugó las esperanzas de justicia social de millones de hombres y mujeres de todo el Mundo. Alguien que fue capaz de llevar sus convicciones hasta límites impensados. Que pensaba muy bien lo que decía y que luego lo hacía, tal como lo pensaba. Alguien que resistió los embates furiosos de los dueños del Poder mundial, con la gallardía y la firmeza de quien sabe que representa los mejores valores morales de la humanidad.

Frente a tanta dignidad de ese grande de la historia, aquí, por estas tierras castigadas nuevamente por un monstruoso proyecto neoliberal que profundiza, cada día más, la pobreza y la exclusión; la inmoralidad se pasea oronda por la Casa Rosada, haciendo con las leyes un bollo que se tira al basurero de la desvergüenza.

No contentos con ser evasores de sus obligaciones fiscales, estos millonarios, a quienes se les delegaron los destinos de más de cuarenta millones de personas, se dan el impúdico lujo de auto-concederse los beneficios del blanqueo de sus capitales evadidos. Con la soberbia propia de quienes solo ven en los demás, simples escollos a sus eternas pretensiones de enriquecimientos ilimitados, desprecian al cacareado “republicanismo” y la supuesta defensa de la “institucionalidad”.

El pasto para estas fieras se lo brindó el propio desairado Congreso de la Nación, donde, con la disculpa de la “gobernabilidad”, se les otorgaron privilegios a los gerentes del Ejecutivo, y destinos miserables a las mayorías populares. Ahora andan llorando sus frustradas pretensiones de co-gobernar con los poderosos multimillonarios adueñados del Estado, por estudios de televisión que solo sirven de refugio para la falacia gubernamental.

Como en una mala comedia, se suceden los actos donde los protagonistas intentan mostrar, inútilmente, una fantasiosa realidad donde la felicidad, está a la vuelta de la esquina. Desde ridículos escenarios de supuestos retiros espirituales, montados para el escarnio de la población, se intenta asegurar que todo va a ir mejor en algún semestre cercano. O no tanto.

Muy lejos de la Isla donde se llora al Gran Fidel, y más lejos todavía de los valores que representa este gigante de la historia humana, algunos inconscientes descubren, tarde, que la vida de una Nación, no puede ser una simple comedia de enredos, con turbios y mezquinos personajes que intentan mostrarse como los estadistas que nunca podrán ser. Porque la dignidad no se compra, ni se alquila. La dignidad, como demostró el Comandante eterno, solo se sostiene con la fuerza moral de las convicciones.