viernes, 30 de abril de 2010

PUEDE FALLAR

Por Pablo Capanna*


El conde saboyano Joseph de Maistre (1753-1821) fue uno de los más encarnizados enemigos de las ideas de la Ilustración. En las Consideraciones sobre Francia (1796), que escribió alarmado ante la Revolución de 1789, hizo apocalípticas profecías sobre el futuro de la democracia, a la que consideraba un régimen antinatural e inviable desde cualquier punto de vista.

En el proceso que había precedido a la Revolución Francesa, la experiencia republicana que estaban haciendo los Estados Unidos de América había atraído la atención de todos aquellos que vivían bajo el antiguo régimen. Pero a diferencia de Tocqueville, el lúcido aristócrata que se dio cuenta de que el futuro sería democrático, el reaccionario saboyano sólo era capaz de ver a la democracia como un signo de decadencia.

Según De Maistre, el nuevo sistema estaba condenado al fracaso, porque era demasiado “humanista” y confiaba ingenuamente en la buena voluntad de la gente. Si las colonias de América todavía sobrevivían a la independencia era apenas porque conservaban algo de la fuerza de las tradiciones británicas, pero a corto plazo estaban condenadas a hundirse en la anarquía. Como las principales ciudades norteamericanas rivalizaban entre sí por elegir cuál sería la capital, los Estados habían decidido construir una nueva ciudad. El conde apostaba uno contra mil que esa capital jamás se construiría, que nunca se llamaría Washington, y que allí jamás se reuniría el Congreso.

Lo del conde era más una expresión de deseos que una conjetura. En general, es lo que ocurre con las predicciones políticas hechas desde la perspectiva del adversario: suelen ser las más prejuiciosas. A veces hasta habría que incluir en esta categoría algunas de las que hacen los profesionales de las ciencias políticas. A menudo, tampoco pasan de ser expresiones de deseo y en ciertos casos bien pueden ser profecías autocumplidas.

Sin embargo, la ceguera de Maistre no es el caso más ridículo entre todas las predicciones fallidas. Paradójicamente, las especulaciones más audaces y los errores más notorios abundan en un terreno que debería ser mucho más sólido que el de la política; suelen ocurrir cada vez que se intenta anticipar el futuro de la tecnología. Pero es común que la tecnología nos sorprenda, especialmente cuando avanza a los saltos, y cuando se conjuga con el humor social, que abraza o rechaza las innovaciones por razones que no tienen nada que ver con las técnicas, dando resultados imprevisibles.

EL ARTE DE PREDECIR

“Es muy difícil hacer predicciones, sobre todo cuando se trata del futuro”, dijo alguna vez Niels Bohr, quien por su familiaridad con la física moderna algo sabía de comportamientos cuánticos e indeterministas.

¿Acaso las predicciones no tratan siempre del futuro? Sin embargo, la frase no es tan irónica como podría parecer. Quizá si tratamos de entender en qué estaría pensando Bohr, encontremos que su sentido es menos paradójico de lo que parece.

Cada vez que se diseña un experimento, el modelo teórico nos permite deducir qué va a ocurrir, si es que la naturaleza se comporta “como si” la teoría fuera cierta.

Si predecir un fenómeno determinado ya es bastante difícil, pensaría Bohr, mucho más lo será predecir “el futuro” histórico a corto, mediano y largo plazo, porque eso implica una enorme cantidad de variables, la mayoría de las cuales no controlamos. El mundo real es infinitamente más complejo que cualquier situación de laboratorio.

Sin embargo, desde la Revolución Industrial para acá, cada nueva innovación tecnológica ha despertado las más fantásticas expectativas. Es muy común que tendamos a verla como una nueva máquina a vapor que se dispone a transformar el mundo. A mediados del último siglo se anunció con gran pompa el inicio de la Era Atómica y poco después de la Espacial; más tarde, se proclamó que había comenzado el tiempo de la biotecnología y de la informática. Todas esas revoluciones vinieron y llegaron para quedarse pero no resolvieron todos los problemas, como algunos parecían creer.

Tecnologías que en su momento fueron estrellas, como el hovercraft y el cine 3D apenas sobrevivieron, y sólo experimentan periódicos relanzamientos. Hay un próspero mercado de best-sellers que cada año anuncia la era de la energía barata que obtendremos del Sol, del hidrógeno o de la fusión. Nuevas eras, como la de la nanotecnología o la computación cuántica, parecen estar cerca. Pero en esos casos conviene volverse a lo que ocurrió en otras fases de la historia.

Después de hacer su trágico debut en Hiroshima, la energía atómica fue durante un tiempo el horizonte ineludible del progreso. En 1947 Business Week advertía que para cualquier proyecto a un plazo de más de cinco años, había que considerar las inminentes aplicaciones de la energía nuclear. Para entonces, la empresa Lewyt Corp. prometía que en diez años habría aspiradoras nucleares para el ama de casa. Un vocero de la Comisión de Energía Atómica anunciaba la energía barata, la derrota del hambre y la paz mundial para 1970. David Sarnoff, el presidente de RCA, ya estaba pensando en pilas atómicas para la radio y los electrodomésticos.

Aquí ya las usaba Misterix, un popular personaje de historieta que dibujaban Campani y Zoppi. La revista de ciencia ficción Más allá, que orientaba Oesterheld, no se quedaba atrás y publicaba los planos para una locomotora atómica que jamás llegó a correr por ninguna vía.

Pasaron los años, y para fines de siglo, especialmente después de Chernobyl, todos estaban tratando de sacarse de encima las peligrosas centrales nucleares.

NO VA A ANDAR...

A menudo, la presunción de que las cosas seguirían más o menos como siempre, llevó a personas bien informadas y cultas a hacer notables papelones. La historia de la ciencia ha sido piadosa con ellos, y generalmente prefiere recordarlos tan sólo por sus aciertos.

Dionysius Lardner, el profesor que le sugirió a Babbage la idea de la primera computadora, explicó en 1823 que el tren bala era imposible, porque los pasajeros morirían asfixiados por falta de aire.

En 1820, el rector de Columbia se declaró escéptico en cuanto a las posibilidades que tenía la máquina de calcular. Un memorando interno de la Western Union negó en 1876 que el teléfono pudiera llegar a ser un medio eficaz de comunicación. En 1977 Ken Olson, fundador de Digital Equipment Corp., juraba que no había razón alguna para que la gente llegase a tener una computadora en su casa.

Edison, que había anunciado el triunfo del auto eléctrico para 1925, no se perdió la ocasión de descalificar a la radio, tachándola de moda pasajera en 1922. Por supuesto, cuando apareció la TV fue el editor de Radio Times quien se anticipó a decir que la pantalla chica no tenía futuro.

A algunos esta miopía les costó cara, como al inventor del primer videogame, que en 1958 no quiso patentarlo por considerarlo demasiado obvio; a la AT&T, que no pidió derechos por la primera aplicación del transistor, y a Tim Berners-Lee, que nunca registró el diseño de la Web. Otros no lo hicieron por miopía sino por ética, como Salk y Milstein, pero no es común que se los recuerde por eso. También hubo quienes se excedieron en la dirección opuesta, haciendo sobrepredicciones que luego serían totalmente desmentidas por los hechos.

No podemos dejar de notar que a menudo las predicciones esconden las preocupaciones y expectativas de la época en que se formulan, de manera que conciernen más al presente que al futuro. A veces son meras extrapolaciones de lo que ya se conoce; si tenemos TV en color y aviones jet pronto tendremos TV holográfica y transporte supersónico de pasajeros. Pero en el mundo real la energía nuclear resultó poco confiable, el robot todavía sigue siendo más caro que el hombre y la exploración del espacio es tan costosa como escasamente rentable. Mme. Curie predijo en 1904 que la radiactividad alargaría la vida, pero murió de la leucemia que le causó la prolongada exposición a las radiaciones.

Un pronóstico de 1893 anticipaba la expansión masiva del ferrocarril y el correo neumático, pero ignoraba al auto y al avión. En la ciencia ficción de principios de siglo XX, los tubos neumáticos para el transporte de pasajeros y carga gozaban de gran popularidad, y nadie imaginaba el futuro sin ellos. En la que se escribía cincuenta años después nadie dudaba de que hoy nos estaríamos desplazando en caminos rodantes, pero las cintas transportadoras de pasajeros nunca se desarrollaron de manera sostenida. Se imaginó que en el 2000 habría barcos eléctricos que cruzarían el Atlántico en dos días; antes de fin de siglo habría colonias espaciales, y todos consumiríamos alimentos sintéticos y agua de mar desalinizada.

En febrero de 1950, Waldemar Kaempffert, el editor de Mecánica Popular imaginaba Tottenville, la ciudad-jardín libre de smog del año 2000, donde íbamos a vivir con todo el confort científico. Para entonces viajaríamos en aviones-cohete y helicópteros familiares. No existirían la gripe y otras molestias. Comeríamos alimentos obtenidos del aserrín, cocinados con horno solar y comprados por teléfono. Los platos sucios se disolverían en agua caliente. Pero la electrónica todavía usaría tubos de vacío, y los equipos estarían controlados por tarjetas perforadas.

Quienes menos tolerancia pueden reclamar en estas cuestiones son los escritores de ciencia ficción, a quienes se suele atribuir el poder de anticipar el futuro. Junto a brillantes aciertos, también ostentan un pasivo de ilustres pifiadas, debidas precisamente a la dificultad de mirar más allá del presente y sus mayores atracciones. Tomemos como ejemplo una ambiciosa novela (Ciudades en vuelo) donde un autor como James Blish (por otra parte, inteligente e informado), se animaba a desplegar en 1954 milenios enteros de historia futura.

Para el año 3000 Blish pensaba que habría un auge del uranio y del germanio, el mineral con el cual entonces se hacían los transistores. En el 4000, imaginaba que toda la electrónica todavía funcionaría con tubos de vacío y explicaba que no era posible mandar equipos transmisores a Júpiter porque la gravedad aplastaría sus válvulas (!). En el siglo XXII de Blish aún existía la URSS, se sacaban copias mimeográficas de los planos y los ingenieros seguían usando reglas de cálculo. No hay nada que envejezca más rápido que la tecnología de punta.

LOS LIMITES DEL PRONOSTICO

Una regla útil a la hora de evaluar las profecías que se hacen en torno del futuro de las tecnologías es la que formuló Roy Amara (1925-2007). Se diría que Amara estuvo entre los futurólogos más prudentes, considerando que pertenecía a un gremio que suele gozar de impunidad para cualquier exageración.

Según proclama la llamada Ley de Amara, “tendemos a sobrevaluar los cambios de mediano plazo, pero al mismo tiempo subestimamos aquellos de largo alcance.” En Futurehype (2006), un libro cuyo título podría traducirse como “exageraciones del futuro”, Bob Seidensticker, un ingeniero de Microsoft, se remite a la Ley de Amara para pronosticar qué puede ocurrir con los pronósticos de hoy.

