lunes, 2 de abril de 2012

HAGAMOS SILENCIO


Por Dr. Rubén Visconti*

Se cumplen 30 años del día nefasto y terrible que los dictadores que ejercían la totalidad del poder que les permitió durante unos años ser los dueños absolutos de la vida de todos los argentinos, aún de aquellos que los apoyaron y colaboraron con ellos, decidieron, para asegurar su permanencia, invadir las Malvinas, garantizados por el sentimiento profundo conformado por años y años de nuestra historia, todos estábamos destinados a apoyarlos, y además, aceptar sus propósitos de permanencia cuasi eterna.
Dos hechos totalmente contradictorios señalan con letras de fuego las contradicciones de las actitudes de nuestro pueblo para señalar la profunda intensidad de las disparidades existentes. La enorme concentración popular en Plaza de Mayo destinada a expresar todas las quejas y dolores acumulados desde 6 años atrás, disparidad que el régimen respondiendo a su propia razón de ser reprimió ferozmente, y la concentración del día siguiente, el 2 de abril de 1982 para responder y apoyar la decisiva medida adoptada de invadir las Islas Malvinas.
Una clara dicotomía de dos reacciones encontradas,  esa actitud de protesta airada y apoyo popular que la dictadura aprovechó para la exaltación de sus criticados dirigentes.
Castigo, persecución, represión y muerte el 30 de marzo y gritos y aplausos  fervorosos el día siguiente, en un aquelarre confuso y apasionante como consecuencia de lo cual todo terminó en una confusión tremenda que duró hasta apenas dos meses después, cuando la derrota en la guerra permitió que las mentes y pasiones de cada ciudadano fuera recobrando su equilibrio y agregando a la derrota en la guerra que eligiera determinar también la derrota de la dictadura en la paz y recomenzáramos todos unidos el camino hacia la democracia.
La  brecha abierta por la conjura de represión y vítores fue abriéndose impulsada con toda la violencia contenida hasta que la ciudadanía rompiera los diques ahora frágiles de los represores e impusiera su voluntad de liberarse de las cadenas que la sofocaban.
Por unos instantes, todos los muertos y desaparecidos recobraron sus vidas así como también las acaecidas en las tierras malvinenses y en los mares cercanos, y uniéndose a los aún vivos celebráramos la alegría del triunfo final.
Ya  pasados 30 años de aquél controvertido episodio  que unió a los represores  con sus víctimas transitoriamente, la realidad actual nos indica que los reclamos por esas islas irredentas siguen tan fuertes como siempre y que el impulso de tratar de recuperarlas ha tomado el definitivo camino de la paz y que por ello de aquellos dos actos recordados sucedidos en días sucesivos, superado el dolor del primero y vigente la pasión del segundo, debemos rendirle un total homenaje a todos aquellos que dieron sus vidas por las dos causas, el de vencer a la criminal dictadura y los que ofrecieron las suyas en las Islas Malvinas.
Por eso, para conmemorar ambos hechos, nefasto el primero y pleno de heroísmos el segundo, proponemos en homenaje a todos ellos la efectivización de un SILENCIO TOTAL para recordarlos desde hoy y para siempre jamás.

*Doctor en Economía, Docente de la UNR, 
  Miembro del CEP

No hay comentarios:

Publicar un comentario