Imagen de "Córdoba Psicopedagogía – Neuropsicología" |
Según
dicen algunos investigadores, la utilización de las neurociencias
para inducir pensamientos o ideologías en las personas, hace posible
la adhesión de muchas de ellas a decisiones que las perjudican
claramente. Por esa razón, ese primer impulso que aparece en quienes
ven la realidad tal cual es, libre de esos velos neurocientíficos,
es tratar de explicar con razonamientos lógicos los hechos. Sin
embargo, al hacerlo, parece que ningún cambio se logra en esos
receptores anómicos, que continúan repitiendo las fórmulas
publicitadas por sus amos mentales.
Tanta
negación a la realidad que los interlocutores de los “velados”
observan con tanta claridad, puede terminar por provocar en ellos la
duda sobre sus propias certezas. Momento en el cual los difusores de
las falacias convertidas en verdades absolutas sonríen de felicidad.
Habrán logrado otro de su objetivos, allanando el camino hacia la
dominación total de la sociedad.
Aún
cuando esas dudas no prosperen, existe un problema que no se logra
dilucidar: ¿cómo llegar a la conciencia de quienes solo actúan
bajo la preeminencia del subconsciente? ¿qué argumentos utilizar
para dar la pelea ideológica en los cerebros adiestrados por
pantallas hegemónicas y comunicadores faranduleros? ¿con cuales
herramientas?
En
todo esto puede haber un aliado que resulta muchas veces soslayado,
por la desesperación que provoca ver los resultados de tanta
idiotización general, a la que cualquier persona conciente quiere
poner fin con prontitud. El tiempo es ese aliado. Pero, a su vez, es
el menos deseable de los amigos, porque su paso inexorable retarda
las soluciones que vemos como imprescindibles.
No
podemos olvidar que vivimos épocas donde la velocidad parece ser
primordial. Como parte de la dominación, se impone una forma
acelerada de vivir, sin tiempo para la reflexión y el análisis,
dejando el manejo del conocimiento en manos de los dominadores, que
nos ofrecen la comida masticada y las ideas tamizadas por sus
perversas necesidades de acumulación de poder.
Paciencia
china. Esa parece ser una buena recomendación. Paciencia para
elaborar alternativas de comunicación de nuestras verdades y
paciencia para desentrañar los modelos neurocientíficos que se nos
aplican. Paciencia también para comprender la impaciencia provocada
por los resultados fatídicos de lo que nos sucede. Y,
fundamentalmente, paciencia para encontrar la unidad de los que aún
estamos vivos. Y pensamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario