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Escuchamos
y vemos cosas y hechos lejanos que suceden en otras latitudes, y la
distancia parece asegurarnos que nada de eso llegará alguna vez por
acá. Algo similar sucede con aquello que desconocemos, como las
investigaciones científicas o las realizaciones tecnológicas de
avanzada, que de tan complejas, se sienten ajenas.
Sin
embargo, cada avance de la ciencia y cada suceso tecnológico afecta
nuestras vidas, a veces de manera fundamental. Es que muchas de
nuestras actividades están poderosamente influenciadas por la
aparición y el desarrollo de las nuevas tecnologías, al modificar
las formas y el contenido de las acciones propias de los humanos.
Es el
caso de las comunicaciones, convertidas en los últimos tiempos en
paradigmas que nos arrastran hacia formas de relacionamientos cada
vez más rápidos y más complejos. Lo virtuoso de estos nuevos
sistemas comunicacionales está en la posibilidad de la
popularización de esos métodos.
Pero
para que el acercamiento popular a esas nuevas capacidades exista y
se amplíe, la ciencia y la tecnología deben estar al servicio del
desarrollo soberano de la Nación, como parte de un proyecto que
privilegie las realizaciones nacionales y tenga objetivos
independientes de los designios que los poderosos del Mundo pretenden
para asegurar sus dominaciones.
Eso
era, hasta ahora, ARSAT. Eso significaba, hasta ahora, ese proyecto
de desarrollo científico y tecnológico independiente, que nos elevó
como Nación y nos involucró a todos en conocimientos manejados por
nosotros mismos, sin manipulaciones de intereses ajenos, hoy regalado
obscenamente al dominio extranjero.
Pero
el gobierno de los Ceos no tiene Patria, solo intereses personales y
corporativos. Hacia allí va cada acción y cada medida que toman,
empoderando solo a sus socios, amigos y favorecedores. No tienen
sentimientos de pertenencia nacional, solo de enriquecimiento
individual y, generalmente, ilegítimo. De ahí el asombro cuando
alguien les señala sus bestialidades gubernativas, ya que no
comprenderán jamás que es eso de la tan mentada y relegada
Soberanía.
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