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Son
el origen mismo de la grieta. Son la causa fundamental de la
estructura socio-económica retrógrada de la Argentina. Son la base
histórica del estancamiento en el desarrollo del País. Son el mal
ejemplo esencial de explotación y desprecio por los trabajadores.
Son el nutriente natural de los gobiernos antipopulares. Son el
germen básico de las dictaduras. Son los herederos altaneros de una
raza de ladrones disfrazados con “noblezas” adquiridas a sangre y
fuego. Son los financistas de las masacres de los pueblos
originarios. Son los diabólicos asesinos escondidos detras de sus
“peones” de uniformes. Son los corruptores asépticos de los
venales funcionarios de ocasión. Son los miserables fabricantes de
miserias. Son la mugre moral vestida de “elegante sport”. Son la
vacas y el trigo, la soja y los corrales, el sorgo y las manadas,
cosas que jamás conocen más que por los números que les prodigan
sus ganancias. Son el abandono y la ignorancia de sus desarrapados
peones. Son la causa del hambre argentina y la saciedad del
extranjero. Son los protegidos de los medios, porque son los medios.
Son la resaca de la historia, pero los dueños de su relato. Son los
propietarios del pan negado a los pobres y de la carne de exportación
que nunca comeremos. Son los insanos mentales que matan la tierra y
las personas con los agroquímicos. Son los avasalladores de las
economías regionales y de sus productores. Son los compradores de
ejércitos de brutos e ignorantes para sostener sus poderes. Son el
Poder mismo, el originario, el fundamental. Son el trazo grueso de la
parábola de una Nación que nunca terminó de nacer. Son el atraso y
el sufrimiento de millones. Son la impudicia de la acumulación sin
límites. Son el horrendo andamiaje para la construcción de un País
sin Patria. Son los falsos vendedores de ilusiones de felicidades,
que solo serán de ellos. Son la estirpe mugrosa de un pasado que se
empeña en ser presente eterno. Son los arrogantes pisoteadores de la
justicia y los proveedores de sus jueces. Son “los estancieros”,
protagonistas de un mal sueño de doscientos años, del que solo
despertaremos el día que esa casta de cínicos sea desplazada para
siempre, por la fuerza de un Pueblo decidido a tener Patria.
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