Pudre escuchar tanto golpeteo de pechos, exagerando repudios a los
corruptos "propios". Es hora que se entienda que no es esta la
corrupción que destruye las sociedades, sino la estructura política-económica
armada por los dueños del Poder Real Planetario, con sus lacayos locales al
frente. Son los miles de millones que nos roban durante décadas, que siguen
robando incluso cuando gobiernan representantes auténticos del Pueblo, porque
son los dueños de la economía real, la que tenemos que enfrentar cada día, en
cada cajero de supermercado, en cada pago de tarifas. Rasgarse las vestiduras
por estos hechos es bastante ingenuo.
La palabra "corrupción" ya está instalada como paradigma que
atraviesa todas las clases sociales. No importa si lo presentado es o no
verdad, es o no auténtico. Lo importante es que millones de idiotizados por las
pantallas negadoras de la realidad dirán, al unísono, que esto "es una vergüenza",
que "son todos iguales", que "la política es una
porquería". Y así de seguido.
Y convencidos de sentirse parte de un coro de ofendidos permanentes,
dirán también que todo lo que se hizo en los gobiernos populares sirvió para
que se llenaran los bolsillos los "corruptos" funcionarios. Y
perdonarán a los actuales funcionarios porque, como son millonarios, no tienen
por qué robar. Eso les dicen, eso repiten.
Sin importar lo que podamos argumentar, la destrucción del
Kirchnerismo, como representante auténtico de los intereses populares,
demostrado claramente en lo sucedido y vivido en los años de su Gobierno, es el
objetivo fundamental desde lo político para el Poder Real. Siempre fue así en
nuestra historia. Y, muy a pesar de las luchas, los muertos, los desaparecidos,
la miseria y sus consecuencias, la oligarquía y sus socios no paran de
ganarnos. Lo hicieron y lo hacen culturalmente, con la miserabilidad mediática
a su servicio. Y nos ponen a dudar. De todo. Y de todos. Incluso de nosotros
mismos.
Pero la historia no tiene fin. Durará lo que dure la humanidad sobre
el Planeta. Y de esa historia surgirá, más tarde o más temprano, lo mejor de
los legados de quienes sacrificaron y sacrifican sus vidas por nosotros.
Atravesando odios y rencores, zancadillas y tropiezos, guerras mediáticas y de
las otras, los Grandes de la historia nacional y latinoamericana nos seguirán
guiando hacia la concreción de los sueños que estamos obligados a
transformarlos en realidad permanente.
"La pelota no se mancha", dijo Maradona. Los sueños,
tampoco.
Como vengo comentando en varios posteos... me gustaría tener ese optimismo del final.
ResponderEliminarMe parece que hacés un buen diagnóstico. Pero dudo poderosamente que de la historia surja el mejor de los legados. Justamente, porque la historia demuestra que estos HDP SIEMPRE ganan.
Salutes.