Supongamos que estamos en 2015 y queremos predecir cómo será el mundo de 2020 (esto es, el corto plazo) y el de 2045, un plazo que es considerado largo. En 2015 seguramente sobreestimaremos el impacto que tendrá cinco años después eso que para nosotros es “la nueva tecnología”, esa de la cual todos hablan y cinco años después veremos que no fue tan grande.

Pero al llegar al 2045 nos daremos cuenta de que habíamos subestimado la penetración de la tecnología de 2015. De hecho a nadie le importará, porque aquello que entonces era nuevo ha dejado de asombrar y todos andan excitados con otra novedad. Descubriremos que algunas de las cosas que dábamos por muertas seguirán estando presentes, y que los esfuerzos que hicimos en 2015 para imaginar el impacto en el largo plazo de una tecnología que todavía no tenía demasiada presencia en nuestro medio fueron totalmente erróneos.

Del mismo modo, nadie se acordará de los artistas más exitosos y muchas polémicas parecerán decididamente arqueológicas. Es que la vida te da sorpresas, y por eso despierta tanto interés...

*Publicado en Página12

jueves, 29 de abril de 2010

UN NUEVO MOVIMIENTO SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO


Por: Naomi Klein*
Cochabamba, Bolivia. Eran las 11 de la mañana y Evo Morales había transformado el estadio de futbol en un gigantesco salón de clases, y había reunido una variedad de objetos de utilería: platos de cartón, vasos de plástico, impermeables desechables, jícaras hechas a mano, platos de madera y coloridos ponchos. Todos jugaron un papel para demostrar un punto principal: para luchar contra el cambio climático necesitamos recuperar los valores de los indígenas.

Sin embargo, los países ricos tienen poco interés en aprender estas lecciones y, al contrario, promueven un plan que, en el mejor de los casos, incrementaría la temperatura global promedio en dos centígrados. Eso implicaría que se derritieran los glaciares de los Andes y los Himalaya, le dijo Morales a las miles de personas reunidas en el estadio, como parte de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Lo que no necesitaba decir es que no importa cuán sustentablemente elija vivir el pueblo boliviano, pues no tiene el poder para salvar sus glaciares.

La cumbre climática en Bolivia ha tenido sus momentos de alegría, levedad y absurdos. Sin embargo, en el fondo, se siente la emoción que provocó este encuentro: rabia contra la impotencia.

No hay por qué sorprenderse. Bolivia está en medio de una dramática transformación política, una que nacionalizó las industrias clave y elevó como nunca antes las voces de los indígenas. Pero en lo que se refiere a su crisis existencial más apremiante -el hecho de que sus glaciares se derriten a un ritmo alarmante, lo cual amenaza el suministro de agua en dos de las principales ciudades-, los bolivianos no pueden cambiar su destino por sí solos.

Eso se debe a que las acciones que provocan el derretimiento no se realizan en Bolivia, sino en las autopistas y las zonas industriales de los países fuertemente industrializados. En Copenhague, los dirigentes de las naciones en peligro, como Bolivia y Tuvalu, argumentaron apasionadamente en favor del tipo de reducciones a las emisiones de gases que podrían evitar una catástrofe.

Amablemente les dijeron que la voluntad política en el Norte simplemente no existía. Y más: Estados Unidos dejó claro que no necesitaba que países pequeños como Bolivia fueran parte de una solución climática. Negociaría un acuerdo con otros emisores pesados a puerta cerrada y el resto del mundo sería informado de los resultados e invitado a firmar, lo cual es precisamente lo que ocurrió con el Acuerdo de Copenhague. Cuando Bolivia y Ecuador rehusaron aprobarlo en automático, el gobierno estadunidense recortó su ayuda climática en 3 millones y 2.5 millones de dólares, respectivamente. No es un proceso de a gratis, explicó Jonathan Pershing, negociador climático estadunidense. (Aquí está la respuesta para cualquiera que se pregunte por qué los activistas del Sur rechazan la idea del apoyo climático y, en cambio, demandan el pago de deudas climáticas.) El mensaje de Pershing era escalofriante: si eres pobre, no tienes derecho a priorizar tu propio supervivencia.

Cuando Morales invitó a los movimientos sociales y los defensores de la madre tierra, científicos, académicos, abogados y gobiernos, a venir a Cochabamba a un nuevo tipo de cumbre climática, fue una revuelta contra esta sensación de impotencia, fue un intento por construir una base de poder en torno al derecho a sobrevivir.

El gobierno boliviano arrancó las discusiones proponiendo cuatro grandes ideas: que se debería otorgar derechos a la naturaleza, que protejan de la aniquilación a los ecosistemas (una declaración universal de los derechos de la madre tierra); que aquellos que violen esos derechos y otros acuerdos ambientales internacionales deberían enfrentar consecuencias legales (un tribunal de justicia climática); que los países pobres deberían recibir varios tipos de compensación por una crisis que ellos enfrentan pero tuvieron poco que ver en crear (deuda climática), y que debería haber un mecanismo para que la gente en el mundo exprese sus puntos de vista sobre estos temas (un referéndum mundial de los pueblos sobre cambio climático).
La siguiente etapa fue invitar a la sociedad civil global a ir discutiendo los detalles. Se instalaron 17 grupos de trabajo y después de semanas de discusión en línea se reunieron durante una semana en Cochabamba, con el fin de presentar sus recomendaciones finales al término de la cumbre. El proceso es fascinante pero lejos de ser perfecto (por ejemplo, como señaló Jim Shultz de Democracy Center, al parecer, el grupo de trabajo sobre el referendo invirtió más tiempo discutiendo si añadir una pregunta sobre abolir el capitalismo que discutiendo cómo se le hace para llevar a cabo una consulta global). Sin embargo, el entusiasta compromiso de Bolivia con la democracia participativa podría ser la contribución más importante de la cumbre.
Esto porque luego de la debacle de Copenhague un tema de discusión tremendamente peligroso se volvió viral: la verdadera culpable del fracaso era la democracia en sí. El proceso de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que da votos con el mismo peso a 192 países, simplemente era demasiado difícil de manejar. Era mejor encontrar soluciones en grupos pequeños. Hasta las voces ambientales de confianza, como James Lovelock, cayeron en la trampa: Tengo la sensación de que el cambio climático puede ser un tema tan severo como la guerra, le dijo a The Guardian recientemente. Quizá sea necesario poner a la democracia en pausa durante un tiempo. Pero en realidad son estos pequeños grupos, como el club privado que forzó el Acuerdo de Copenhague, los que han ocasionado que perdamos terreno y debilitado los acuerdos existentes, que de por sí son inadecuados. En cambio, la política de cambio climático llevada a Copenhague por Bolivia fue redactada por los movimientos sociales mediante un proceso participativo y el resultado final fue, hasta el momento, la visión más transformadora y radical.

Con la cumbre de Cochabamba, Bolivia intenta globalizar lo que logró a escala nacional e invitar al mundo a participar en redactar una agenda climática conjunta, antes del próximo encuentro sobre cambio climático de la ONU, en Cancún. En palabras del embajador de Bolivia ante Naciones Unidas, Pablo Solón, la única cosa que puede salvar a la humanidad de una tragedia es el ejercicio de la democracia global.

Si está en lo correcto, el proceso boliviano podría no sólo salvar a nuestro planeta que está calentándose, sino también a nuestras democracias en vías del fracaso. No está mal el trato.

*Publicado en Telesurtv.net

miércoles, 28 de abril de 2010

ELITISMO vs PARTICIPACION

Por Horacio Brignone*

De acuerdo al retrato de Schumpeter, un conocido teórico de las democracias de élites, el hombre común le presta mas atención a su vida privada que a los asuntos de la vida pública, aun en aquéllos de su localidad que tocan su vida más directamente. Normalmente las cuestiones políticas están al nivel de aquéllas de las horas de recreo que todavía no han alcanzado la categoría de pasatiempos y con los temas de conversaciones poco serios....

Está mal informado;

No es racional en pensar sobre materias políticas y discute y analiza de una manera que él mismo reconocería como infantil. Su pensamiento se torna asociativo y afectivo; Como consecuencia la voluntad popular es facilmente manipulable por tanto los temas y la voluntad popular sobre cualquier tema son manufacturados. Concluía, tras esta visión negativa del ciudadano, que lo ideal es que gobierne una élite esclarecida.

Esta teoría elitista, cuyo modelo ideal es la llamada democracia del gran pais del norte y de la cual se venían copiando todas las democracias occidentales hasta el comienzo del proceso de transformaciones en America Latina, con distintos matices, iniciado con la irrupción de Hugo Chavez en 1992 y luego con su ascenso al poder en 1999, se inspira en teóricos sociales que reconoce aquél analfabetsmo politico como inherente a la naturaleza humana, casi un designio divino, y lo máximo que las presiones populares podrían producir sería el reemplazo de una élite por otra.

Hay mucho del retrato de Schumpeter que es descriptivamente cierto sobre las sociedades occidentales de hoy. Los ciudadanos se hallan absortos en las preocupaciones de la vida privada, descomprometidos con la política y facilmente manipulados cuando actuan politicamente. Pero lo que debiéramos preguntarnos es si esto es un hecho de la naturaleza humana o un producto del orden político vigente. Los teóricos lo colocan como inevitable pidiéndonos que lo aceptemos como tal ya que actuar de otra manera seria como tratar de rechazar la ley de gravedad.

Lo que evitan preguntarse los sostenedores de esta teoría es si, como dicen, la opinión del hombre común es manufacturada, porqué no sería manufaturada también esa concepción política que ellos llaman natural. Es decir, lo que se presenta como una teoría científica es en realidad una justificación ideológica para la dominación ejercida por las élites. Este proceso de identificación de la DEMOCRACIA con un conjunto de procedimientos para seleccionar líderes ha sido denominado POLIARQUIA por el politólogo Robert Dahl.

En los años 70 esas élites, reunidos en la Comision Trilateral, advirtieron un incremento peligroso de la participación y las demandas sociales y encargaron a tres teóricos la realización de un diagnóstico que indicaría el camino para corregir esta desviación de la democracia. El más conocido era Samuel Huntington, junto a un francés y un japonés quienes plasmaron sus conclusiones en un libro que vio la luz en el año 1975 titulado CRISIS DE LA DEMOCRACIA.

Esta especie de biblia neoliberal fue el sustrato teórico que justificó 30 mil desapariciones en nuestro país y una de sus principales conclusiones fue que era esencial hacerse del control de los medios para legitimar la instalación del capitalismo supranacional. Hace ya 35 años, estos analistas decían de los medios: "El único evento real es el caso de que se informa y se ve. Así, los periodistas tienen un papel fundamental como guardianes de una de las dimensiones centrales de la vida pública. Los medios de comunicación se han convertido en un poder autónomo. No es algo nuevo hablar del cuarto poder. Pero ahora asistimos a un cambio crucial, cuando la profesión tiende a regularse de tal forma que resisten a la presión de intereses económicos o gubernamentales y las figuras públicas tienen que jugar para esta audiencia mucho más que para los resultados reales." Allí comenzó la deriva de nuestros actuales medios masivos, el más importante, incluso, infiltrado por, probablemente, la corporación más poderosa del planeta, Goldman Sachs, que posee oficialmente el 18% del capital accionario del grupo Clarin, copropietaria, a su vez, de la FED, entidad privada eufemisticamente llamada Banco Central de EEUU.

