miércoles, 20 de diciembre de 2023

SERIEDAD LETAL

Por Roberto Marra

Políticos serios”. Esa es la “marca registrada” de los gobernantes neoliberales disfrazados de demócratas. Y esa es la imagen que el intendente de Rosario y sus acompañantes del Concejo Municipal, pretenden dar con sus propuestas y votos de medidas absolutamente consustanciadas con los postulados y los objetivos del nuevo gobierno nacional del “motosierrista” embaucador de votantes.

Nada demasiado nuevo, salvo el nivel de los daños a la ciudadanía menos favorecida económicamente. Nada que no hayan pretendido antes y siempre, pero con el aditamento de la profundización del deterioro del bolsillo popular, gracias a la absoluta falta de comprensión de la realidad, producto de la desconexión de estos funcionarios con las necesidades de la “gente de a pie”, incluídos sus propios votantes.

Todos embarcados en la “nave del olvido”, todos constructores de la decadencia social, del embrutecimiento y la falta de solidaridad, del auge de la violencia del crimen organizado, del retraso de la historia con el sólo fin de asegurar el predominio del Poder Real sobre nuestro destino. Un “barco” donde nos subimos con el empujón de la bestialidad comandando nuestras neuronas, gracias a la inestimable labor mediática, con una metodología muy aceitada y demasiados traidores muy “aceitados”.

La provincia en manos de quienes se demostraron muy conniventes con la mafia narco, la ciudad dominada por un intendente sin visión estratégica ni otra planificación que obtener poderes discrecionales por parte de un Concejo siempre cumplidor del lamentable papel seguidista de los últimos años, con la honrosa salvedad de unos pocos dignos de llamarse representantes del Pueblo.

La “seriedad” de estos pobres ejemplares de siervos del Poder Real, no es otra cosa que sus caras de piedra para desandar los caminos prometidos y profundizar sus maniqueas concepciones antipopulares y, fundamentalmente, antiperonistas. Sus encuentros con los representantes del odio más acendrado contra los sectores populares, con manifiestas disposiciones a la violencia institucional como método de disciplinamiento social, demuestra que no son distintos a ellos, y que los discursos de ocasión contra la violencia son simples “cuentos de hadas”.

Contento ahora con la posibilidad de aumentar tarifas y gravámenes, feliz con el “poder” de otorgar más beneficios a quienes ya tienen demasiados, avanzará el intendente por la conocida ruta de la impunidad de sus decisiones y el desvanecimiento de las esperanzas de sus votantes, que no pueden alegar ignorancia, salvo por la empecinada aversión clasista hacia la justicia social, las “malas palabras” del momento histórico que padecemos.

No debiera esperarse mucho para iniciarse el movimiento de las bases populares para la reversión de este nefasto tiempo negador de derechos y profundizador de desgracias. No puede dejarse pasar el tiempo ante el nivel de despojo en todos los niveles institucionales y el envalentonamiento de esta dirigencia apátrida y obsecuente de las corporaciones dominantes. No existe mejor defensa que un buen ataque, para comenzar el cual es imprescindible construir una organización que nazca desde abajo y sume las voluntades de quienes se pretendan erigir en referentes de estos mandatos a refundar.

El fracaso del Pueblo ya está dictaminado por el éxito de estos trogloditas nacionales, provinciales y locales. No les interesa otra cosa que las finanzas prósperas de los poderosos, a costa de más pobreza y miseria de quienes no participan nunca de la fiesta de la acumulación, las evasiones y la fugas de capitales. El éxito, entonces, se debe edificar despejando las filas populares de tramoyeros y traidores, de levantamanos y cobardes, de anómicos y leguleyos variopintos. Y levantar el muro a la impunidad con la argamasa de las convicciones y la solidaridad. Porque ahora, más que nunca, la Patria debe ser el otro. Y los otros, somos mayoría.

 

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