El Poder Real nunca se queda quieto. Siempre está buscando costados por donde colarse en las consciencias populares, para implosionar sus voluntades de cambios reales, tratando de aniquilar la confianza en sus líderes, transformándolos en monstruos que sólo buscan sus beneficios personales. Cuentan para ello con la pata mediática, la conjunción con un sistema educativo estancado y retrógrado, y el colaboracionismo de muchos prebendarios del propio movimiento popular que transforman sus ideas en forma directamente proporcional a la cantidad de dinero que les transfieran desde aquel Poder hegemónico.
Para terminar de “redondear” estas patrañas y asegurarse de generar las suficientes dudas en el Pueblo, que produzcan el abandono de las luchas, la resignación y el desprecio a la política, utilizan a personajes especiales, especies de “gurúes filosóficos”, que lanzan por las redes los ataques más perversos contra todas las personas que hayan asumido un grado de representatividad popular mayúsculo y una ascendencia evidente sobre los ciudadanos en los procesos electorales, que les permiten triunfos que los poderosos no se pueden dar el lujo que logren.
Las formas de actuar, los discursos y narrativas de tales “figurones” mediáticos, son siempre elaborados a partir de una matriz de desprecio absoluto por la verdad, a la que tuercen a su antojo hasta convertirla en un manojo de pensamientos negadores de las condiciones intelectuales y morales de sus atacados. Para no permitir las dudas sobre sus elucubraciones, se presentarán como profundos investigadores de los distintos procesos políticos en el Mundo, mostrarán “certeras” caracterizaciones sobre líderes de otros lares, a quienes siempre dirán que han conocido en persona y tratado como si fueran sus amigos.
Los modos imperiales tienen mil caras. Las maneras de penetrar y deconstruir las ideologías y las doctrinas, son infinitas. La capacidad de daño es tan grande, que retrasan la historia, modifican las sociedades, anulan las perspectivas de desarrollos virtuosos, todo con la simple pero inteligente y perversa manera de comunicar torcidamente los hechos y las representaciones.
Quienes se pretendan como auténticos luchadores por re-evoluciones sociales, buscadores de felicidades populares y comprometidos con los valores más representativos de los deseos y voluntades que una determinada sociedad haya perseguido a lo largo de su historia, no puede ni debe caer en las redes de la anti-política, del embrutecimiento programado, de la ignorancia elaborada desde la infancia misma.
Sin desconocer las probabilidades de desvíos de objetivos, estancamientos de los procesos de desarrollo, corrupciones de funcionarios o traiciones de quienes asuman responsabilidades que no transforman en realidad, no se puede destruir todo un proceso transformador por ello, en virtud de las diatribas lanzadas al aire por estos supuestos sabedores de lo que nadie más que ellos saben.
Ahora mismo está sucediendo en cada rincón del Planeta donde los pueblos intentan convertir sus sueños en vidas, sus historias en futuro, sus herencias en soberanas decisiones, sus independencias en reaseguros de la justicia social que demandan desde siempre. Es con ellos que debemos conectarnos, es con esas masas conscientizadas que debemos construir otras redes. No las del retorcido empeño imperial, sino las elaboradas desde las almas solidarias a las que nunca consultarán esos oscuros, pretenciosos y soberbios comunicadores de “verdades absolutas”, empleados a sueldo de un Poder que nunca dejará de intentar matar nuestras voluntades. Y, si no les da resultado, nuestros cuerpos.
Lo de poner nuestros cuerpos es lo de siempre, las dirigencias dejan mucho que desear, vendidas al mejor postor, abonan así la antipolítica que pregonan las derechas. Hoy por hoy el único que pudo saltar el cerco de redes sociales fue Axel cuando se subió al autitito y fue pueblo por pueblo a convencer. Luego con una gestión arrolladora, logró la reelección. Para el pueblo lo que es del pueblo, eso es Axel.
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