Imagen de Diagonales.com |
Están por todos lados. Aparecen cuando menos se los espera.
Se presentan como grandes analistas de la realidad, a la que se adaptan con la
rapidez que les otorga sus faltas de ética. Se acomodan a las circunstancias
más diversas, con tal de obtener sus ambiciosos planes personales.
Son los oportunistas, seguidores incansables de los
poderosos, otros oportunistas ya más avanzados en su derrotero de persecución
de ventajas particulares. No pretendamos vergüenza alguna en estos personajes, basados
solo en atrapar oportunidades a costa de dejar en el camino los jirones de morales
que no les significan más que molestos obstáculos para lograr sus beneficios.
El ámbito de la política es especialmente denso en la acumulación
de estos ventajeros. Las filas de oportunistas siempre aparecen en
circunstancias límites, generando intrigas y maniobras que puedan llevarlos al
ambicionado éxito exclusivo, sin importarles los retrocesos sociales que sus
acciones puedan provocar.
En sus trayectorias, van acumulando algunas conquistas
parciales, convirtiéndose muchas veces en íntimos colaboradores de quienes
luego abandonarán, para dar el paso siguiente hacia su anhelo superior. Exponiendo
expresiones tan hipócritas como falaces, andarán ese camino innoble, hasta que
el líder que los sostienen ya no les resulte suficiente garantía para elevar
sus jerarquías.
Ahí comenzarán la tarea inversa a la que venían
desarrollando, borrando con el codo lo escrito con sus manos, olvidando
convenientemente sus propias culpas y, para acercarse a los nuevos padrinos que
necesitan, se transmutarán en los peores enemigos de quienes hasta entonces adulaban.
El cinismo forma parte indeleble de estas personalidades,
por lo cual tratarán de mostrar a sus abandonados líderes anteriores como el
pasado, lo que ya fue, aquello que no debe regresar nunca, para hacer posibles los
cambios que acaba de descubrir como imprescindibles.
El Poder se frota las manos. Sus inversiones han dado el
resultado buscado, con el nuevo lote de aduladores comprados. Sus nuevos voceros
chupamedias harán ahora el sucio trabajo que la ingratitud les ordena, haciendo
de ofuscados panelistas televisivos y levantamanos de leyes injustas. Los
abusadores de las conciencias populares habrán logrado otra oportunidad. Y los
oportunistas, habrán descendido otro peldaño en la inmoral escalera de la traición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario