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De acuerdo con un informe de la ONU, el crecimiento
continuo de las desigualdades no sólo es “intrínsecamente injusto”, sino que
afecta “la calidad de las relaciones”. En un mundo donde un 1 por ciento de la
población está llegando a concentrar casi el 50 por ciento del producto bruto
mundial, y el 50 por ciento tiene menos del 1 por ciento, florecen las
coartadas para justificar el statu quo y los exabruptos sociales.
Goleman llama la atención sobre la tendencia a deshumanizar las relaciones. Observa estadísticamente que es típico que si en una conversación entre muy ricos hay alguien de un estrato social bajo es como si fuera invisible para el grupo; las conversaciones son a través de él, como si no existiera. Si llega a opinar, nadie se hará eco o le contestará.
Goode (Universidad
de Nueva York) dice que hay en el sistema económico “una carrera por mayor y
mayor acumulación, que ha dejado las virtudes cristianas a un lado,
intercambiándolas por una moralidad social moderna que proclama ‘yo merezco
todo lo que pueda adquirir’”.
En Estados Unidos,
la gran mayoría de los sectores de opinión denuncia el “greed” como el gran
peligro público. Significa “codicia avariciosa”, sin límites, y se expresa en
lo que Obama llamó “la especulación desenfrenada”. A su cabeza están los fondos
buitre. Algunos de los que se lanzaron ávidamente contra la Argentina están
tratando ahora de hacer ganancias bajando el precio de las acciones de
Petrobras de Brasil.
La deshumanización
del otro y la codicia avariciosa llevan a sus actores a una reclusión en un
mundo artificial, desconectado de la gente real del 99 por ciento, y con
frecuencia creciente producen explosiones de ira y soberbia social.
Entre otras,
después de la gran crisis del 2008/9 que derrumbó la economía norteamericana y
causó graves daños a la economía mundial, en un ataque a las medidas
regulatorias, el presidente de uno de los principales fondos de inversión
señaló que era una guerra de Obama contra los empresarios similar a la invasión
de Polonia por Hitler.
En la nueva ley de
presupuesto de EE.UU. se suprimieron los requerimientos que se habían
conseguido para que ante el grave problema de la obesidad infantil los menúes
escolares financiados por el Estado fueran saludables. La asociación que
representa a los directores de “cafeterías”, que es financiada por empresas
alimentarias, saludó su eliminación con el increíble argumento de que “los
estándares más bajos de sal son extremadamente difíciles de alcanzar y que el
gobierno tiene que hacer más investigación antes de obligar a las escuelas a
hacer cambios tan costosos”.
La hija del
presidente de Korean Air Lines, vicepresidenta de la compañía, viajaba en un
avión de la empresa en ruta de despegue. Como le sirvieron nueces en un
recipiente que no le gustó, insultó e increpó al personal, hizo arrodillar y
pedir perdón al jefe de servicio, lo golpeó con una carpeta de documentos e
hizo que el avión retornara con todos los pasajeros, para echarlo. El Sr.Park
Chang-jin declaró: “Ud. no puede entender la humillación que he sufrido si no
la experimenta por sí mismo”.
No fue un caso
aislado. Diversos medios señalaron que son comportamientos comunes en las
familias propietarias de grandes grupos económicos. Dice The New York Times que
“sus líderes tienen la reputación de practicar conductas imperiales y tratar a
sus empleados como sujetos feudales”. No sólo en el Norte o en Asia el 1 por
ciento se desata. En Brasil fueron muy especiales las reacciones de la dinastía
Sarney, casi dueña del Estado de Maranhao, al perder por primera vez en 2014
las elecciones para gobernador. Es el penúltimo estadio en desarrollo humano,
según la tabla del PNUD, al mismo tiempo que la dinastía acumuló riquezas en
gran escala y compró casi todos los medios, los servicios públicos son
terribles según la mayoría de las evaluaciones. Sarney alegó que “el índice de
desarrollo humano fue creado como una estrategia de los países imperialistas
para hablar mal de Brasil y peor de Maranhao”. En realidad, fue creado por un
prominente economista tercermundista y Amartya Sen, y sus primeros informes
fueron impugnados por los sectores más conservadores del mundo, que presionaron
por su supresión.