Es por tanto un error encuadrar la disputa de los grandes medios con el gobierno –y con otros gobiernos de la región- en el plano estrictamente económico. Diría más, el negocio de los medios de comunicación y particularmente el más influyente, la televisión, está bastante lejos de ser una buena opción económica en todo el mundo. Recordemos la mil millonaria deuda del grupo Prisa o el oxígeno vital que debieron recibir los medios de nuestro pais, ahogados por grandes deudas en dólares, gracias a la pesificación asimétrica de Duhalde que todos pagamos o, de nuevo, cuando en el año 2005 el gobierno extendió las concesiones por 10 años, la fundamentación fue, también, el enorme pasivo de esos mismos grupos. Los grandes medios sobreviven merced a negocios ajenos a su actividad específica como Expoagro o el "cable" o la publicidad oficial, para no hablar de otros manejos menos transparentes como Papel Prensa.

El verdadero rol de los medios, que no por casualidad actuan en conjunto en todos los paises “rebeldes” de la región, con toda su diversidad, es el de legitimador del neoliberalismo y la reconstitución de aquélla democracia de élites, aun a costa de su credibilidad. De allí la importancia de seguir ganando la calle, desde que la participación popular choca de frente con el concepto de democracia elitista y estática al que aludiéramos. La democratización –que no es lo mismo que la democracia- necesita participación constante. En realidad, requiere lucha.

*Columnista del Programa "Hablando Claro"
emitido por Radio Nacional Córdoba

martes, 27 de abril de 2010

EL RENACER NUCLEAR DE LA ARGENTINA


Por Ignacio Jawtuschenko, Periodista.

La posición de la Argentina en la cumbre Nuclear Mundial celebrada en Washington consistió en acompañar las medidas de seguridad que prevengan posibles ataques terroristas a las instalaciones nucleares, pero que estas medidas preventivas no sean pretexto para impedir el avance y la autonomía del desarrollo nuclear pacífico. Es que la Argentina tiene una larga historia en este campo.

El origen de la actividad nuclear en la Argentina en la década del ’50 no podía haber despertado más fantasías. En una isla paradisíaca, la Huemul, en el lago Nahuel Huapi, el austríaco Ronald Richter  experimentó como un alquimista solitario con sus máquinas e instrumentos la secreta posibilidad de la fusión nuclear. Algo que aún hoy, seis décadas después, es un objetivo no alcanzado.

Luego de aquella aventura, la nuclear se volvió una empresa colectiva organizada, con instituciones, grupos de investigación, industriales. Hoy como ayer la actividad nuclear es factor de independencia económica.

La Argentina domina esta tecnología desde sus albores. Desde el RA1 inaugurado en 1958, todos los reactores de investigación argentinos fueron proyectados y construidos en el país. Los reactores de investigación son instrumentos complejos usados para formar ingenieros, físicos y químicos nucleares, testear materiales, fabricar radioisótopos, sustancias químicas radioactivas de uso médico e industrial.

En los ’80, días antes de que asumiera Raúl Alfonsín, la Cnea anunció al mundo que el país disponía de tecnología para enriquecer uranio. Fue el primer país emergente que logró dominar la totalidad de ese ciclo de combustible.

Es que cuando nuestro país emprendió el camino nuclear no lo hizo comprando paquetes tecnológicos llave en mano, sino con la decisión política de desarrollar su infraestructura con la máxima autonomía posible. Se trata de desarrollos que van desde la minería de uranio –prospección, explotación, extracción–, la producción –concentración y purificación– de dióxido de uranio, la fabricación de vainas de zircaloy, la producción de agua pesada para los reactores, la operación de las centrales y la gestión de los residuos radiactivos.

Con una historia a hombros de gigantes como José Balseiro, Jorge Sábato y Franco Varotto, esta actividad científico-tecnológica es una política de Estado que mira el porvenir: en noviembre pasado se aprobó prácticamente por unanimidad la primera Ley Nuclear de la democracia que apunta a permitir la construcción de la cuarta central Atucha III de 1.500 megavatios de potencia, la extensión de vida por otros 30 años de la eficiente Central Nuclear de Embalse y el desarrollo del prototipo del primer reactor de diseño argentino, el Carem.

Poder nuclear. Diez gramos de uranio produce tanta energía como una tonelada de carbón. En términos simples, toda central nuclear funciona como una cacerola. La fisión nuclear genera un inmenso calor que calienta el agua y produce vapor para rotar una turbina, su rotación impulsa un generador que convierte el movimiento mecánico de rotación en electricidad, como el dínamo de una bicicleta. Esa electricidad es transmitida a los usuarios. Detrás de esos artefactos está la teoría física atómica y la fórmula científica que es un ícono de la cultura universal: E=MC2.

La producción nuclear de energía eléctrica se desarrolla dentro del cuadrilátero de política energética, cooperación internacional, aceptación pública y medio ambiente. Algunas ventajas que siempre se destacan de la energía atómica: competitiva frente a las fluctuaciones de los hidrocarburos –petróleo y gas–, constante porque trabaja las 24 horas, todos los días del año –a diferencia de la hidráulica y la solar–, limpia, porque evita la emisión de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Aquí, allí y en todas partes el aumento del precio del petróleo, el incremento de la demanda de electricidad y la dependencia energética a los países productores de combustibles fósiles ha propiciado la vuelta a lo nuclear. Energívoro, en los últimos 15 años el mundo consumió más energía que en toda la historia.

Un ejemplo, Italia, considerada el emblema de los países antinucleares, ya no posterga su retorno a esta energía. Es que se volvió una isla que compra electricidad a los vecinos nucleares, por ejemplo, Francia. El país de los perfumes y la alta costura es también el más nuclear del mundo, allí 8 de cada 10 lámparas de luz son alimentadas por nucleoelectricidad.

Según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el 15 por ciento de la electricidad que consume el mundo es nuclear, la producen 440 reactores. La energía nuclear es sinónimo de desarrollo. Mientras en la Unión Europea el 35 por ciento de la energía que se produce es nuclear, en América latina el panorama es el opuesto, sólo el 2,5 por ciento es nuclear. Sólo Argentina, Brasil y México tienen nucleoelectricidad.

La Argentina cuenta hoy con dos centrales nucleares que suministran un 7 por ciento de electricidad. Atucha I, de origen alemán, en 1974 fue la primera central latinoamericana, puesta en marcha en tiempo récord. La Central de Embalse, en Córdoba, construida en 1984, de tipo Candu, batió récords de eficiencia con un factor de disponibilidad del 87% por ciento. Produce allí el cobalto 60, un radioisótopo que se usa para irradiar y preservar alimentos, esterilizar insumos quirúrgicos y tratar enfermedades tumorales. La Argentina, a través de Dioxitek, es el tercer productor y exportador mundial de fuentes de cobalto 60.

Atucha II será la máquina térmica más grande del país. Durante los ’90 fue un monumento al abandono. Olvidada en el medio de un baldío de pastizales altos, frente al Paraná, ese caudaloso río que –como la tecnología–, no detiene su marcha.

Trunca, la central era un mecano disperso. Sus componentes –85 mil piezas, de unas 40 mil toneladas– se almacenaron en carpas especialmente acondicionadas para evitar la corrosión, para hibernar, resistir. Eran tiempos en que las carpas fueron sinónimo de resistencia política. La carpa blanca docente frente al Congreso, es la más emblemática de todas.

Hoy Atucha II es un hormiguero con cientos de cascos verdes, azules, blancos, amarillos, que se mueven de un lado a otro. A cargo de la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina (N.A.S.A.) trabajan 5.200 personas. Es una mezcla de veteranos recuperados con jóvenes que recuperaron el sentido de futuro.

Cargada de simbolismos, Atucha II es tanto un emblema de reconstrucción, como un ejemplo de lo que no hay que hacer: ninguna obra puede tardar 30 años en terminarse.

Estrategia de dos patas. La Argentina nuclear se sostiene sobre dos patas. Una se hunde hasta la rodilla en el sistema científico tecnológico con la formación de recursos humanos de alto nivel y los proyectos de investigación y desarrollo. La otra se apoya en sectores industriales, con la producción de radioisótopos para la salud pública, la fabricación de combustible nuclear y la provisión de nucleoelectricidad. Casi el 80 por ciento de los fondos asignados al sector nuclear fueron destinados a proyectos referidos a la generación nucleoeléctrica.

Nuestro país ha liderado por décadas el espacio nuclear regional, formando a científicos de países vecinos en investigación y protección radiológica. Pero así como los científicos nucleares argentinos son reconocidos en todo el mundo, la mayor parte de la sociedad desconoce la existencia de este tesoro atómico, que, cuando se conoce, es irremediablemente motivo de orgullo. Sucede que en el sector nuclear son más que discretos a la hora de dar a conocer su trabajo. A diferencia de otros, hacen mucho y hablan poco. Tal vez sean inercias de décadas pasadas, en las que el sector tuvo que resistir en silencio.

Nunca es suficiente la cantidad de especialistas en el campo nuclear. No obstante, el andamiaje necesario para la formación de recursos humanos es uno de los méritos de la Cnea. Mediante acuerdos con universidades, la Cnea creó institutos universitarios, radicados en sus centros atómicos. En 1955 se creó en acuerdo con la Universidad Nacional de Cuyo el Instituto Balseiro en Bariloche, un centro de excelencia donde se forman ingenieros y físicos nucleares de toda América latina. Desde 1993 en acuerdo con la Universidad Nacional de San Martín, el Instituto Tecnológico Jorge Sábato diseñó carreras en ciencias de materiales. Y desde el 2004 el Instituto Dan Beninson ofrece maestrías en reactores nucleares y radioquímica. En Mendoza funciona la Escuela de Medicina Nuclear y Radiodiagnóstico.

Algo más que soja. La Argentina ha demostrado que además de su carne o sus jugadores de fútbol es un proveedor nuclear confiable. La primera exportación de tecnología nuclear fue una serie de elementos combustibles que compró Alemania en 1958. En los ’80 la construcción de un centro nuclear en Perú –el Cnip– fue el más importante proyecto de cooperación nuclear sur-sur. También Argelia optó –entre ofertas de las principales firmas del mercado mundial– por comprarle a la barilochense Invap su primer reactor experimental –el NUR–, con el objetivo de desalinizar agua de mar y favorecer la agricultura en el desierto.

Desde 2002 la Cnea produce en su Centro Atómico Ezeiza molibdeno 99, un elemento radiactivo esencial en medicina nuclear, para el diagnóstico por imágenes y que se exporta a Brasil y países de la región.

En 2005 la exportación más grande de la historia de la Argentina fue el reactor que también Invap vendió a Australia, el Opal, construido para la Ansto, (Agencia de Ciencia y Tecnología Nuclear de Australia). Alta tecnología al precio más conveniente, sería un lema posible.

