martes, 4 de noviembre de 2025

LA HUMILDAD DE ESCUCHAR

Por Roberto Marra

Se suele leer por ahí, sobre todo en las redes, opiniones sobre lo que un militante peronista debe o no debe decir sobre las opiniones o posturas de los dirigentes, so pena de ser considerado poco menos que un sublevado ante el liderazgo conductor del movimiento en cuestión. Pero tal forma de establecer límites para la participación activa y real de la militancia, sólo termina generando una especie de domesticación, una simple sumisión a un mandamás, antes que el respeto a un líder. Y si mandar no es lo mismo que conducir, obedecer no es igual a comprender. Y la comprensión es el resultado de la discusión abierta, sana y productora de sentidos compartidos, que requiere del poder creativo del líder para transmitir sus elaboraciones intelectuales y del protagonismo liberador de las capacidades de las conciencias de los militantes, que sólo se puede adquirir a través de debates generosos, donde la re-alimentación entre pares (porque líder y militantes lo son, aunque con responsabilidades diferentes), termine por enderezar la discordancia inicial y potenciar la fuerza de lo que se disponga de allí en adelante. Callar no es la alternativa al desconocimiento del militante o a la oposición sobre algunas ideas del líder. Escuchar es el deber supremo de quien pretenda ejercer autoridad sin sometimiento. Y la humildad, la virtud de los grandes de verdad.

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