Pareciera que cualquiera, tenga el rango institucional que tenga, tenga la capacidad intelectual que tenga, tenga la relación que sea con Venezuela, puede “exigirle” al Gobierno de esa Nación soberana, que “muestre las actas” del escrutinio de las últimas elecciones presidenciales.
¿Desde cuando alguien, en nombre de lo que sea, con la buena o mala intención que tenga, puede inmiscuirse en las decisiones de los poderes institucionales de otro país?
¿Por qué, en nombre de la famosa “democracia” que todos aluden como “mantra espiritual” nunca correspondido con las realidades de sus propias naciones, se pude poner en duda lo sucedido, sin primero escuchar las razones objetivas demostradas desde los distintos poderes establecidos en la Venezuela atacada de mil formas?
¿Por qué siempre, absolutamente siempre, en cada intervención de cada personaje importante de la política internacional (con las excepciones que se han podido escuchar, y muy relevantes), se coloca a Maduro como “no creíble”, como “sospechoso” de faltar a la verdad, como si se tratara de un simple tonto que anuncia algo incomprobable?
¿Desde que lugar de supuesta superioridad moral hablan esos personajes tan relevantes, pero al fin simples opinadores desde lejos de esa realidad compleja a la que nunca verifican in situ ni comunicándose con el actor principal, al que, invariablemente, aluden con cierto grado de capciosa mirada sobre su personalidad?
¿Cómo se atreven a colocar a personas de pasados oscuros, siniestros y hasta genocidas, como los cabecillas de la oposición fascista venezolana, al mismo nivel que el Presidente proveniente de uno de los movimientos populares más importantes, masivos y trascendentes de la historia de Nuestra América, sólo para manifestar una supuesta “ecuanimidad”, manera falsificada de la auténtica búsqueda de una verdad que sólo el Pueblo venezolano tiene derecho a buscar con los métodos que ellos mismos se den?
¿Por qué pareciera que nunca ven ni escuchan las verdades de a puño manifestadas por los marchantes en las inmensas columnas de Pueblo de los actos memorables en la Venezuela real, esa que nunca transmiten los medios del Poder Real, incluso los que se disfrazan de “populares” y sólo son un remedo de “periodismo” berreta y corrompido por la prebendas de los dueños de las corporaciones que los sustentan?
¿Por qué parece que los gobernantes que aparentan ser distintos, auténticos y veraces, terminan apañando conceptos emanados desde esos medios prebendarios del imperio, empujando la mentira al grado de “majestuosa” verdad, anulando las respuestas del aludido principal, ocultando las masas inmensas que lo respaldan, cercenando la realidad para parecer “objetivos”, ocultos en una supuesta “cuarta posición” que, desde las alturas de un aparente saber endiosado, nos empujan a no creer, a no escuchar y a no ver lo que tenga para mostrar el gobernante cuestionado y su Pueblo empoderado por la historia y la pasión de una utopía que intentan transformar en realidad, a su manera, con sus métódos, con sus tiempos y sus ideas?
Fácil, por el petróleo.
ResponderEliminar