Publicado en  MIRADAS AL SUR.

domingo, 25 de abril de 2010

LA SEMANA INTERNACIONAL - 18 AL 24 DE ABRIL DE 2010

Por Walter Paz - CEP*

Esta semana quizás se la pueda caracterizar con un solo vocablo: hipocresía. Dentro de las noticias que trascendieron están las noticias que nos dijeron, o en la forma en que nos dijeron aquellos a los que uno suele denominar como los medios masivos de desinformación, noticias relacionadas con las declaraciones del Presidente Evo Morales de la hermana Bolivia acerca del consumo de pollos y su relación con la homosexualidad.

A veces para acallar un tema suele ser válido hacer mucho ruido con otro tema. La supuesta relación del consumo de aves y homosexualidad sirvió para que casi no se conocieran las conclusiones de La Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra realizada en Cochabamba. Allí sonó muy fuerte y de manera muy real la crítica a aquellos países industrializados que en su momento no firmaron o no cumplieron con el Protocolo de Kyoto nacido allá por los últimos meses de 1997.

Entre las conclusiones se pide por la creación de un tribunal internacional que proteja el medio ambiente, montar un referéndum mundial para sondear a la población del planeta si está de acuerdo o no con vivir en un mundo capitalista, la exigencia a los países industrializados de reducir sus emisiones de gases contaminantes en un 50% de aquí al 2020, y que esos países que hoy son contaminantes en mayor medida que los demás entreguen un porcentaje de sus respectivos PBI para financiar un programa de adaptación al cambio climático para aquellos estados que son más pobres, etc. Hubo cuestionamientos calificando de farsa a la postura de los EE.UU. en la última cumbre climática en Copenhague. Pero bueh… para algunos eran más importantes las supuestas declaraciones sobre pollos y homosexualidad. Y decimos supuestas, porque estuvimos buscando el audio correspondiente al Presidente de Bolivia y en realidad dice: “El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres", es decir, Evo habla de desviaciones, pero no de homosexualidad. También se puede interpretar como desviaciones en su salud reproductiva, y esto hace a su ser como hombre. Los que quieran vincular la palabra desviación con homosexualidad es un asunto de ellos, pero no de Evo Morales.

Y empezamos hablando de hipocresía, acaso hay alguno de esos periodistas o comunicadores que presentaron esa noticia en tono de mofa, que ponga su mano en el fuego para defender a esos pollos cultivados en granjas industriales como saludables para las personas ¿? No hay que olvidar que con el surgimiento de las gripes aviar y porcina, se puso en el tapete, lo que ocurre en esas granjas puertas adentro, algo espantoso. Hasta ahora, yo no escuché a nadie que saliera a desmentirlo. Además, desde nuestra experiencia argentina, nosotros no sabemos qué tipo de pollo se comercializa en Bolivia. Cuando menciono nuestra experiencia es porque no me olvido de aquellos tiempos -1986- cuando en Argentina ingresaron papas importadas de Polonia; eran papas radioactivas producto del desastre nuclear de Chernobyl.

Hipocresía porque también en esta semana salió el fallo de la Corte Internacional de La Haya, hipocresía de los medios que dos años atrás decían que este gobierno kirchnerista maltrataba a los hermanos uruguayos, y ahora atribuyen este fallo internacional a una ineficiente representación por parte de nuestro Gobierno Nacional. Más hipocresía porque hace un par de años atrás, en pleno conflicto por las retenciones, unos periodistas concurrieron a Gualeguaychú por el hallazgo de miles de pájaros muertos en los campos circundantes y que algunos atribuían al uso de agrotóxicos en esos campos sojeros. Uno de los miembros de esa asamblea ambientalista era Alfredo de Angelis y cuando se le preguntó acerca de semejante mortandad de aves, contestó: no es tema nuestro.

Y para que se note hipocresía con mayúsculas, las declaraciones del "cabezón" Duhalde que anoche realizó un acto en esta ciudad, y entre otras cosas, se le ocurrió destacar que uno de los países que más crece en la región es el Perú. En junio del pasado 2009 hablábamos en este programa de la represión ocurrida en la zona de Baguas, en el Amazonas peruano donde 30 personas pertenecientes a Pueblos Originarios murieron por disparos efectuados por militares a bordo de un helicóptero, a lo que hay que sumar una decena de policías que también murieron por las mismas balas.

En julio de 2007, hubo casi 20 muertos por represión en el marco de un paro general y marcha. A principio de este mes de abril hubo seis personas muertas a tiros durante enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno de Alan García y mineros en huelga en la zona de Chala-Arequipa. Todos estos hechos están relacionados con distintas resistencias del Pueblo Peruano a la privatización de los recursos naturales, especialmente de la ladera occidental de los Andes o sea el lado amazónico. El Estado peruano allí solo está presente para garantizar los intereses de los grupos económicos que comienzan o hace rato que comenzaron a explotar las riquezas del Perú, y ese es uno de los modelos que rescata Duhalde, aunque en realidad no sería de extrañar, el ya tiene experiencia con Kosteki y Santillán.

Y para cerrar, dentro de algunos días, un 27 de abril pero de 1979, en aquella Nicaragua que peleaba en montes y calles contra la dictadura somocista, un niño llamado Luis Alfonso Velásquez Flores caía alcanzado por dos balazos tras ser emboscado por sus matadores, miembros de la Guardia Nacional, la élite de Anastasio Somoza. Su cuerpo pequeño que todavía no había cumplido 12 años fue pasado por encima con un vehículo militar que huyó del lugar, unos días más tarde, el 5 de mayo murió Luis Alfonso. Las malas lenguas dicen que ese niño fue el que inspiró a Luis Mejía Godoy, una voz que identifica cabalmente a Nicaragua, esa tierra de poetas, volcanes y selva. Creó un tema musical que ganó el Festival Internacional de la OTI.

Este niño que murió de forma tan violenta era un militante comprometido en pelear contra la dictadura de “Tachito” Somoza, y junto a algunos de sus compañeritos de grado y vecinos solía ingresar a escuelas o interrumpir alguna misa alentando a los presentes a sumarse a la lucha gritando: Patria Libre o Morir. El tema musical se llama: Quincho Barrilete.

*Extraido del programa SUDESTADA
que se emite por Radio Nacional Rosario - AM 1300 - Sábados de 7 a 9.30 horas

viernes, 23 de abril de 2010

EL RETORNO DE LOS ANACRONISMOS

Por Ricardo Forster*
Uno de los saldos interesantes del conflicto que se instaló durante varios meses entre nosotros, y cuyas sombras seguirán acompañándonos por bastante tiempo, es la emergencia de un debate político que hacía décadas que no se vivía tan intensamente en el país. Un debate que movilizó distintos argumentos y que recogió tradiciones intelectuales que parecían en desuso o cuya presencia remitía a un pasado aparentemente clausurado.

No resulta, en este sentido, casual que algunos periodistas que suelen dar cátedra desde ciertos matutinos, hayan esgrimido, que el discurso de Néstor Kirchner es fatalmente anacrónico y que responde a una época del mundo perimida; que su reloj político-económico y su ideología atrasan irreversiblemente. Esa argumentación, repetida una y otra vez, suele corresponderse con una trama argumentativa que remite a los discursos del fin de la historia y de la muerte de las ideologías profetizada a los cuatro vientos al final de los años ’80 por Francis Fukuyama; que, no contento con anunciar el cierre definitivo de las pasiones políticas y la clausura de la historia y de sus antagonismos principales, decretaba, juntamente con todos esos gestos de sepulturero excedido de trabajo, la coronación definitiva del mercado global y de sus formas liberales como punto de llegada y de cierre de la historia. Lo demás eran rémoras de un pasado convertido en recuerdo o transformado en museo temático.

Junto con la naturalización de la ideología neoliberal, devenida en santo y seña del fin de la historia, lo que también fue arrojado al vertedero de los trastos viejos fueron esas otras tradiciones políticas que insistían con salirse de la matriz articulada por la globalización mercantil, que pretendían todavía hablar del Estado, de la problemática de los invisibles de la historia, de la cuestión de la equidad y de la justicia, que aún recogían tradiciones keynesianas o que expresaban una perspectiva no complaciente con el Consenso de Washington y sus derivaciones.

Un hegemonismo globalizado pareció definir de una vez y para siempre la marcha de nuestras sociedades, sepultando voces e ideas, sujetos y pasiones que sordamente se resistían a abandonar la escena. Cuando pocos lo esperaban, algo extraño y anómalo sacudió a Latinoamérica, reinstalando, en varios de nuestros países, aquello mismo que había sido declarado perimido y anacrónico. Nuevamente, el fantasma del “populismo” atemorizó a los cultores del relato único, desde Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador y la Argentina, con sus especificidades y sus diferencias, un aire nuevo y antiguo a la vez fue limpiando el cielo neoliberal, abriendo otras perspectivas que, en muchos casos, regresaban sobre esas tradiciones intelectuales que, en otra época latinoamericana, habían abierto las experiencias bienestaristas. Escándalo y desasosiego en el campo de aquellos que creían que los vientos de la historia sólo soplaban a su favor; escándalo ante el retorno de lo espectral, de antigüedades ideológicas que reinstalaban la lógica del conflicto y la querella en torno al papel del Estado y a la cuestión acuciante de la redistribución de la riqueza. Escándalo frente a la emergencia de prácticas que nos “ponían fuera de los países serios y primermundistas”, que nos llevaban hacia el callejón del atraso porque simplemente se iniciaba un proceso de revisión crítica de lo desplegado durante los ’90 en un continente que aceptó casi sin oponerse las recetas neoliberales, cuyo saldo de cuentas concluyó en mayor desigualdad y mayor miseria.

El recurso del anacronismo viene funcionando desde hace bastante tiempo y opera como un gigantesco mecanismo de obturación que tiende a invisibilizar todo aquello que no se corresponde con la palabra dominante y con la retórica de quienes se presentan como portadores de la última novedad, esa que se relaciona con un tiempo del capitalismo salvaje que niega la posibilidad misma de revisar la hegemonía del mercado y de sus “indescriptibles maravillas”, cuya expresión más sofisticada fue la famosa teoría del derrame. Mientras tanto, no sólo dejó de acontecer esa promesa, sino que lo único que se derramó sobre los débiles de la sociedad fue la pobreza, la intemperie y la injusticia social. Lo “nuevo” de este discurso que se quiere novedoso es, simplemente, afirmarse en la declaración del fin de la historia, declaración que le permite, como al inefable Morales Solá, decretar la condición fatalmente anacrónica del discurso político de Kirchner allí donde éste no hace más que expresar, supuestamente, una visión retrógrada de la economía y del Estado. Fenomenal operación ideológica que suele borrar las consecuencias reales de las políticas neoliberales y que busca destituir cualquier posible alternativa, deslegitimando el derecho democrático a buscar otros caminos para el desa-rrollo nacional.

