lunes, 11 de diciembre de 2023

SONRISAS

Por Roberto Marra

Las expresiones y los gestos, en política, tienen que tener un correlato con la realidad. Así, ante un hecho tan negativo para la sociedad a la que se dice defender por parte de los ahora opositores al nuevo des-gobierno recién asumido, no se puede manifestar alegría ni satisfacción alguna cuando de posar para las cámaras se trata. Eso genera, al menos en quienes sentimos el profundo dolor de la derrota social ante el enemigo de siempre, una repulsión natural, nos pone de manifiesto la lejanía con la realidad de muchos de quienes asumen la representación de nuestras necesidades en nombre de banderas que no parecen comprender del todo su historia y significado.

¿De qué se ríen esos funcionarios? ¿Tal vez de nuestra “inocencia” por creer que ellos nos representarán a cabalidad? ¿Será una muestra de sus próximas “agachadas” ante el Poder? ¿Les habrá ganado el nerviosismo de estar ante una confrontación que debieran asumir desde el minuto uno de su jura? ¿O será la alegría de saberse asegurados económicamente por, al menos, los próximos cuatro años?

Hay gestos sencillos que son siempre bien recibidos por quienes todavía sentimos como humanos. Uno de ellos es la empatía hacia los dolores y padecimientos que se avecinan, sobre los cuales una mayoría estupidizada aún no vislumbra, atada como está al carro vencedor de una mediática obsesiva y patética en su fabricacion de odios a medida de los requerimientos de los poderosos.

La reconstrucción de la capacidad de lucha, la construcción de una nueva estructura organizadora, la generación de otros dirigentes y propuestas, la diseminación de las viejas-nuevas ideas en una población negadora y atrapada en una telaraña de pobrezas y miserias que, además, se van a acrecentar, no pueden encararse con falsos gozos ni perezas comprensivas. No es cuestión de negar la militancia con alegría, sino de mostrar respeto por el sufrimiento de tantos y tantas, de mirar al costado de esta avenida demolida y mugrienta por donde deberemos transitar ahora para recuperar lo que hace rato no tenemos.

Allí, al márgen del camino, a un lado de la realidad malversada, en los rincones más oscuros de nuestra Patria traicionada, allí mismo nos esperan quienes siempre esperaron, nos demandan los que ya hace rato abandonaron la lucha, para dejarse morir de a poco en la resignación y el engaño. Ese es el caldo de cultivo de los monstruos que desde ahora padeceremos, con sus discursos berretas y sus consignas embrutecedoras. Ese es el mundo que nunca se terminó de entender por parte de dirigentes y líderes que, aún con las mejores intenciones, no conectan sus prospecciones con las necesidades inmediatas de quienes no tienen un mendrugo para el matecocido de esta noche.

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