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La oposición política suele ser
muy crítica en referencia a las políticas económicas del actual gobierno. Que
no hay libertad para comprar dólares, que nos están aislando del mundo, que se
financian políticas sociales con el “dinero de los jubilados” (léase
financiamiento de la Anses), que las retenciones son una carga insoportable
para lo que intencionadamente llaman “el campo”, que no se hace nada para
frenar la inflación, que el tipo de cambio está atrasado, que el déficit fiscal
no puede sostenerse y que hay un “festival” de subsidios, que el mundo quiere
prestar dólares baratos y se empecinan en no tomarlos, entre otras.
Si bien las críticas suelen ser puntuales y concretas, las propuestas
son generales y meramente declarativas: vamos a reducir la indigencia y la
pobreza, a eliminar la inflación, a crear fuentes de trabajo, a combatir la
inseguridad y la corrupción. El problema para la ciudadanía se agrava cuando
estas voces cuentan con la complicidad de medios de comunicación hegemónicos
que prestan sus micrófonos para la denuncia pero los silencian para la
repregunta.
Publicado en Página12
Muchas de estas “buenas intenciones” se transformarían en discursos y
políticas neoliberales y conservadoras si algún periodista, desobedeciendo las
órdenes de quienes fijan la línea editorial de dichos medios, se animase a
preguntar por el cómo.
Imaginemos por un instante que esa pregunta existiera. Que ante el
liviano comentario de “si fuera presidente voy a bajar las retenciones a cero”,
mientras aplauden desde la otrora poderosa Mesa de Enlace, se le repreguntase:
“Sr. Candidato, como sus asesores le habrán informado, durante el 2014 el
ingreso al fisco por el concepto de derechos de exportación ascendió a casi 69.000
millones de pesos, ¿cómo hará para reemplazar tal ingreso? ¿Aumentará
impuestos, asumirá el déficit fiscal o recortará algún gasto? Para que tenga
alguna medida de lo que propone o de lo que podría recortar, le recuerdo que el
ingreso que usted propone eliminar fue el equivalente durante el mismo año a
cuatro veces lo gastado en la Asignación Universal por Hijo (17.000 millones de
pesos) o a dos veces lo transferido para el funcionamiento de las universidades
nacionales (32.174 millones). Asimismo, como es de público conocimiento, la
implementación de los derechos de exportación luego de una devaluación tiene la
intención de evitar transferir a los precios de los alimentos la utilidad
extraordinaria percibida por los exportadores de dichos bienes. La mejora
relativa de rentabilidad, sin retenciones, haría que los exportadores
aumentasen su saldo exportable provocando escasez en el mercado interno y, por
lo tanto, inflación de los bienes primarios. ¿Cómo solucionaría usted ese
impacto en un sector que tiene un límite fijo de producción?".
Recientemente un candidato a la Presidencia afirmó que si él llegase a
ser presidente quitaría el llamado “cepo” al dólar y liberaría el mercado. En
idéntico ejercicio intelectual, podríamos pensar una intervención periodística
tendiente a generar ciudadanía y criticidad en la población. “Sr. Candidato, lo
que usted despectivamente llama cepo en realidad es un sistema llamado control
de cambios que el actual gobierno implementó forzadamente desde octubre de 2011
con la intención de frenar el drenaje de divisas proveniente de la fuga de
capitales, movimientos especulativos y, fundamentalmente, de una estructura
productiva desequilibrada que provoca una restricción externa aún no resuelta
en la actualidad. Ahora bien, lo que usted propone, con el actual nivel de
reservas, provocaría una brusca devaluación con la consecuente caída del
salario real, freno a la economía, aumento de desempleo y transferencia de
ingresos a los exportadores y especuladores. Asimismo, generaría una inestabilidad
cambiaria que solo desalentaría la inversión e incentivaría la especulación.
¿Será que usted tiene pensado incrementar las reservas con privatizaciones o
nuevos endeudamientos?”
* Docente UNLZ, FCS.
Colectivo Educativo Manuel Ugarte (CEMU).Publicado en Página12
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