Así como se intenta eliminar la relación entre democracia y conflicto, ejercitando la retórica de un consensualismo vacío, esa que disimula los daños perpetrados por un sistema desigual e injusto, también se busca descalificar mundos de ideas, núcleos conceptuales, teorías y argumentaciones políticas en nombre de un tiempo desideologizado cuya principal característica es hacer funcionar a la sociedad como si fuera una gran empresa, con sus gerentes, sus tecnócratas y sus cuadros eficientes a la hora de multiplicar los ideales del mercado y del ciudadano-consumidor sobre todas las esferas de la vida. Ese es el sueño de los cultores del fin de la historia: que democracia liberal y mercado terminen por arrojar al museo cualquier perspectiva antagónica, cualquier práctica que recuerde que la marcha de la sociedad sigue expulsando de la dignidad a millones de seres humanos arrojados, ellos sí, a la intemperie.

Tal vez, entonces, uno de los saldos de un conflicto que no se ha cerrado sea el de reintroducir en el centro de la escena no sólo un debate contemporáneo que vuelve a insistir sobre aquello de lo que ya no se hablaba, sino que también permite echar nueva luz en torno de los vínculos entre el pasado y el presente; no en la perspectiva de recrear antiguas disputas o de quedarse atornillado al sillón de la nostalgia, ni tampoco con la intención de escamotear lo novedoso de nuestra actualidad en nombre de una eterna repetición. Se trata de otro registro, aquel que recupera la función disruptiva de lo anacrónico, de lo relegado al desván de las cosas viejas, como fuente de iluminación crítica, invirtiendo la lógica del neoliberalismo que se declara a sí mismo la última y única alternativa para esta época de clausuras y cierres. Como siempre, el deseo de la derecha, en este caso mediática, es arrojar al vertedero de la historia toda posibilidad de invertir los términos de la injusticia y la desigualdad de un sistema que se quiere eterno y absoluto. Bienvenidos, entonces, ciertos inexcusables e indispensables anacronismos.

* Doctor en Filosofía, profesor de las universidades de Buenos Aires y de Córdoba.

jueves, 22 de abril de 2010

LAS CONFERENCIAS "TED"

UNA MIRADA DISCUTIBLE
El jueves pasado tuvieron lugar en Buenos Aires las esperadas conferencias "TED", un encuentro misceláneo de sesgo tecnológico, ideología importada y sensibilidad confusa, bajo la figura tutelar del emprendedor como modelo social. Allí disertaron varios científicos nacionales, ante un auditorio esencialmente integrado por alumnos de nuestro sistema público universitario. Pero, ¿qué idea de la ciencia promueven las TED? ¿Qué tipo de vínculos sociales estimulan? Los peligros de la importación de un formato.

Imperfecta en materia económica, o incluso política, se podría creer que nuestra soberanía es definitiva en materia de organización de conferencias. Y sin embargo, el jueves pasado tuvieron lugar –en el predio de la Rural, con un éxito numérico anticipado y admisión por sorteo– las conferencias TED, un desfile dispar de vidas que se quieren ejemplares, un impreciso encuentro ecuménico, un show importado, un gran aturdimiento.

Este artículo arbitrario está redactado bajo el influjo desaconsejable de la contrariedad. Quiere oponerse a un espectáculo. O mejor, a la idea desagradable de que algunas cosas importantes –o todas– deban convertirse en espectáculo. Su propósito es razonar el malestar –estético, político– que produce la importación de un formato del show para hacer disertar a gente valiosa, que en principio tendría algo –un poco más largo y en otro contexto– que decir sobre nuestros problemas.

Pero el artículo también querría entender. Develar, por ejemplo, qué impulsó a los organizadores; por qué parecen estimular una alegre norteamericanización de la cultura; de dónde procede esa sensibilidad rara que los anima. En el universo confesional del blog, más de uno admite haber llorado de pie al asistir a las ediciones anteriores en los Estados Unidos. El llanto es la crisis del sentido.

EL FORMATO

El jueves pasado entonces, durante dieciocho minutos cada uno, y uno atrás de otro durante un día, disertaron matemáticos, físicos, biólogos, arqueólogos, antropólogos, psicólogos e ingenieros, pero también coreógrafos, cantantes, deportistas, periodistas, abogados y dramaturgos. Pero, para decir ¿qué? ¿Qué pueden decir, en un mismo ámbito, restringidamente, tantas personas dispares?

Digámoslo así: en principio, no mucho más que declararse presentes y dejar tácitamente establecido su acuerdo con el formato y con la selección de los otros oradores. Si a quien dedica su vida a una determinada disciplina se le conceden dieciocho minutos para que exponga las generalidades de esa disciplina y de esa vida, es claro que lo que pueda decir será menos importante que su presencia: es la presencia la que sintetiza las cosas no dichas.

En el sitio de las reuniones TED se explica, por ejemplo, que en ellas disertó Bill Clinton. O que en alguna edición a Bill Gates sólo se le concedieron seis minutos para explayarse. ¿Qué puede decir Gates en seis minutos si no es acá estoy? ¿Qué puede explicar Clinton que nos esclarezca después de años de gestión? En definitiva, las TED, como la selección argentina de fútbol, proponen menos un contenido que un conjunto de figuras. Pero esas figuras, ¿cómo son seleccionadas, qué tienen en común? Son, lo veremos, de un modo general e impreciso, emprendedores.

EL ORIGEN

TED es la sigla en inglés de Tecnología, Entretenimiento y Diseño. Las TED son, en principio, unas conferencias anuales que tienen lugar en Estados Unidos desde hace unos veinte años. Es claro, a partir del nombre, que nacieron para ocuparse de algunos pocos temas. Con el tiempo, sin embargo, ampliaron sus intereses. Los organizadores aseguran que se proponen difundir las ideas que vale la pena difundir, y publicitan las conferencias con el confuso “la conferencia de tu vida” –sin duda un problema de traducción de sensibilidades, porque, ¿qué quiere decir en castellano?–, pero quizás haya que mitigar la nobleza de los propósitos recordando que en Estados Unidos la entrada cuesta algo más de seis mil dólares.

Si al principio el lector podría haberse preguntado por el sentido de las restricciones del formato, al conocer el precio de las entradas y los temas de origen entiende por sí mismo: las conferencias tienen que haber nacido como un vasto encuentro comercial sui generis. Los organizadores daban a algunos emprendedores talentosos la posibilidad de exponer acotadamente –como se expone ante los financistas– una idea para cuyo desarrollo quizá necesitaban financiación, y al mismo tiempo presentaban al auditorio –calificado, seleccionado por el precio de las entradas– la posibilidad de escuchar a varios emprendedores talentosos capaces de ofrecerles nuevas oportunidades de negocios.

Así, quedaba establecida una clara reciprocidad comercial que, de paso, fijaba la estética oratoria (que las TED de hoy heredaron): había que disertar para pasmar al auditorio, para trasladarlo a ese estado raro de la conciencia en que el industrial se convence de la inversión y arriesga su capital. Más importante que hacer pensar será fascinar; conmover antes que estimular la pregunta crítica. Lo que convencerá, en definitiva, será la fascinación que provoca el artificio.

LA IMPORTACION DEL FORMATO

El problema general que recorre nuestra historia es el de la importación de los modelos. En su Historia integral de la Argentina, David Rock se proponía demostrar una tesis audaz: sin ocupación formal de su territorio, el país no ha dejado nunca de ser una colonia en la medida en que permaneció fiel a sus alianzas estratégicas cuando esas alianzas se quebraron desde fuera, por razones diversas. En esas oportunidades fortuitas, el país no buscó nuevas relaciones favorables, sino que persistió en la patética fidelidad comercial, que es la bancarrota.

Es notable que para que esa actitud ocurra, la miopía comercial no alcanza: es la cultura la que debe permanecer en la admiración encandilada de lo que viene de afuera, aunque ya no venga. La condición colonial equivaldría, en definitiva, a una falta de reflejos por encandilamiento cultural para buscar el propio interés.

Sabemos que la importación tergiversa lo importado. Desde 2005, las TED se organizan, también, fuera de los Estados Unidos. Pero si allá se pagan, todavía, los seis mil dólares de rigor, aquí son gratuitas. Eso configura un público mayoritario de estudiantes universitarios, y el cambio inopinado de auditorio cambia el sentido del encuentro. Lo que afuera se proponía en los términos de una reciprocidad comercial, aquí se convierte en la presentación de unas vidas ejemplares ante un auditorio de estudiantes jóvenes, e inermes: comprar una idea es distanciarse, pero proponer un modelo a la juventud supone una relación que no cesa, una pretendida conversión de almas.

QUIENES HABLAN

Todo, en las TED, está puesto bajo el signo del emprendedor. De alguno de los organizadores, por ejemplo, se dice que es un emprendedor serial. Pero quizás un ejemplo caricatural de orador podría ser el del paleontólogo, digamos, asmático que incursiona en el montañismo y que al escalar el monte más difícil descubre unos huesos que revolucionan su disciplina. De un modo general, los oradores son personas que se impusieron en la batalla más difícil según Platón, la batalla contra uno mismo, pero que al mismo tiempo innovaron en su especialidad. Vidas que tienen un compromiso meritocrático con la propia disciplina, y uno complementario con la propia voluntad.

Ahora bien, esos actores de la excelencia y el esfuerzo están esencialmente solos cuando se presentan ante el auditorio de las TED. La idea de acción colectiva aparece borrada de su experiencia. Eso ocurre porque a los organizadores les interesan esencialmente los logros individuales. Pero en esa idea de individuo abstracto que es capaz de proponerse un objetivo y cumplirlo solo, quedan ocultas varias cosas importantes.

En primer lugar, la historia del individuo. ¿Qué condiciones debieron satisfacerse para que esa vocación se despertara? ¿Quiénes lo impulsaron? ¿Quiénes lo favorecieron? La vida es resultado de un conjunto de circunstancias, que en la presentación del logro aparecen borradas: no hay universidad pública, no hay grupos de investigación, no hay colegas. No hay nada más que alguien que se planteó unas metas y que fue capaz de someter su voluntad. Los organizadores de las TED interpelan a una sociedad que en el origen no está, porque las vidas ejemplares que presentan están desocializadas.

QUIENES ESCUCHAN

Dijimos que la gratuidad configura aquí un público de estudiantes universitarios, que son vistos por los organizadores como potenciales emprendedores. En cada uno de esos estudiantes hay un posible hacedor, pero un hacedor que imaginan dormido, anestesiado, aturdido. Como si ignorara sus propias capacidades. Como si algo en la cadena causal se hubiera quebrado. Ante un auditorio de conciencias dormidas, el evento está pensado entonces como un agitamiento.

Pero eso supone un otro esencialmente pasivo, que no tiene historia ni compromisos. Lo que conduce a una idea ingenua de la sociedad: sin conflictos, no parece ser más que un grupo de individuos que malviven moderadamente su vida, y que deben ser puestos en onda. Como si a cada estudiante se le dijera: ponga su voluntad a trabajar para darle a la sociedad del futuro, que es algo abstracto, alguna cosa que salga de esa voluntad. Todo eso conduce, en definitiva, a la sociedad de las oportunidades.

