Por Walter Paz*
Todos
coinciden, todos quiere decir, los primeros mandatarios de los estados
latinoamericanos y del caribe presentes en la hermana Venezuela, coinciden en
decir que la cumbre de la CELAC
es el hecho político más importante de los últimos 100 años en la historia
regional. Y no deja de ser cierto si uno mira nuestra joven historia.
Así
como vemos desde Argentina, cómo vivimos un tiempo en el que descubrimos que se
puede vivir mejor, que frenamos la caída continua que significaron los casi 30
años de liberalismo, por acotarlo un poco en el tiempo, en los demás estados
vecinos también se experimenta la misma sensación, la posibilidad de recuperar
el tiempo, todo ese tiempo en el que vivimos postergados, empobrecidos en una
de las regiones más ricas del planeta. Falta mucho, porque casi un tercio de
los 570.000.000 de latinoamericanos vive todavía en la pobreza, muchos de ellos
no tienen un techo en una tierra que abarca virtualmente 20.500.000 de
kilómetros cuadrados. Aún así, continúa un crecimiento sostenido en medio de un
planeta que sufre una recesión, una contracción económica producto de una de las
ideologías más brutales que se ha expandido y domina parte del mundo desde hace
unos 300 años o más, el capitalismo.
Pasamos
revista para conocernos un poquito más, quienes somos, desde el Polo Sur hasta
el Río Grande el límite norte de México. Además de Uruguay, Paraguay, Bolivia,
Brasil, Chile, Perú, Ecuador, Venezuela, Colombia, Guyana, Surinam y la Argentina que ya
formamos la UNASUR,
también están México, Guatemala, Belice, El Salvador, Nicaragua, Honduras,
Costa Rica y Panamá, estos en la parte continental a los que hay que sumar los
estados insulares como Cuba, Haití, Costa Rica, Jamaica, Trinidad y Tobago, San
Vicente y las Granadinas, la
Federación de San Cristóbal y Nieves, Barbados, Santa Lucía,
Grenada, Mancomunidad de Dominica, Antigua y Barbuda y la Mancomunidad de las
Bahamas. No forman parte Puerto Rico porque es una colonia más de los EUA y la Guayana francesa, todavía
un enclave colonial francés. Y obviamente, tampoco los EUA y el Canadá.
Un
total de 33 estados son la CELAC
y que muchos aspiramos a que remplace de una vez por todas a la OEA, invento norteamericano de
posguerra que nunca se ocupó ni defendió los intereses de América Latina. Esta
integración “no es contra nadie” como lo dijo nuestra Presidenta Cristina, sino
“a favor nuestro”. También dijo otras cosas, por ejemplo pidió que se
reconsidere el comercio intrarregional, es decir que nuestros estados comercien
más, mucho más entre nosotros y menos con Europa, los EUA o Asia, en realidad
hizo extensiva una decisión de la
UNASUR que apunta a la integración, al alejamiento de la
crisis económicas que se vive en otras latitudes y que apunta a construir un
camino de Liberación.
Y
dentro de este gigantesco bloque desde ya que la bandera la lleva la UNASUR y dentro de ella
Brasil, Argentina y Venezuela. Un bloque que se concibe como una región de paz,
decidida a solucionar sus conflictos de manera pacifica, a revertir sus
deficiencias y asimetrías económicas con soluciones propias y por lo tanto
lejos, muy lejos de los tradicionales Banco Mundial o FMI.
Es
cuestión de aprovechar el momento, mientras el imperialismo con la cómplice
piratería europea anda sembrando bombas humanitarias, muertes y gobiernos
títeres allá por otra de las regiones más ricas, norte africano, tierras
árabes, golfo pérsico o arábigo como tan bien nos lo marcara un oyente aunque
también denominado Golfo de Irán. Mientras Europa sufre una crisis que recién
empieza y la hace vivir las huelgas más grandes, la desocupación más grande,
las convulsiones financieras más grandes, con soluciones que distan mucho de
ser soluciones para los Pueblos y que solo le auguran sufrimiento.
Hoy,
esas tierras, llámese Jamaica, Ecuador u Honduras, etc. están mucho más cerca,
estamos mucho más cerca aunque a algunos les pese. Otra vez, Scalabrini Ortíz,
es necesario tener “virginidad mental”, hay que expandir nuestra frontera
mental. La potencialidad, la diversidad económica, cultural, política que
tenemos y la decisión y experiencias que arrastramos nos obligan a crear, a
inventar. La
Integración Latinoamericana está entrando a una etapa de
concreción y empieza a dejar atrás lo retórico. Estamos empezando a construir
una realidad distinta, dejando de ser una región periférica y empezando a ser
una región protagónica. No viene mal de vez en cuando, mirarnos el ombligo.
*Columnista del programa Sudestada
emitido por Radio Nacional Rosario - AM1300 - Sàbados de 7 a 9.30 horas.
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