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“La codicia desenfrenada” en acción
La economía mundial sigue sumida en la crisis. Uno de sus motores,
la Euroárea, tendrá en 2013 una caída del Producto Bruto del 0,6 por
ciento. No es de extrañar cuando las políticas neoliberales ortodoxas
siguen siendo activamente impulsadas a pesar de sus fracasos, cuando
siguen operando factores como la “especulación salvaje”, que produjo la
aguda crisis de la economía americana en el 2008/2009, y hay nuevos
desarrollos regresivos como el llamado “evitamiento” de impuestos por
algunas de las mayores multinacionales.
Algunas muestras. La fiscalía del distrito sur de Nueva York está
acusando criminalmente a uno de los mayores fondos financieros, SAC
Capital, por haber permitido un fraude de “cientos de millones de
dólares que habría sido generalizado a una escala sin precedentes en la
industria de los fondos de alto riesgo”. Ocho operadores de alto rango
del fondo usaron datos confidenciales, violando las leyes, para realizar
operaciones en Bolsa obteniendo beneficios ilícitos.
Su dueño, integrante conspicuo del 1 por ciento más rico que acapara
más del 45 por ciento del PBI mundial, compró el año pasado un cuadro
por el que pagó 120 millones de dólares para adornar las paredes de su
casa.
No es un caso aislado. Una encuesta a 250 operadores de alto nivel
de decenas de compañías financieras (The New Yok Times, 16/7/13) plantea
difíciles interrogantes. Se les preguntó si “se involucraría en el
manejo ilegal de información confidencial si pudiera ganar 10 millones
de dólares y no lo descubrieran”. El 24 por ciento contestó
afirmativamente. La cifra es peor todavía en “las nuevas generaciones”.
Entre los que tenían menos de 10 años de antigüedad, el 38 por ciento
contestó que lo haría.
El 17 por ciento afirmó respecto de los jefes de las organizaciones
que “esperaban que los líderes miraran para otro lado, si sospechaban
que alguien con una alta performance estaba involucrado en el uso de
información confidencial”. Un 15 por ciento opinaba que “dudaba de que
si los líderes se enteraban de delitos cometidos por operadores de alto
desempeño, los reportarían a las autoridades”.
Sobre las causas de esos gruesos vacíos éticos, el 26 por ciento
“creía que los planes de compensación y las estructuras de bonos
aplicados en sus empresas incentivaban a los empleados a comprometer los
standards éticos, o violar la ley”.
Evadiendo impuestos
A la codicia sin límites se suma la política consistente de algunas
de las grandes trasnacionales de “evitamiento de impuestos”,
aprovechando al máximo las brechas legales en la globalización y
montando para ello sofisticadas estrategias. Dados los altísimos niveles
de concentración económica actual, los prejuicios para los Estados son
de enorme magnitud. Se estima que menos de 1000 empresas tienen
actualmente el 50 por ciento de las acciones de las Bolsas del mundo.
Las grandes empresas pagaban en EE.UU., en 1950, el 30 por ciento de
los ingresos fiscales, actualmente sólo pagan el 9 por ciento de la
recaudación fiscal.
Se menciona con frecuencia el caso de Starbucks que, con 700 locales
en Gran Bretaña, tuvo un monto de ventas de 630 millones de dólares en
2012 y no pagó ningún impuesto. Entre las maniobras usuales está
declarar las utilidades en paraísos fiscales y no en los lugares donde
está su mayor actividad, utilizar precios de transferencia entre las
subsidiarias que minimizen impuestos, cobrar elevados derechos de
propiedad intelectual al interior de los conglomerados. Reuters encontró
que el 75 por ciento de las principales empresas de tecnología de
EE.UU. pagan sus impuestos en lugares de baja tributación, diferentes de
donde venden sus productos (The Economist, 27/7/13).
Ante los graves impactos presupuestarios, los G-20 aprobaron en su
reciente reunión (20/7/13) un plan de 15 principios fiscales nuevos para
las grandes multinacionales.
El secretario general de la OECD, Angel Gurría, afirmó que “es una cuestión de justicia y juego limpio”.
También lo es el irrefrenable ascenso de la brecha entre los CEO y
los demás. En EE.UU., a pesar de la crisis, en 2012, los 200 máximos
ejecutivos de empresas con más de 1000 millones de dólares en ingresos
subieron sus remuneraciones en un 16 por ciento respecto de 2011.
Ganaron en promedio 15,1 millones de dólares por año. Los millones de
trabajadores del fast food ganan 9 dólares por hora promedio, 18.000
dólares por año. Por primera vez acaban de realizar una huelga,
exigiendo que les suban sus misérrimos salarios y poder formar
sindicatos.
Hay otros caminos posibles
Mientras que las recetas ortodoxas y “la codicia desenfrenada”
siguen haciendo estragos, en el sur se está mostrando que puede haber
caminos diferentes. En países como Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador,
Uruguay y otros, el desempleo es la mitad del europeo y no ha crecido
por las políticas anticíclicas. Las inversiones en educación y salud
superan el 5 por ciento del producto bruto. En la Argentina se pasó de 6
vacunas por niño en 2003 a 16 vacunas en la actualidad. Las políticas
de salud, la expansión del agua potable y de las cloacas llevaron a que
la mortalidad infantil retrocediera de 25 por mil en 2001, a 13 por mil
en el 2010. Inversiones de gran magnitud en obras públicas acompañaron
políticas sociales agresivas y el fomento a las pymes. Desde 2003, en
Argentina se construyeron 1745 escuelas y jardines y 744.000 viviendas.
Un puntal de los modelos de crecimiento con inclusión del sur es
mejorar la equidad. Los aumentos del salario real, los grandes programas
de transferencia como Asignación Universal o Bolsa Familia y los
esfuerzos por achicar desigualdades llevaron a que desde 2002, el
coeficiente de Gini que mide la desigualdad se redujera en un 15 por
ciento en la Argentina y en un 12 en Brasil. Las clases medias se
ampliaron más que en ningún otro lugar del mundo, según la ONU, en
Argentina, Brasil y Uruguay. Entre otros indicadores, en Argentina se
duplicó el consumo de energía per cápita entre 2003 y 2013. En el centro
del nuevo desarrollo se hallan vigorosas políticas públicas, con
énfasis en lo social, y un Estado activo que pone límites a las culturas
de “codicia desenfrenada”.
Falta mucho, hay desafíos de inclusión muy importantes pendientes,
pero encuestas recientes testimonian la visión optimista predominante en
los jóvenes del sur. Surge que son actores cada vez más participativos
en la construcción de economías con rostro humano.
* Termina de aparecer, en Argentina y Perú, la nueva obra del autor,
Cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad. Una perspectiva
internacional (Edición argentina, Ministerio de Educación, Unesco,
edición peruana, Universidad Ricardo Palma).
Publicado en Página12
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