CIENCIA Y SOCIEDAD DE LAS TED

¿Qué lazo social sale de esa concepción? Si se parte de una serie de individuos talentosos, y luego se establecen ciertas condiciones para que sus talentos se expresen, la idea del lazo social de esos individuos con el resto es a través del don: ellos [nos] dan sus logros. Ya dijimos que eso supone una pasividad esencial de la sociedad, pero también supone que, racionalmente, nadie podría querer nada más que eso que se le da.

En la cultura norteamericana la figura del emprendedor va asociada a la idea del pionero: habitamos un desierto, pero sobre él construiremos un paraíso artificial. Cada uno de los oradores de las TED es como un pionero en su área, que ha tenido que atravesar el desierto, y que entonces nos invita a su ciudadela. Como si todos los que vivimos en esta sociedad tuviéramos el ansia oculta de vivir en una ciudadela como ésa.

Pero además se presupone que el emprendedor es alguien esencialmente bueno. Que quien sea un talento en su área será también, aunque todavía no lo haya descubierto, un benefactor social. Como la excelencia no puede ser moralmente mala, la expresión de los talentos individuales tendrá como consecuencia la mejora en la calidad de vida de las sociedades en las que esos talentos se inscriben. El talento sería así garantía de la excelencia moral, lo cual es falso. Es el reconocimiento del otro como alguien irreductible a nuestros propios dones lo que inaugura la mirada ética. Una sociedad en la que se realizaran los logros de todos los individuos conduciría al desastre. Añoraríamos, tal vez, la tierra de los idiotas.

¿Y qué idea de la ciencia proponen las TED? Ciertamente, no la de Robert Merton, la ciencia como institucionalización de una empresa colectiva. La historia de la ciencia demuestra que toda intervención individual estuvo preparada por la tarea colectiva; que en materia científica no hay epifanías sino partos. Al promocionar a científicos individuales se oculta lo más importante: los colegas, los equipos, las tradiciones. Se promociona, a lo sumo, la cabeza de esos grupos, lo que supone una mirada empresarial sobre la ciencia. Como si se dijera: busquemos al dueño, que tiene el capital mayor en la empresa.

Una conclusion

Las TED son un encuentro ecuménico para cooptar ciudadanos para la sociedad global de las oportunidades. Las TED querrían ser el desembarco de la cultura del emprendedor en los pocos emprendimientos que aún preservan un sentido colectivo: la ciencia, las políticas públicas. Más que con la idea del asombro, la idea del show se emparenta con la de la fascinación. La fascinación deslumbra para ocultar. Presentar la ciencia como un show es inducir a abrazar el fetichismo científico, y no iniciar una pasión inquisidora. Se busca que el auditorio se fascine, para que salga convencido. ¿De qué? De ser, al igual que los individuos cuyas vidas ejemplares se presentan, emprendedores, y así configurar entre nosotros la ansiada sociedad de las oportunidades.

Es notable que quienes promueven el modelo importado de las TED no son hijos de ese modelo, no prosperaron en la sociedad de las oportunidades, no proceden del pionero, sino que son honestos y laboriosos hijos dilectos de los emprendimientos colectivos que se llaman escuela pública, universidad pública, e investigación financiada por el Estado. Pero están equivocados, la tarea es mejorar esos emprendimientos, no promover la empresa personal.

Alguno de los organizadores escribió que al asistir a las conferencias en los Estados Unidos se sintió indeciblemente privilegiado por haber podido asomarse al futuro. La afirmación revela la idea de futuro de algunos organizadores locales de las TED: esencialmente tecnológico, el futuro es algo que ocurrirá lejos de aquí, algo que quizá deberemos importar. Esa noción de futuro atrasa. Pertenece a nuestro pasado. Lo que deba ocurrirnos en el futuro ocurrirá entre nosotros, en formato y con contenido propios, o no ocurrirá en absoluto.

Por Matias Alinovi
Página12 - 17/04/2010

miércoles, 21 de abril de 2010

EL TRABAJO INFANTIL Y LA CRISIS MUNDIAL

(En PERÚ, MÉXICO Y COLOMBIA)


Por: Hedelberto López Blanch

Uno de los principales sectores sociales que han sido mas golpeados por la crisis económica mundial y las políticas globalización neoliberal y privatizaciones que tomaron auge en los últimos años impuestas por las naciones más ricas y los organismos financieros internacionales, ha sido el de la niñez.

Tres de estos países que en América Latina han sido consecuentes con la aplicación de esas medidas y que a la par han motivado el incremento del trabajo infantil, son México, Perú y Colombia, los dos primeros con Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos y el último que ha hecho todo lo posible para alcanzarlo lo antes posible.

Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) denunció que más de 130 millones de niños y niñas trabajan en plantaciones de todo el mundo, pero otras actividades como el servicio doméstico, los talleres textiles, los puestos de comida o la prostitución se nutren de esa mano de obra.

En los últimos años debido a la crisis económica mundial, compañías manufactureras y dueños de latifundios están utilizando más niños en esas actividades a los cuales les pagan menos salarios que a las personas mayores. Además de ser mano de obra clandestina, los menores no tienen ningún respaldo social ni perciben subsidios sociales en caso de enfermedad o accidente.

En Perú, más de 3.000.000 de niños laboran en las más disímiles tareas como son el comercio ambulante, los servicios domésticos, minas, producción de ladrillos y producciones agropecuarias. Por las mismas necesidades económicas, están impedidos de estudiar o desarrollar actividades propias de su edad.

Datos del Ministerio de Trabajo indican que el 70% de esos niños y adolescentes que laboran en el sector agrícola lo hacen bajo condiciones de explotación y su salud se encuentra en alto riesgo debido a que se mantienen en constante contacto con químicos para abono y fumigación.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) alertó de que 50.000 menores peruanos trabajan en minas artesanales en ínfimas condiciones de protección y cifras oficiales aseguran que al menos 10.000 niños y adolescentes son explotados sexualmente en el país. La OIT y el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) colocan a esa nación andina entre las de mayor tasa de trabajo infantil de Latinoamérica, en oficios "considerados como peligrosos".

Guillermo Dema, especialista de la OIT, significó que en los últimos tiempos las cifras han ido aumentando pues se contabilizan 3,3 millones de muchachos entre los 5 y 17 años, que realizan una actividad económica, lo cual equivale al 42% de la población nacional en esa edad (que asciende a 7,9 millones).

El informe del INEI especificó que ese fenómeno ha crecido significativamente en los departamentos de Amazonas (noroccidental), Ucayali (centro-oriental), Madre de Dios (suroriente), Junín (central) y Huánuco (nor-central), así como en Lima, la capital.

Para el investigador de la Pontificia Universidad Católica de Perú, José Rodríguez, entre las causas aparecen el nivel de pobreza que afecta la mitad de la población y los altos índices de desempleo general.

Rodríguez señaló que el gobierno "no ha hecho nada" para revertir esa situación y tampoco ha desarrollado un sistema que ofrezca oportunidades para "romper los círculos viciosos de la pobreza".

Colombia es otro lamentable caso pues el 14,3% de la población ocupada es menor de 17 años y donde 1.628.300 niños laboran permanentemente debido al elevado nivel de pobreza y bajos ingresos que reciben las familias, especialmente en el área rural.

La Escuela Nacional Sindical de Colombia (ENS) puntualizó que el 37,6% de esos muchachos no recibe remuneración o ganancias; el 56% sólo obtiene la cuarta parte o la mitad del salario mínimo, y solo el 5,4% gana el salario mínimo.

Según el ENS, el desempleo de los padres o sus precarias condiciones laborales, el limitado acceso a programas de educación, salud, alimentación y recreación, sumados a la inseguridad en los barrios y la pobreza producida por la desigual distribución de la riqueza nacional, siguen siendo las causas principales del trabajo infantil en Colombia, cuyos infantes deben salir a trabajar para complementar los ingresos de sus hogares.

En cuanto a México, estadísticas del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), indicaron en un reciente estudio que 3,5 millones de menores de 14 años se ven obligados a trabajar "un desafío que va más allá del ámbito laboral, que requiere de políticas económicas y sociales para el fomento del crecimiento y empleo y para el combate de la pobreza en el largo plazo".

Desde 1994 cuando México firmó el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLCAN) se incrementó la pobreza en las zonas rurales y se profundizaron las precarias laborales en el campo con el consecuente incremento de la explotación infantil.

Organizaciones no Gubernamentales puntualizan que la pobreza alimentaria y la falta de atención médica en el ámbito rural mexicano afectan cada año a más de dos millones de personas en una espiral que parece indetenible.

Resulta incuestionable que sin una voluntad gubernamental, pese a tiempos de crisis económica mundial, se hace imposible llevar adelante políticas sociales que no sólo eliminen el trabajo infantil, sino que además creen condiciones para que las familias accedan a labores decentes y se les garanticen las mínimas condiciones de alimentación, salud y educación.

Publicado en Telesurtv.net
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=104337
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

martes, 20 de abril de 2010

ELOGIOS SELECTIVOS, INDIGNACIÓN SELECTIVA

Por: Emily J. Kirk, John M. Kirk y Norman Girvan

El terremoto de enero de 2010 en Haití causó unas 230.000 muertes, dejó a 1,5 millones sin vivienda, y ha afectado directamente a 3 millones de haitianos - 1/3 de la población. El 31 de marzo, representantes de más de 50 gobiernos y organizaciones internacionales se reunieron en la Conferencia Internacional de Donantes para el Nuevo Futuro de Haití para prometer ayuda a largo plazo para la reconstrucción de ese país. En la conferencia, Cuba hizo lo que puede ser descrito como la promesa más ambiciosa e impresionante de todos los países - reconstruir todo el Servicio Nacional de Salud. Mientras los esfuerzos de otros gobiernos han sido elogiados, los de Cuba, sin embargo, han sido en gran parte ignorados por los medios.

El objetivo de la contribución de Cuba es reconstruir completamente el sistema de atención sanitaria de Haití - y hacerlo de manera sustentable. El nuevo sistema se basará en el modelo cubano, incluyendo atención sanitaria primaria, secundaria y terciaria, aparte del entrenamiento de más doctores haitianos en Cuba. En resumen:

•El nivel primario incluirá 101 clínicas para tratar anualmente a unos 2,8 millones de pacientes, realizar 1,3 millones de operaciones de emergencia, asistir el nacimiento de 168.000 bebés, y suministrar 3 millones de vacunas.

•El nivel secundario será suministrado por 30 hospitales comunitarios. Tendrán la capacidad de tratar a 2,1 millones de pacientes por año, y suministrarán 1 millón de operaciones de emergencia, 54.000 operaciones, 276.000 electrocardiogramas, 107.000 exámenes dentales, 144.000 ultrasonidos diagnósticos, y 487.000 exámenes de laboratorio. Además, debido a la gran cantidad de pacientes politraumatizados, 30 salas de rehabilitación serán incluidas en todo el país y suministrarán 2,4 millones de tratamientos terapéuticos para unos 520.000 pacientes.

