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El PAMI es, sin dudas, caja de resonancia de las desventuras
de los jubilados en busca de la apropiación de su derecho a la salud. Todos los
días escuchamos o leemos datos que revelan el maltrato, la desidia y el
irrespeto con que se manifiesta la obra social más grande de la Argentina para
con sus afiliados.
Nadie sabe cómo se eligen sus autoridades, pero sí que sus
principales requisitos parecen ser la irresponsabilidad y la impericia. Tal vez
debiéramos sumar la soberbia, que es propia de los inútiles con poder. El caso
es que, como resultado de la inacción de estas “autoridades” sin autoridad
moral, y de las políticas economicistas del actual gobierno respecto a la salud
en general, los afiliados al PAMI ven empeorar progresivamente la atención.
A sabiendas que las necesidades de un adulto mayor son
perentorias, conociendo las dramáticas circunstancias en las que se debaten
quienes deben vivir de una jubilación mínima, los perversos instalados en sus
poltronas del poder temporal, desatienden las simples demandas que se les
presentan para su resolución, definiendo siempre a favor de los poderosos a
quienes representan.
No son caramelos los que les quitan a los jubilados. Son medicamentos
que resultan la diferencia entre la vida y la muerte. No son vacaciones en el Caribe
las que les impiden tener. Son camas ortopédicas o sillas de rueda para sus
invalideces. No son masajes en un spa cinco estrellas lo que piden, sino un par
de anteojos o una prótesis dental.
Insensibles a cualquier súplica, los engreídos funcionarios
de tercera que dicen conducir la obra social, antepondrán siempre el “ahorro”
de gastos ordenado por el gobierno central. Utilizarán, como para todo, la
complicidad de los chupamedias mediáticos que, utilizando su simulado tono
lastimoso hacia los desamparados viejos, a los que llaman “abuelos”, mostrarán una
realidad acomodada a los intereses de sus mandantes.
“La vida no vale nada”, dice una canción de Pablo Milanés.
Aquí y ahora se cumple con ese título, transformado en el principal requisito para
el nuevo proceso neoliberal. El único valor que reconocen es el económico. La
única razón que aceptan es la del mercado. El único objetivo que persiguen es la
ganancia. Las muertes de los viejos por su desatención terminan siendo, simplemente,
daños colaterales.
ES GODZILA DESTRUYENDO TODO !!!!!!
ResponderEliminarPOR ESO SON DAÑOS COLATERALES.
SI!!!!!
SON DE LA COLA DE MAURICIO GODZILA!!!!!!!!!
No, no hay que confundirse y pensar que jubilado muerto y/o desatendid es un "daño colateral", nada más lejano al interés de la maravillosa y presente revolución de la porquería amarilla; de ninguna manera, cada jubilado menos es un regalo bienvenido, un objetivo logrado..... por favor!, hablamos de ahorrar gastos inútiles, no?.
ResponderEliminarJoven jubilado argentino, sea patriota, muérase!.... su ayuda abarata las cosas...