miércoles, 13 de febrero de 2019

VOLVER A SER

Imagen de "InfoRegion"
Por Roberto Marra
Fuiste desmemoriado de lo que habías conseguido. Fuiste olvidadizo de tu crecimiento. Fuiste negador de lo obtenido por tu familia. Fuiste adherente de los improperios a tus benefactores. Fuiste generoso con tus cooptadores. Fuiste sordo a las advertencias de los buenos amigos. Fuiste receptivo a los mensajes sin sustento. Fuiste colaborador de tu enemigo manifiesto. Fuiste seguidor de campañas de miedos irreales. Fuiste vocero de los que te quitaron siempre todo. Fuiste retransmisor de las campañas de odios sin sentido. Fuiste discriminador y xenófobo. Fuiste aliado de planes contra tus propios intereses. Fuiste partícipe de marchas por homicidios que nunca sucedieron. Fuiste relator de robos imposibles. Fuiste el pobre engranaje de una maquinaria de desfalcos y evasiones. Fuiste la claque de un mal bailarin de cumbias instalado en la Rosada. Fuiste creyente zombie de jueces y fiscales corruptos. Fuiste comprador compulsivo de espejitos de colores que se deshacían en el aire. Fuiste esperanzado observador del fin del “populismo” que te enseñaron a despreciar. Fuiste castigado mil veces con tarifas que ya no podés pagar. Fuiste obligado consumidor de las bajezas noticiosas de los mentimedios oligopólicos. Fuiste degradado y empobrecido para que llegaran las lluvias de inversiones. Fuiste abandonado en la puerta del infierno, sin conciencia y sin fe, para el final anticipado mil veces por la historia que no quisiste ver nunca. Todo eso fuiste y, como dice la canción, perdiste.
Perdiste el tren de la moral, perdiste la razón detrás de sueños de oligarcas y perversos, perdiste la amistad de quienes solo te advertían de cuidarte de tus repetidos enemigos, perdiste la confianza en tu propia sabiduría, perdiste el sabor de la alegría de saberse libre de soñar vidas mejores, perdiste la esperanza de tener un futuro de vejez digna, perdiste la nobleza espiritual del que siente como propios los dolores ajenos, perdiste la cordura de creer en lo que sentiste y viste con tus mismos ojos, perdiste la primavera de un proceso virtuoso interrumpido por la acumulación de patrañas vendidas como certezas, perdiste el sentido de tu camino por conducir detrás de un camión de maloliente basura mediatizada, perdiste la oportunidad de trasponer el límite impuesto desde siempre por los verdaderos hacedores de todas tus desgracias y la del Pueblo del que renegaste.
Ahora, cuando se acerca el momento de decisiones trascendentes, cuando el endeudamiento golpea la puerta de tu futuro, cuando los traidores recomienzan su tarea instructiva para desarmar tus expectativas en quienes te muestran el camino de la redención de lo que “fuiste y perdiste”, ahora es la hora de poner otra vez las neuronas a funcionar por su cuenta y riesgo, de escuchar más que de oir, de atender las previsiones de los líderes que te muestran alternativas honestas, de revisar los errores de los que te ayudaron tanto, pero repasando las propias caídas en pozos de innobles objetivos. Ahora es cuando te tocará participar, de verdad, en la reconstrucción tantas veces comenzada de esta Patria maltrada por los miserables que lograron que te convirtieras en lo que mal fuiste, que abandonaras tus viejos ideales al costado de una ruta sembrada de odios y rencores, inventados para que tropiezes cada vez que te animaras a pensar sin sus oscuras enseñanzas de oligarcas resentidos.
Es ahora que deberás volver a ser, otra vez, aquel que fuiste mucho antes de transformarte en lo que te obligaron a ser. Entonces, por fin, habrás de comprender la necesidad imperiosa de transitar la dura pero generosa jornada que te espera desde hace tiempo, para recuperar todo lo que perdiste.

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