•El nivel terciario de atención sanitaria será asegurado por el Hospital Haitiano de Especialidades, que tendrá 80 especialistas cubanos. Contendrá varios departamentos clínicos, y será utilizado para la investigación y la enseñanza, así como para la capacitación ulterior de profesionales haitianos que reemplazarán gradualmente a los profesionales cubanos.

•Finalmente, se suministrarán 312 becas médicas adicionales para que estudiantes haitianos estudien en Cuba.

Lo que también es significativo es que no se trata sólo de 'promesas' de Cuba, sino más bien de un desarrollo de la ayuda médica que ha sido provista durante los últimos once años, y aumentada dramáticamente desde el terremoto. Una brigada médica cubana ha estado en Haití desde 1999 y tiene ''una presencia en 127 de las 137 comunas de Haití, ha salvado 223.442 vidas, tratado a 14 millones de personas, realizado 225.000 operaciones y asistido el nacimiento de 109.000 bebés''. Además, gran parte del programa prometido ya ha sido implementado puesto que ''después del terremoto, 23 de esos centros de atención primaria, 15 hospitales de referencia comunitaria y 21 salas de rehabilitación ya han sido establecidos y funcionan.''

El coste del programa cubano durante un período de diez años es calculado en 690,5 millones de dólares - utilizando el 50% de los precios internacionales para servicios de este tipo. Es una cantidad enorme para un pequeño país en desarrollo (población 11,2 millones); y además para un país que ha estado bajo un bloqueo económico paralizador de su poderoso vecino durante casi medio siglo. Es aún más notable si se le compara con los de otros gobiernos, particularmente los de países industrializados. Por ejemplo, la contribución de Cuba en relación a su PIB es 155 veces mayor que la de EE.UU., que prometió 1.150 millones de dólares. Entre otros países del G-7, Francia, la antigua potencia colonial, prometió 188,93 millones de dólares, Alemania 53,17 millones, Japón 75 millones, y Canadá 375,23 millones de dólares, mientras Italia y el Reino Unido, aunque no fueron específicamente mencionados, fueron probablemente incluidos en la promesa de 203,19 millones de dólares que fue hecha en nombre del grupo ''UE Restante'' de países.

Por lo tanto, en términos absolutos, el valor monetario de la contribución de Cuba es casi 4 veces la de Francia, 12 veces la de Alemania, y casi el doble de la de Canadá. Por cierto, excluyendo a EEUU., la contribución de Cuba es más que el conjunto de las del resto de los países del G7, así como un 37% más que la contribución del Banco Mundial (479 millones de dólares). En total, 59 promesas fueron hechas por gobiernos, bloques regionales e instituciones financieras.

En otras palabras, mientras otros países prometen donar dinero, Cuba está creando activamente todo un sistema de atención sanitaria sustentable que tratará a un 75% de la población haitiana, 7 y salvará cientos de miles de vidas.

Y a pesar de ello, a pesar del extraordinario valor de ese compromiso, éste ha sido en gran parte ignorado por los principales medios estadounidenses.

Representación en los medios de la Conferencia de donantes para Haití de las Naciones Unidas, incluyendo las contribuciones de Cuba y de EE.UU.

Nº de publicaciones sobre la conferencia Publicaciones sobre contribuciones monetarias de EE.UU. Publicaciones sobre la Conferencia que mencionan a Cuba

CNN
8
3
0

New York Times
8
3
0

Boston Globe
3
1
0

Washintong Post
12
7
0

Miami Herald
11
8
0

Total
38
22
1

Como podemos ver, de 38 publicaciones sobre la Conferencia de donantes para Haití en cinco importantes medios de EE.UU. en los diez días después de la Conferencia, sólo uno mencionó la contribución cubana -y eso brevemente. Además, CNN, New York Times, Boston Globe , y el Washington Post ignoraron enteramente la contribución cubana. La cantidad de la cobertura mediática es también instructiva en la indicación de la disminución gradual del interés de los medios después del desastre. Habiéndolo dicho, la Conferencia de donantes para Haití merecía evidentemente una amplia atención, al ser una importante reunión de algunos de los principales responsables de las tomas de decisiones del mundo -pero es notoria la escasa cantidad de publicaciones al respecto, y especialmente sobre la extraordinaria contribución de Cuba.

Además, nuestro análisis de los primeros cincuenta resultados en Google News para 'United Nations Haiti Donor Conference', generó sólo dos artículos que mencionaron el papel de Cuba. Uno se concentró en la rareza de que funcionarios cubanos y de EE.UU. trabajaran en conjunto. Al contrario, 31 de los 50 artículos discuten las contribuciones de países desarrollados en la conferencia de donantes, y 21 discuten específicamente la de EE.UU. -9 de los cuales mencionan los 1.150 millones prometidos por el gobierno de EE.UU.

Por cierto, un análisis del contenido de los artículos revela que su principal tema fue la importancia del papel de EE.UU. en la ayuda para Haití. La cantidad de dólares prometidos fue señalada repetidamente, y el esfuerzo de EE.UU. fue descrito a menudo como de igual (o mayor) importancia que el de las Naciones Unidas, según un artículo: ''Las mayores contribuciones provinieron de EE.UU. y de la UE.'' Incluso si se comparan los valores absolutos prometidos, esto es simplemente falso -ya que la promesa venezolana fue de 2.400 millones de dólares. Otro artículo escoge a EE.UU., y explica ''Más de 140 naciones, incluyendo a EE.UU., han suministrado ayuda inmediata y socorro a millones de haitianos,'' y en la cobertura en los medios EE.UU. encabezó consistentemente la lista de países contribuyentes. Otro artículo menciona que EE.UU. tiene un papel más importante que las Naciones Unidas, y señala que ''Los amigos de Haití, como los llaman -incluyen a EE.UU., Francia, Brasil, Canadá, la ONU y la Cruz Roja.'' Resumiendo, mientras los esfuerzos de ayuda en Haití fueron/son un asunto internacional, los medios se han concentrado en gran parte en contribuciones hechas por EE.UU.

Otro tema común en la cobertura fue la falta de ayuda de otros países. Por lo tanto, cuando no se elogió la ayuda de EE.UU., la de otros países fue denigrada. Como señala un artículo: ''EE.UU. prometió 1.150 millones de dólares, aparte de los 900 millones que ya ha dadoÂ… En comparación, China prometió 1,5 millones, sí, así es, millones con una ''m'' - aparte de los 14 millones de dólares que ya ha dado.'' Por lo tanto, existe un patrón consistente de representación desproporcionadamente positiva por los medios del rol de EE.UU., que subraya la promesa misma e ignora manifiestamente la importante contribución cubana.

Existe un dramático contraste entre el encubrimiento de la extraordinaria contribución de Cuba a Haití por los medios dominantes de EE.UU. y la enorme atención de los mismos medios a los supuestos abusos de los derechos humanos en ese país. Literalmente han aparecido docenas de artículos sobre este tema en las últimas semanas. De particular interés para los medios fue la muerte de Orlando Zapata Tamayo (un ''disidente'' encarcelado con un prontuario criminal que se negó a comer durante 80 días antes de morir) y la huelga de hambre de Guillermo Fariñas. Siguen escribiendo y discutiendo sobre la muerte de Zapata como resultado de la huelga de hambre. Por cierto, ha sido utilizada permanentemente como trampolín para aumentar la crítica contra el gobierno cubano. La siguiente tabla ilustra la magnitud de esa cobertura.

Cobertura mediática de las huelgas de hambre en Cuba entre el 10 de febrero y el 9 de abril

Nº artículos sobre huelgas de hambre en Cuba

CNN
5

New York Times
7

Washington Post
7

Boston Globe
4

Miami Herald
48

Total
77

Al analizar la cobertura de esas dos noticias relacionadas con Cuba, la diferencia en la cantidad de artículos es bastante impresionante, y revela un obvio desinterés por el suministro de cualquier información positiva sobre Cuba, mientras se mantiene al mismo tiempo un apetito significativo por la crítica contra Cuba. La comparación en la tabla siguiente es convincente.

Comparación entre la cobertura mediática de huelgas de hambre en Cuba y de la contribución cubana a la Conferencia de donantes de las Naciones Unidas:

Artículos sobre las huelgas de hambre del 10 de febrero al 9 de abril /
Artículos sobre la Conferencia que mencionan a Cuba del 31 de marzo al 9 de abril

CNN
5
0

New York Times
7
0

Washington Post
13
0

Boston Globe
4
0

Miami Herald
48
1

Total
77
1

Como resultado, en lugar de informar sobre un tema enormemente importante y de actualidad respecto a un programa orientado a mejorar las vidas de un 75% de la población de Haití, los medios han preferido concentrarse en los casos individuales de dos individuos que decidieron consciente y deliberadamente lanzarse por un camino suicida. No cuesta mucho establecer que el objetivo es causar dificultades al gobierno cubano al seguir esas historias ''de interés humano'' sobre dos individuos que se le oponen, presentándolos como mártires. También es obvio que existe un obvio filtro mediático, que trata de impedir toda cobertura en los medios que pueda ser interpretada como positiva respecto a Cuba -en este caso por el compromiso con la reconstrucción de Haití.

Al examinar la representación en los medios del rol de Cuba en el desarrollo de Haití y las historias de dos ''disidentes'', es obvio que el ''infoentretenimiento'' con sesgo político es el que sale ganando. Lamentable (pero tal vez previsiblemente) en su cobertura de Cuba, los medios en el ''mundo desarrollado'' se han concentrado en este último, mientras ignoran la extraordinaria oferta de Cuba que mejora segura y significativamente las vidas de millones de haitianos, (y al mismo tiempo destacan el papel y la contribución de EE.UU.) Sin embargo, una vez más tenemos un ejemplo de elogios selectivos e indignación selectiva en la presentación de Cuba en los medios estadounidenses.

Fuente: http://cuba-l.unm.edu/?nid=77007

lunes, 19 de abril de 2010

VIA CAMPESINA ANTE CONFERENCIA MUNDIAL DE LOS PUEBLOS SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO

Documento de la CLOC/Vía Campesina ante Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra
CLOC: Coordinadora latinoamericana de organizaciones del campo

Nuestro Planeta se encuentra gravemente enfermo. Todas las formas de vida, y no solo la humana se encuentran amenazadas y éste anuncio dista de ser apocalíptico. El modelo capitalista, basado en la explotación y expoliación de la naturaleza y en la idea del progreso ilimitado, es el principal causante del desastre ambiental. Las secuelas del calentamiento global y el cambio climático que son el resultado de la aplicación de este modelo ya las estamos viviendo dramáticamente cada día: deshielo acelerado de los polos y de la montañas; huracanes, inundaciones, sequías o deslaves; islas y poblaciones costeras amenazadas por marejadas y tifones y con ser tragadas por las aguas de los mares; desertificación creciente y urbanización acelerada que invade las tierras agrícolas; migraciones forzadas de poblaciones enteras.

