Por Dr. Rubén Visconti*
Lo primero a destacar es un hecho muy singular, colateral al tema del
aniversario. Nos referimos a la forma despectiva para con nuestra enseña patria
con que se han referido los personajes
de siempre que pese a la paliza recibida el 23 de octubre pasado no se rinden.
Por lo
menos así lo expresan al sangrar por la herida, como suele decirse en el
ambiente futbolero cuando el equipo de sus preferencias perdió por goleada. Lo
lamentable, es que los que así hablan no
son los directamente heridos sino sus amanuenses y alcahuetes que, suponemos,
cobran bien por cumplir con esas deleznables funciones.
Al referirse a la prohibición acordada con otros países latinoamericanos
para que ninguno deje amarrar en sus puertos navíos que exhiban como
estandarte una bandera de Las Islas
Malvinas, lo tratan como un éxito menor porque “las banderas son solo un trapo
que para evadir la medida restrictiva puede cambiarse por otra, otro trapo,
según esas opiniones, quitándole todo valor al asunto.
Cambiamos el “trapo” y ya está, HECHA LA LEY HECHA LA TRAMPA, AFIRMAN SONRIENTES.
Pretenden otorgarle a las banderas un papel secundario que por lo tanto puede
ser utilizado para trampear como en una jugada de truco, quitándole toda la
importancia y la significación que ese “trapo” posee para todos los pueblos del
mundo y, por lo tanto, para el nuestro, como
símbolo de la soberanía, como estandarte por el cual en su defensa los
portadores mueren en las batallas, que logran conjugar dado su carácter simbólico
las opiniones de todos los que nacidos en cada pueblo dejan de lado todas
sus diferencias menores y mayores que en
la vida cotidiana los enfrentan, para impulsar conductas de unidad totalmente
singulares y sobresalientes.
Quien logra esos efectos mágicos de lograr la unión de los pueblos para
pelear juntos en su defensa, evidentemente, porque así lo prueba la historia, la
bandera, ese trapo de distintos colores que como tal no significan nada, pero
que cuando se inscriben en una bandera, juntan las cabezas, los cuerpos y los
corazones para defenderlos hasta hacer el sacrificio supremo de ofrendar la
vida, aunque no sea más que para levantarla y sostenerla en alto como signo
supremo de que la han defendido hasta perder la vida.
La bandera es así, la expresión suprema, el símbolo mayor que en todos los
momentos de paz o de guerra nos
representa a todos y por eso, haber impedido su uso en la trampa ejecutada por
el invasor imperial, es un triunfo hecho en paz, pero siempre defensor de la
soberanía.
Al festejar los doscientos años de la creación del TRAPO BICOLOR que es la
bandera argentina , como dice una frase histórica “ nunca atada al carro de
ningún triunfador de la tierra”, sino a los estandartes que San Martin elevó a
su máxima gloria al ponerla al servicio
de la libertad de todos los pueblos americanos, le rendimos nuestro más sentido
homenaje que incluye en el mismos a todos aquellos que por defenderla y
sostenerla en alto dieron su vida como la dación máxima que puede hacer un ser
humano por el símbolo que lo representa totalmente.
Al impedir su uso, el de la bandera
de un país ficticio, hemos construido una defensa de nuestra soberanía que
implica que sólo bajo la denominación de Islas Malvinas podrá usarse una
bandera que no será otra que la azul y blanca, a la cual como símbolo unívoco
de nuestra soberanía le rendimos el más profundo homenaje.
¡¡ Viva nuestra bandera, libertadora de pueblos, sostenedora de la paz,
gloriosa aún en las derrotas, justa y generosa en las victorias, símbolo de un
pueblo, el nuestro, que ama la paz y la concordia entre todos los seres humanos
!!
*Doctor en Economía, Docente de la UNR
Miembro del CEP
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