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Hay gente que para hacernos creer
que sabe de política cita la frase "pan y circo" con gran ligereza y
escasa precisión. Intentan hacernos ver como un pueblo aturdido por artimañas
de la política, que, representada por el gobierno, nos daría lo mínimo
indispensable, las migajas, para que no pidamos cambios ni nos rebelemos (y de
paso los sigamos votando): planes sociales, fútbol para todos, o los ya
legendario pan dulce y sidra de fin de año.
La frase "pan y circo"
surge de un texto de Juvenal, poeta romano de antes de Cristo, y se refiere a
un sistema para tener tranquilo al pueblo: pan barato o regalado (cosa que
hacían realmente) y entretenimientos populares y de baja calidad. Del pan me
ocuparé después. En cuanto al circo, los romanos fueron realmente creativos a
la hora de darle circo al pueblo. Ponían a un esclavo para que se lo coman los
leones. Divertido, barato (costaba un esclavo y un poco de arena para tapar la
sangre) y nunca salía mal porque ningún esclavo logró comerse al león.
Con eso los romanos daban por
terminada la vida inventada por los griegos, más poética y filosófica. Porque
los griegos tenían el berretín del pensamiento y ahí andaban Sócrates y Platón
diciendo frases célebres a cada rato mientras a su alrededor revoloteaban
muchachitos ávidos de sabiduría, entre otras cosas menos confesables. Los
romanos se dieron cuenta de que esa mariconada era peligrosa y le metieron a la
vida supervivencia básica (pan), sangre y joda (circo).
La lección de los romanos
prosperó y la práctica de pan y circo se fue consolidando a través del tiempo.
El circo fue mutando en corridas de toros, taba, malambo, payada, baile del
vientre, ring raje, hasta llegar a los actuales: fútbol, televisión grasa y
recitales gratis de Pimpinela y Violetta. La gente que cita esa frase tiene
algo de razón: la política ha usado esa estrategia hasta cansarse, pero creen
que este es el único país donde se vive esa realidad. Creen (porque no saben),
que en Francia o en los EEUU la gente no ve la hora de que termine la película
iraní de cinco horas que miran, para poner la telemaratón de cine húngaro que
dan en otro canal.
La mirada crítica sobre este
doble concepto nunca se fija demasiado en la palabra pan. Primero porque darle
pan al pueblo estaría dentro de los que uno no puede dejar de aprobar, aunque
sea pan mientras los oligargas comen caviar; y porque la ausencia del pan es
una referencia directa a la muerte. Pero si la mirada crítica se fija en la
palabra pan, es para protestar por lo que llaman asistencialismo; según dicen,
no hay que regalar pan porque genera vagancia; hay que regalar las herramientas
para fabricarlo: "darle la caña y enseñarle a pescar en lugar de regalarle
el pescado", dice un proverbio digno de aquellos griegos.
Peor que el asistencialismo son
los gobiernos que te dan circo pero no pan. En los '90, cuando gobernaba el
Turco que lo Reparió, el país era un circo permanente pero el pan escaseaba.
También durante la dictadura el pan era escaso. Y fue durante la dictadura que
tuvimos un gran circo, un mundial. Por mucho que nos guste el fútbol, no
podemos dejar de ver el Mundial 78 como una forma de aturdirnos para olvidar
dolores y pérdidas. En cuanto al gobierno que no puede darte ni una cosa ni la
otra, sobrevive poco en el poder, a menos que suplante ambas cosas con
represión. Quizá así fue en el 2001.
Pero un día pasó algo más. Algo
muy importante. No sé cuándo fue. Ni cuándo comenzó. Pero sucedió. El circo se
privatizó. Ya no es algo que los gobiernos le dan a la gente para que se vuelva
estúpida y previsible. El circo pasó a ser un negocio próspero y de gran
futuro. ¿Quiénes lo manejan? Llamémosle el sistema, o el establishment, que lo
usa para vendernos cosas, para tenernos tranquilos, sedados, entretenidos,
pacíficos, colaboradores, asustadizos. Porque el boludo (si es miedoso, mejor)
es el mejor cliente que existe; se cree que lo que le venden es indispensable,
y se vuelve a creer al año siguiente que es indispensable que cambie eso que le
vendieron por otro igual pero de diferente color.
Vaya uno a saber quién fue el
genio que descubrió que el león comiéndose al esclavo era, además de divertido
y soporífero para las ansias revolucionarias del pueblo, un tremendo negocio.
Un genio; un genio del mal, pero un genio. Curiosamente, le gente que se queja
de que los gobiernos dan pan y circo para tenernos sedados, no se quejan de que
el sistema, o el capitalismo, o el establishment lo hagan. Y peor aún, suponen
que el circo generado por el establishment, o sea el circo privatizado, no
tiene ideología.
Pero el circo es divertido, digo
yo, incluso necesario (siempre que no seas el esclavo que se come el león). Es
agradable dejarse llevar un momento, un día, un tiempo, por ideas elementales,
chistes baratos, coreografías carnales y disputas básicas, por ejemplo las que
propone el fútbol. ¿Por qué yo debería privarme del circo del mundial si me
divierte, entretiene, enseña, me permite comparar las medidas de los pectorales
de las colombianas con las holandesas y me hace olvidar los problemas
inmediatos? Prefiero decirlo así: una parte de nuestra vida debe ser circo:
televisión idiota, películas boludas, mundial de fútbol o guerra de vedetes.
Yo, que soy un intelectual de la hostia (usted ya sabe de mi modestia), estoy
esperando que se juegue un mundial cada dos años, ya que uno por año sería
difícil porque los gordos de la FIFA no tendrían tiempo para gastarse la que se
afanan.
Y el circo no solamente es
divertido. Es el antídoto ideal a los dolores reales y simbólicos. Yo soy de
los que si pudieran, viviría todo el día pensando en si Tinelli se va de Canal
13, si las vedetes se van a amigar o no, o si Rial vuelve con la mujer. Pero no
lo logro. Un día comencé a tratar de satisfacer mi curiosidad y me jodí la
vida. Es como dijo Arlt, Roberto: "no conozco un solo hombre feliz que
lea", porque la lectura, o la cultura es curiosidad y la curiosidad es
asomarse al vacío todos los días. Y una vez que comenzaste a caminar por esa
cornisa, no hay vuelta atrás. El único recreo es un poco de circo, sea público
o privado.
Lo que nadie descubrió aún es
hacer que el circo sea eterno. Ya lo van a lograr, no se preocupe. En eso
trabajan mientras ustedes y yo nos deleitamos con la enana que baila en la
tele. Porque no hay circo para los que hacen el circo. Esos no descansan ni se
ríen. Cuando descubran la forma de hacer eterno el circo, se acabaron las revoluciones,
las protestas y los indignados. Por ahora, apagadas las luces del circo del
mundial, aparece la realidad. Yo estaba embobado con la cámara que te hacía
saber si la pelota entraba o no, con la espuma que le ponían a los pies de la
barrera para que no se adelantara, que no me di cuenta de que el mundo seguía
adelante. Pero la realidad llegó: bombardeos, muertos, desplazados, las viejas
rencillas de la política y el eterno pisoteo de los que tienen poder hacia los
que no tienen nada. ¿Cuánto falta para que comience el próximo mundial
*Publicado en Rosario12
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