En todos los
episodios mencionados hay una línea en común: el otro no importa y los muy
poderosos suponen que su impunidad es absoluta.
La descalificación
de los apoyos a los pobres
La actitud de
actuar como los “amos del universo” de sectores del 1 por ciento, pasando por
encima de los cuestionamientos y racionalizando la legitimidad de sus practicas
acumulatorias, tiene otra cara: el desprestigio sistemático de los programas
sociales. Repiten “es asistencialismo”, “fomentan la indolencia”, “los que
reciben el subsidio dejarán de buscar trabajo”.
Una reciente
investigación (Kleven, The NYT) sobre los países líderes en subsidios a la
población, los escandinavos, lleva a conclusiones opuestas.
Hay en ellos un
amplio sistema de beneficios y una elevada presión fiscal. Según la ortodoxia
económica, si los ciudadanos reciben mucho del Estado y además pagan altos
impuestos deberían tener poco interés en trabajar.
Son en cambio los
países con mayor población trabajando, más del 80 por ciento.
En Noruega, Suecia
y Dinamarca estimulan el ingreso al trabajo programas como la atención
subsidiada para el cuidado de los niños, las generosas políticas de vacaciones
por enfermedad que permiten a los padres tomar días para cuidar a niños
enfermos, el transporte público subsidiado, barato y accesible, y las amplias
facilidades de entrenamiento gratuito.
Contra la
suposición neoliberal, la investigación mostró que hay una robusta correlación
entre lo que los países gastan en subsidios como éstos y el porcentaje de la
población que trabaja.
En otro contexto
diferente, los programas compensatorios difundidos en América latina,
encabezados por Bolsa Familia en Brasil (más de 50 millones de beneficiarios),
y la Asignación Universal por Hijo en Argentina (3.500.000 de niños pobres
favorecidos), no han producido “indolencia”, “pereza”, “abandono del trabajo”,
sino lo contrario: han creado condiciones mejores para la integración al
mercado laboral. Así, en Bolsa Familia y en Asignación Universal, los
beneficiarios trabajaban antes de recibir el subsidio, pero vendían su trabajo
muy barato, por su desesperada necesidad de supervivencia. Al garantizarles el
programa un ingreso mínimo estable, y la escolaridad y atención de salud de sus
hijos, subieron sus posibilidades de buscar trabajos mejores y capacitarse para
tener más empleabilidad.
En una América
latina impactada por las tendencias contractivas actuales de la economía
mundial está recrudeciendo el debate sobre si seguir profundizando los caminos
de la inclusión o volver hacia atrás y aplicar las recetas pregonadas por los
poderosos que alegan ser “infalibles”.
El teórico de la
economía de mercado, Adam Smith, prevenía crudamente contra esta tendencia y
sus implicancias éticas. Escribió: “La disposición a admirar y casi idolatrar a
los ricos y poderosos y despreciar a las personas de condición pobre y humilde
es la más grande causa de corrupción de nuestros sentimientos morales”.
* Director del
Programa Internacional de formación “Jóvenes del Unasur por una economía social
y la integración regional” (UBA/FCE-CAF).
Publicado en
Página12
muy muy buena nota
ResponderEliminares realmente inexplicable el nivel de inhumanidad de esas clases de personas, abominables, hasta se podría pensar que serían extraterrestres por la manera en que que odian a sus congéneres,
ademas de lo que se detalla en la nota, es doloroso recordar las intervenciones de esos mismos grupos, sin duda, en medio oriente y el descaro con que reclaman algunos una condena muy caliente, digo, porque escuche que fue muy tibia, de la entidades islámicas respecto a la masacre de ayer.
ResponderEliminarque tibia es o no es la masacre de sadam husseim y toda su familia, la de gadafi y toda su familia, la que ahora pretenden perpetrar contra el líder sirio. Incluso esos supuestos árabes que ya habían sido encarcelados , ahora dicen que estuvieron en siria! cómo tenes un par de hermanos ultra ¿? que ya se "portaron mal" y no los vigilas! andan con unas brutas armas , entran a un lugar vigilado ¿?
UN DESASTRE DE MENTIRAS, MASACRES GUERRAS POR EL PETROLEO
Señores exista o no el infierno, recrearlo entre nosotros no es el camino