martes, 9 de diciembre de 2025

TIEMPO ENEMIGO

Por Roberto Marra

El tiempo es el enemigo principal de quienes ven la realidad tal cual es. Y es el aliado fundamental de quienes programan y promueven el ámbito paralelo donde las mayorías abrevan sus sinrazones. La verdad perece entre las noticias falsificadas, las notas a personajes bizarros convertidos en “estrellas” políticas, las imágenes de horrores transmitidas con placer morboso y discursos de odios elaborados en los “focus group” de un imperio salvaje y desatado.

Todo conjugado para terminar con los últimos vestigios de sensatez, con las ideologías resarcitorias de justicias y derechos maniatados, con las mínimas reservas de una ética que ha quedado sepultada bajo los escombros de una sociedad que ya no es, convertida en amontonamiento de individuos inconexos, creídos de sí mismos, embrutecidos a base de placeres superfluos y veloces, soliviantados hacia la perversión, asociados a las peores lacras devenidas en gobernantes votados por una mayoría travestida con mortajas que asumen como trajes de fiestas. Y allí siguen, porfiados hasta el delirio de desentenderse de los destinos de sus proles, construyéndoles un “mundo disney” sin luces ni memorias, un reservorio de vidas sin conciencias.

Y también ahí mismo continúan los tozudos habitantes de las ideas inmortales, empeñados en recordar los tiempos donde la vida era tal, donde las felicidades se consumaban con la sencillez de las sonrisas de los pibes bien alimentados, donde las escuelas eran los lugares donde se abrían las conciencias, donde el dólar era sólo una moneda de otro país, donde el trabajo era lo habitual y el futuro era el nutriente feraz de los empeños cotidianos.

Hay una guerra desatada desde hace más tiempo del que imaginamos, con cada vez más batallas perdidas por los conscientes. Hay una inmensa desdicha fabricada para anular las certezas y su correlato de esperanzas reales. Hay una maquinaria de horrores imbatible con las viejas herramientas de una ideología que no puede morir, pero que aparece abatida por el peso de la historia de traiciones y desvíos miserables. Hay una necesidad que no ven los propios perjudicados, hay un silencio ominoso de dirigentes que siguen hundiéndose en el barro del menosprecio a sus dirigidos, hay un grito indagador ahogado en mil respuestas vanas de conductores que no conducen o, lo peor, lo hacen hacia el abismo de la retórica vacía de novedades.

Sigue el tiempo consumiendo nuestros cuerpos, pero aquí estamos, resistiendo, en nombre de quienes pusieron mucho más que simples pasos de horas en juego, aquellos que dieron sus vidas para salvar una Nación habitada ahora por sujetos demasiado subjetivos, odiosos desmemoriados de sus propias trayectorias, afanados buscadores de salvaciones financieras, “gente” sin presente ni futuro, simples mortales arrojados al peor escarnio, el de la muerte de sus mentes asociadas a sus enemigos, los gozosos paladines de la desaparición de la Patria.

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