Para los campesinos y campesinas y las zonas rurales del mundo el cambio climático tiene un impacto directo. Las inundaciones, sequías, la alteración de los ciclos naturales de la lluvia y el surgimiento de nuevas pestes están acabando con la pequeña agricultura y ganadería que contribuyen de manera decisiva a la alimentación mayoritariamente a la humanidad.

El uso de combustibles fósiles para la obtención de energía y el modelo agrícola industrial –fuertemente controlado por un puñado de transnacionales- son las dos fuentes principales del cambio climático. Según las estadísticas, las prácticas agrícolas contribuyeron alrededor del 17 por ciento en las emisiones mundiales entre 1990 y 2005. La agricultura industrial, que promueve la deforestación y los monocultivos, contribuye sustancialmente a las emisiones de gases efecto invernadero. Los bosques y praderas ricos en carbono son convertidos en “desiertos verdes” que destruyen la biodiversidad. Pero además, al utilizar intensivamente fertilizantes y pesticidas químicos provenientes del petróleo, maquinaria y semillas transgénicas, provocan degradación del medio ambiente, la agricultura industrial contamina las fuentes de agua y causa graves daños a la salud humana.

La agricultura industrial es el “esqueleto en el armario’ de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC). Si tenemos en cuenta la producción, el tratamiento de los productos y el transporte, toda la cadena alimentaria sería la responsable de casi la mitad de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. No obstante, los países del Norte no parecen estar dispuestos a reconocer el impacto que tienen los alimentos y el sistema agrícola actual, ni la necesidad apremiante de cambiar de manera radical las políticas en alimentación.

Nuestros bosques, manglares, páramos y humedales están protegiendo al planeta del cambio climático, pues son capaces de captar grandes cantidades de CO2 de la atmósfera de forma natural. Estos ecosistemas constituyen vida y hogar de pueblos indígenas, comunidades campesinas y afrodescendientes, que hemos vivido en estos territorios desde hace mucho tiempo de manera sustentable, asegurando el equilibrio climático, local y global. Estos ecosistemas están siendo destruidos por actividades extractivas como la minería, la explotación petrolera, la conversión en monocultivos para producir agrocombustibles o productos agrícolas para la exportación. Todo esto contribuye a acelerar el cambio climático, y contamina las fuentes de agua de las que depende nuestra soberanía alimentaria y nuestra sobrevivencia.

Los países industrializados son culpables del cambio climático, pero se niegan a asumir esa responsabilidad, impulsando e imponiendo falsas soluciones que no modifican el modelo vigente y por tanto su forma de vida. Entre estas, podemos mencionar a la iniciativa REDD (Programa de las Naciones Unidas para la Reducción de las Emisiones Derivadas de la Deforestación y la Degradación Forestal en los Países en Desarrollo), los mecanismos de bonos de carbono y los proyectos de geoingeniería que son tan amenazantes como la sequía, los tornados y los nuevos patrones del clima.

Otras propuestas como la iniciativa biochar (enterrar en el suelo miles de millones de toneladas de carbón cada año), la agricultura de laboreo cero y los transgénicos resistentes al clima son las propuestas del agronegocio y aumentarán la marginalización de los/as pequeños/as campesinos/as.

La fuerte promoción de plantaciones industriales de monocultivo y agrocombustibles como soluciones para la crisis en realidad aumentan la presión sobre la tierra agrícola. Ha llevado ya a la masiva apropiación de tierra por parte de las compañías transnacionales en los países en vías de desarrollo, expulsando a campesinos/as y a comunidades indígenas de sus territorios.

El sistema capitalista patriarcal, basado en la explotación agresiva de la naturaleza y en la valoración económica de las personas, ha provocado la explotación y el empobrecimiento de grandes sectores de la sociedad, golpeando doblemente a las mujeres pobres del campo y la ciudad. Las mujeres signadas por el rol del cuidado de las familias nos vemos obligadas a redoblar las jornadas de trabajo para sostener la producción agropecuaria y la alimentación adecuada de nuestros/as hijos/as. Resguardar nuestras tierras comunales y las semillas, conseguir alimentos sanos y nutritivos culturalmente apropiados, conservar y transmitir los saberes y prácticas tradicionales, obtener agua limpia y segura, entre otras, son tareas que hacen que las condiciones de vida de las mujeres urbano – marginales y del campo se endurezcan.

La lógica de depredación y destrucción de la Madre Naturaleza, afecta igualmente a la niñez y a la juventud, amenazando la soberanía alimentaria, nuestras culturas, nuestra salud y nuestras vidas.

Frente a la situación descrita:

Señalamos la urgencia y la necesidad de atajar la crisis del cambio climático deteniendo la agricultura industrial. Los agro-negocios no solo han contribuido enormemente a esta crisis climática, sino que también han atentado contra la vida de campesinos/as y pequeños agricultores del mundo, quienes han sido expulsados de sus tierras o han sido víctimas de mil formas de violencia por luchar por la tierra en África, Asia y América Latina. Somos los campesinos y campesinas quienes sufrimos gravemente las consecuencias del llamado libre comercio que ha ocasionado incluso el suicidio de muchos de nosotros/as en el sur de Asia. Por todo esto, el fin de la agricultura industrial es el único para abrir camino hacia delante.

Planteamos que la agricultura campesina de pequeña escala es una solución clave para el cambio climático. Contribuye a enfriar el planeta y juega un papel vital en la relocalización de economías que nos permitirán vivir en una sociedad sostenible. La producción local sostenible de alimentos utiliza menos energía, elimina la dependencia respecto a productos alimentarios animales importados y retiene carbono en la tierra al mismo tiempo que aumenta su biodiversidad. Las semillas locales se adaptan mejor a los cambios del clima que ya nos están afectando. La agricultura familiar no solamente contribuye positivamente al balance de carbono del planeta, sino que además da empleo a 2.800 millones de personas – hombres y mujeres – a lo largo del mundo y sigue siendo la mejor manera para combatir el hambre, la malnutrición y la actual crisis alimentaria. Si a los/as pequeños/as campesinos/as se les da acceso a la tierra, al agua, a la educación y a la salud y son apoyados/as con políticas que pretendan la soberanía alimentaria seguieremos alimentando el mundo y protegiendo el planeta.

Pensamos que es indispensable construir un nuevo modelo de sociedad que sustituya al modelo neoliberal extractivista, nuevo modelo que se base en la reciprocidad y el principio del ayni (solidaridad y condescendencia), que respete profundamente a la naturaleza y a los pueblos, y sea la base para la construcción de los nuevos Estados Interculturales y Plurinacionales, en el marco de una nueva sociedad que ponga en práctica los principios milenarios del Sumak Kawsay o Suma Qamaña.

Consideramos que una de las acciones ineludibles para enfrentar el cambio climático es frenar la quema de combustibles fósiles y la explotación de minerales. Necesitamos promover un cambio de matriz energética fundada en las soberanías energética y alimentaria. Para ello, la producción de energía debe estar cada vez más vinculada a las necesidades locales, bajo control comunitario y público, desarrollando tecnologías ambiental y socialmente sustentables. Pensamos que no es admisible que, con el pretexto de sustituir la energía fósil por fuentes de energía renovables, se represen los ríos para instalar hidroeléctricas o se promuevan plantaciones de caña o palma para producir agrocombustibles.

Creemos que el agua es un derecho humano, que no debe ser de propiedad privada bajo ningún concepto. El agua debe ser tratada como un patrimonio social, cultural y comunitario, más no como una mercancía, por lo cual es imperioso procesos de redistribución y desprivatización del agua para garantizar los ciclos productivos de las pequeñas y medianas agriculturas.

Sostenemos que es fundamental la redistribución de la tierra y la reforma agraria para evitar la apertura de nuevas fronteras agrícolas y el desplazamiento de campesinos/as por parte de las empresas agroindustriales y fortalecer la agricultura en pequeña escala para alcanzar la soberanía alimentaria.

Rechazamos los proyectos de forestación y reforestación con especies exóticas y monocultivos para sumideros de carbono, en nuestras tierras y territorios, pues esto nos impide conservar nuestros ecosistemas y producir alimentos, así como los monocultivos de eucaliptos, cipreses, soya, etc. por ser atentatorios para el medio ambiente, la biodiversidad y la vida humana.

Consideramos que es indispensable revalorizar los saberes y prácticas milenarias de las colectividades que han sido la garantía del equilibrio del ser humano con la naturaleza. La agricultura, practicada por los pequeños productores en todo el mundo, puede enfriar el planeta. Por ello exigimos que los Estados adopten políticas para recuperar y reproducir estos saberes impulsando la agroecología, la cual solo podrá hacerse realidad con una verdadera y profunda revolución agraria que significa la redistribución y desprivatización de la tierra y el agua, y la democratización de los medios de producción que permita garantizar la soberanía alimentaria para todos y todas.

Proponemos que ante la violencia estructural que se ejerce sobre las vidas y cuerpos de las mujeres, los hombres y mujeres debemos asumir equitativamente el cuidado de la Pacha Mama, es necesario una redistribución del trabajo, es urgente que como sociedades y como movimientos reflexionemos sobre los roles productivos y reproductivos. Los Estados deben garantizar el acceso de las mujeres a la tierra y a los recursos productivos.

Señalamos que para garantizar la protección efectiva de los recursos naturales, las zonas intangibles, los ecosistemas frágiles, la biodiversidad y la protección de la vida de los pueblos no contactados se debe prohibir la extracción minera y petrolera. Para enfrentar los cambios climáticos, los ecosistemas de Latinoamérica deben ser declarados fuentes de vida para el mundo, los cuales no podrán ser destruidos ni alterados.

Apoyamos la creación de un Tribunal Internacional de Defensa de la Naturaleza para sancionar a los responsables de los crímenes contra el medio ambiente y evitar la impunidad. Impulsaremos y seremos parte activa del referéndum mundial sobre cambio climático.

Nos sumamos al planteamiento de que las Naciones Unidas adopte una Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza, para que sea una herramienta que permita disminuir y evitar las emisiones de carbono, el reconocimiento de los refugiados climáticos, la conservación de ecosistemas, el ejercicio de los derechos colectivos y el respeto de los derechos de la Madre Naturaleza.

Planteamos que los países desarrollados deben reconocer y pagar la deuda histórica y climática que tienen con el planeta y crear un mecanismo financiero para apoyar a los países en desarrollo en la implementación de sus planes y programas de adaptación y mitigación de los cambios climáticos, en la conservación de sus ecosistemas y en la innovación, desarrollo y transferencia de tecnología. El aporte de los países industrializados no debe ser menor al 1 % del PIB, a lo que se debe sumar otros recursos provenientes de impuestos sobre combustibles, transacciones financieras, transporte marítimo y aéreo y bienes de empresas transnacionales.

Finalmente, rechazamos la pretensión de las potencias capitalistas que fueron las causantes del fracaso de la Conferencia sobre el Clima en Copenhague de querer imponer un “acuerdo” espurio, puesto que establecido por un puñado de países al margen del proceso legítimo de negociaciones multilaterales. Y que hoy están recurriendo al chantaje para tratar que tal imposición prospere.

Publicado en Prensa Rural