Esta Reflexión podrá escribirse hoy, mañana o cualquier otro día sin
riesgo de equivocarse. Nuestra especie se enfrenta a problemas nuevos.
Cuando expresé hace 20 años en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro
que una especie estaba en peligro de extinción, tenía menos razones que
hoy para advertir sobre un peligro que veía tal vez a la distancia de
100 años. Entonces unos pocos líderes de los países más poderosos
manejaban el mundo. Aplaudieron por mera cortesía mis palabras y
continuaron plácidamente cavando la sepultura de nuestra especie.
Ahora todo está mucho más claro. Verdades profundas se han ido
abriendo paso. Casi 200 Estados, supuestamente independientes,
constituyen la organización política a la que en teoría corresponde
regir los destinos del mundo.
Alrededor de 25 mil armas nucleares
en manos de fuerzas aliadas o antagónicas dispuestas a defender el
orden cambiante, por interés o por necesidad, reducen virtualmente a
cero los derechos de miles de millones de personas.
No cometeré la ingenuidad de asignar a Rusia o a China, la
responsabilidad por el desarrollo de ese tipo de armas, después de la
monstruosa matanza de Hiroshima y Nagasaki, ordenada por Truman, tras la muerte de Roosevelt.
Tampoco caería en el error de negar el holocausto que significó la
muerte de millones de niños y adultos, hombres o mujeres, principalmente
judíos, gitanos, rusos o de otras nacionalidades, que fueron víctimas
del nazismo. Por ello repugna la política infame de los que niegan al
pueblo palestino su derecho a existir.
¿Alguien piensa acaso que Estados Unidos será capaz de actuar con la
independencia que lo preserve del desastre inevitable que le espera?
En pocas semanas los 40 millones de dólares que el presidente Obama
prometió recaudar para su campaña electoral solo servirán para
demostrar que la moneda de su país está muy devaluada, y que Estados
Unidos, con su insólita y creciente deuda pública que se acerca a los 20
mil millones de millones de dólares, vive del dinero que imprime y no
de lo que produce. El resto del mundo paga lo que ellos dilapidan.
Nadie cree tampoco que el candidato demócrata sea mejor o peor que
sus adversarios republicanos: llámese Mitt Romney o Rick Santorum. Años
luz separan a los tres de personajes tan relevantes como Abraham Lincoln
o Martin Luther King. Es realmente inusitado observar una nación tan
poderosa tecnológicamente y un gobierno tan huérfano a la vez de ideas y
valores morales.
Irán no posee armas nucleares. Se
le acusa de producir uranio enriquecido que sirve como combustible
energético o componentes de uso médico. Quiérase o no, su posesión o
producción no es equivalente a la producción de armas nucleares. Decenas
de países utilizan el uranio enriquecido como fuente de energía, pero
este no puede emplearse en la confección de un arma nuclear sin un
proceso previo y complejo de purificación.
Sin embargo Israel, que con la ayuda y la cooperación de Estados
Unidos fabricó el armamento nuclear sin informar ni rendir cuentas a
nadie, hoy sin reconocer la posesión de estas armas, dispone de cientos
de ellas. Para impedir el desarrollo de las investigaciones en países
árabes vecinos atacó y destruyó los reactores de Irak y de Siria. Ha
declarado a su vez el propósito de atacar y destruir los centros de
producción de combustible nuclear de Irán.
En torno a ese crucial tema ha estado girando la política
internacional en esa compleja y peligrosa región del mundo, donde se
produce y suministra la mayor parte del combustible que mueve la
economía mundial.
La eliminación selectiva de los científicos más eminentes de Irán,
por parte de Israel y sus aliados de la OTAN, se ha convertido en una
práctica que estimula los odios y los sentimientos de venganza.
El gobierno de Israel ha declarado abiertamente su propósito de
atacar la planta productora de uranio enriquecido en Irán, y el gobierno
de Estados Unidos ha invertido cientos de millones de dólares en la
fabricación de una bomba con ese propósito.
El 16 de marzo de 2012 Michel Chossudovsky
y Finian Cunningham publicaron un artículo revelando que “Un importante
general de la Fuerza Aérea de EE.UU. ha descrito la mayor bomba
convencional -la revienta-búnkeres de 13,6 toneladas- como ‘grandiosa’
para un ataque militar contra Irán.
“Un comentario tan locuaz sobre un masivo artefacto asesino tuvo
lugar en la misma semana en la cual el presidente Barack Obama se
presentó para advertir contra el ‘habla a la ligera’ sobre una guerra en
el Golfo Pérsico.”
“…Herbert Carlisle, vice jefe de Estado Mayor para operaciones de la
Fuerza Aérea de EE.UU. [...] agregó que probablemente la bomba sería
utilizada en cualquier ataque contra Irán ordenado por Washington.
“El MOP, al que también se refieren como ‘La madre de todas las
bombas’, está diseñado para perforar a través de 60 metros de hormigón
antes de detonar su masiva bomba. Se cree que es la mayor arma
convencional, no nuclear, en el arsenal estadounidense.”
“El Pentágono planifica un proceso de amplia destrucción de la
infraestructura de Irán y masivas víctimas civiles mediante el uso
combinado de bombas nucleares tácticas y monstruosas bombas
convencionales con nubes en forma de hongo, incluidas la MOAB y la mayor
GBU-57A/B oMassive Ordnance Penetrator (MOP), que excede a la MOAB en
capacidad destructiva.
“La MOP es descrita como ‘una poderosa nueva bomba que apunta
directamente a las instalaciones nucleares subterráneas de Irán y Corea
del Norte. La inmensa bomba -más larga que 11 personas colocadas hombro a
hombro, o más de 6 metros desde la base a la punta’.”
Ruego al lector me excuse por este enredado lenguaje de la jerga militar.
Como puede apreciarse, tales cálculos parten del supuesto de que los
combatientes iraníes, que suman millones de hombres y mujeres conocidos
por su fervor religioso y sus tradiciones de lucha, se rendirán sin
disparar un tiro.
En días recientes los iranios han visto como los soldados de Estados
Unidos que ocupan Afganistán, en apenas tres semanas, orinaron sobre los
cadáveres de afganos asesinados, quemaron los libros del Corán y
asesinaron a más de 15 ciudadanos indefensos.
Imaginemos a las fuerzas de Estados Unidos lanzando monstruosas
bombas sobre instituciones industriales capaces de penetrar 60 metros de
hormigón. Jamás semejante aventura había sido concebida.
No hace falta una palabra más para comprender la gravedad de
semejante política. Por esa vía nuestra especie será conducida
inexorablemente hacia el desastre. Si no aprendemos a comprender, no
aprenderemos jamás a sobrevivir.
Por mi parte, no albergo la menor duda de que Estados Unidos está a
punto de cometer y conducir el mundo al mayor error de su historia.
*Publicado en Cubadebate
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