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La verdad tiene estructura de
ficción, es una de las célebres afirmaciones de Jacques Lacan, que convendría
que algún funcionario de la actual gestión le comentara al presidente Mauricio
Macri, quien recientemente afirmara que "el empleo público es
ficticio". Cotejando ambas afirmaciones cabría preguntarse qué ficción es
aquella que pretende instaurar el presidente electo al atacar la "ficción
del empleo público". Supongamos, por un momento, que lo que afirma el
presidente fuera cierto: que el empleo público sería sinónimo de empleo
"artificial" (como también lo catalogó) y que el único empleo
genuino, "el bueno" como lo definió Macri, es el empleo privado, ya
que "agrega valor" (otra tamaña definición presidencial que asocia
empleo exclusivamente con valor y lo excluye de los derechos).
Imaginemos una Argentina sin empleo público. Hagamos el esfuerzo. Sin
trabajadores públicos de la educación por ejemplo (maestros, docentes,
auxiliares, maestranzas, etc.). ¿Dónde aprenderían los futuros trabajadores del
sector privado, los hijos de los obreros actuales, el conjunto de técnicas, procedimientos,
criterios, principios y valores que lo hacen aptos y disponibles para ser
empleados por el sector privado? ¿En las escuelas privadas que cobran una cuota
prohibitiva para el ingreso de la mayoría de los hogares con jefes de hogar
asalariados? ¿Dónde, sino en hospitales atendidos por trabajadores públicos de
la salud (médicos, enfermeros, auxiliares), irían los trabajadores del sector
privado para atenderse de las enfermedades epidemiológicas y las derivadas de
la propia actividad laboral? ¿En centros médicos privados donde la cuota
promedio para una familia tipo equivale al 50% del ingreso del jefe de hogar?
¿Cómo sería una Argentina de este tipo? ¿Tendría el sector privado la mano de
obra que necesita en las condiciones que la requiere para llevar adelante la
"noble" tarea de "agregar valor" / maximizar el capital
privado? ¿Imagina siquiera Macri los efectos que supone el enunciado que
afirma? Sospecho que no. Tengo la impresión de que es mucho más básico su
planteo.
Imaginemos el primer impacto de hacer verdad la ficción de que el
empleo público es ficticio. Ello supondría el despido de miles de trabajadores
del Estado Nacional, de los Provinciales y Municipales. Abstrayéndonos del
conflicto político y social que ello supondría, lo lógico a esperar es que
estos trabajadores salgan a buscar un empleo en el sector privado, haciendo
crecer la ya de por sí elevada presión sobre el mercado laboral que define el
bajo nivel salarial promedio de la economía (de alrededor de $ 7000). El efecto
inmediato es de reducción del costo de reproducción de la fuerza laboral, y esa
no es sino otra fuente de ganancia extraordinaria para el conjunto de los
empresarios (principalmente los empresarios concentrados) que se esconden
detrás del empleo privado; ese que el presidente Macri cataloga como "el
bueno".
*
Director del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).
Publicado
en Tiempo Argentino
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