sábado, 1 de septiembre de 2018

LAS RATAS

Imagen de "Salta a diario"
Por Roberto Marra
Mamífero roedor, de patas cortas, cabeza pequeña y orejas tiesas; de hábitos nocturnos, de reproducción muy fecunda, destructor y voraz, vive en campos y ciudades. Si no se menciona al animal en cuestión, esta descripción encaja perfectamente con la de los integrantes de esa maquinaria perversa denominada “cambiemos”, rejunte de politiqueros con ínfulas de pequeños “estadistas”, engreídos personajes de poca monta que se han apoderado de las instituciones fundamentales del País gracias a la capacidad odiadora de gran parte de la población, embrutecida con las artimañas reducidoras de cerebros de los medios.
Son, realmente, indignos representantes de esos mamíferos noctámbulos, roedores de libertades y bolsillos (ajenos), de metas muy cortas, cerebros de escasa capacidad analítica y poco proclives a escuchar con sus negadas orejas. Se reproducen geométricamente entre la población mediatizada, destruyen todo tipo de derechos adquiridos y se tragan cuanto negocio huela cerca de sus hocicos voraces. No le hace asco a ningún territorio para sus andanzas, apropiándose de tierras ajenas y reduciendo la ciudad a simples objetivos inmobiliarios.
En Rosario, se insertaron en el ámbito del Concejo Municipal, desde donde, gracias también a la actitud medrosa de los pseudo-progresistas gobernantes, han pasado a comandar las decisiones de políticas públicas que, como sus concepciones neoliberales les mandan, son siempre absolutamente negativas para la ciudadanía.
Allí, un integrante con algo más que simples intenciones de pasar un tiempo al calorcito del poder, les dijo lo que son. Les llamó ratas. Les explicó, con dureza y prístina sinceridad, la verdad que molesta, la innoble razón de sus existencias, la utópica causa del que se cree superior por rango social. Les indicó la deshonesta actitud con la que se nutren y manejan, les espetó complicidades y desatinos ideológicos. Los enchastró con el lodo de mentiras y argucias ruines de las que se valen para denostar adversarios, argumentos falaces con los que construyeron sus triunfos pírricos.
Pero ahí estarán los medios cómplices de esta etapa horrenda de la historia nacional y local. Allí se manifiestan con prontitud los “periodistas” chupamedias del Poder, siempre listos para salvaguardar los intereses de sus amos y aumentar sus ya exageradas pautas publicitarias. Salen apurados a hablar de “ataque a la democracia” y de “respeto a las instituciones”. Las mismas que ellos desprecian cada día con sus ataques furibundos hacia personas acusadas sin respaldo jurídico, con fantasiosas e insostenibes construcciones de imaginarios e imposibles robos de presupuestos.
Demagogias repugnantes de personajes siniestros, pero irrelevantes para la historia. Casi fantasmales pasajeros de la vida pública serán en el futuro. Dejarán, eso sí, la prole reproducida con sus conniventes promiscuos, esa especie en extinción llamada inapropiadamente “socialismo”, palabra a la que degradan de su noble orígen. Extraña sociedad por conveniencia (para ellos), indigna manera de responder a la voluntad popular, a la que desnutren y maltratan hasta poco antes de las elecciones, cuando intentan separarse del monstruo que alentaron.
Si, son ratas. Son “seres despreciables”, tal como lo define el diccionario en su acepción coloquial. Son auténticos roedores de la esperanza y la dignidad, arrastrados lamedores de botas de ricos y famosos, destructores cínicos de la verdad, voraces ladrones hasta de las limosnas que malnutren a los empobrecidos ciudadanos del futuro. Son sórdidas ratas vestidas con trajes caros y perfumes de precios inaccesibles, que no alcanzan a tapar el hedor que dejan a su paso por la “carrera política”, una etapa más en su degradante modo de vida, siempre en busca de un poder basado, unicamente, en el dolor ajeno.

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