lunes, 4 de abril de 2011

MUCHOS DISCURSOS PERIODÍSTICOS FALSEAN LA REALIDAD

Por Carlos Heller*
 
Estoy convencido que existe en Argentina la libertad de expresión, claro que el concepto no tiene para todos el mismo significado. Los grupos concentrados de poder han tenido siempre en las corporaciones multimediáticas sus fuerzas disuasorias, han sido la arquitectura básica de un tipo especial de dominación, el de la hegemonía de las ideas.   
Hoy hay un quiebre histórico y hay una profunda disputa. No sólo hay otras voces que han provocado una ruptura de las prácticas del pensamiento único, sino que comienza a percibirse que muchos discursos periodísticos falsean la realidad. Los comunicadores –que falazmente se auto titulan periodismo independiente– comienzan a padecer una cierta crisis de credibilidad.


La Ley de Servicios Audiovisuales tiene un valor múltiple, no sólo porque permite la incorporación de las nuevas voces antes acalladas por los monopolios concentrados, sino porque además instala el debate de qué es en verdad el periodismo, cuál es el valor de la información –por acción u omisión– y cuáles son los componentes ideológicos de las opiniones y editorializaciones.

Por eso no sorprenden los dichos de Mauricio Macri respecto de que nuestro país atraviesa uno de los peores momentos de la democracia desde 1983; no me sorprende, es coherente con su pensamiento de qué tipo de democracia defiende. Una democracia amañada por los poderes fácticos, los grupos de presión, las corporaciones.

Esa misma democracia que permitía que el Presupuesto Nacional se aprobara primero en el Fondo Monetario y luego en los ámbitos políticos del Estado, o que el ministro de Economía recibiera previamente las instrucciones de los grupos concentrados para anunciar sus planes económicos.

Pero además, la expresión no resiste una sencilla comparación con otros momentos tensos y traumáticos de la democracia en nuestro país desde 1983, para no ir más atrás en la historia. Cómo olvidar los levantamientos militares contra Alfonsín, la hiperinflación en la economía y la entrega adelantada del gobierno. O tal vez recordar el vaciamiento neoliberal y la justicia de la Suprema Corte de la servilleta. O mencionar el colapso de 2001 y toda una sociedad mucho más que crispada, yo diría desolada, gritando el “que se vayan todos.” En síntesis, creo que las expresiones de Macri lo descalifican seriamente.

Por otro lado, considero que la libertad sindical es un valor sustantivo a defender en la sociedad democrática. Todas las experiencias autoritarias y dictatoriales en nuestro país se ocuparon de conculcar el derecho de los trabajadores a su organización y a su participación en la vida política del país. La profundización del proceso iniciado en 2003 hacia una sociedad más equitativa tiene como uno de sus ejes de tensión la puja distributiva, y dentro de ese marco la libertad sindical y el protagonismo de los trabajadores es esencial.

La democracia en nuestro país tiene grandes desafíos. En primer lugar poder hacer realidad aquello que con ella es posible construir una sociedad más equitativa, con trabajo, salud, educación para todos y con el índice cero de pobreza.

En la Argentina hemos padecido y aún estamos sufriendo las experiencias antidemocráticas. Pero no podemos dudar de que el proceso iniciado en 2003 es un proceso de fortalecimiento de la democracia. En primer lugar porque la política fue recuperada como interpelación de los poderes fácticos, sobre todo en lo que a que a las decisiones económicas se trata, con el rol protagónico del Estado, porque las políticas de Derechos Humanos dejaron de ser una consigna para expresarse en la Memoria y en la Justicia para los crímenes de la dictadura y porque la descriminalización de la protesta social, mediante su no represión, abrieron las compuertas del protagonismo, de la movilización y organización de los sectores mas vulnerables. La renovación de la Corte y el matrimonio igualitario son también expresiones del fortalecimiento de la democracia en nuestro país.

*Diputado y candidato de Nuevo Encuentro.
  Publicado en Tiempo Argentino

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