jueves, 19 de abril de 2018

DERROTA AMARILLA

Imagen de "info135"
Por Roberto Marra

La Cámara de Diputados de la Nación tiene entre sus miembros, a un personaje muy especial, especie de mal actor de sainetes, que juega el rol de comodín del oficialismo. Se trata de un simple levantamanos, pero con ínfulas de representante de “la moral y las buenas costumbres”, acostumbrado a realizar discursos de tonos antidemocráticos, lesivos de los sentimientos ciudadanos por su defensa encendida de la última dictadura y una homofobia rayana en lo ridículo.
Su figura se recorta inconfundible entre sus ¿pares?, revestido siempre con una campera amarilla que pretende llevar como distintivo, como medio de captar la atención que, por sus palabras huecas, nunca tendría. Cada vez que emite una opinión, es para manifestar desprecios u odios que forman parte del arsenal de falsedades elevadas al rango de certezas absolutas, tal como acostumbran estos tipos de figuras carentes de la mínima intelectualidad para emitir juicios dignos del cargo que ostenta.
El orígen de este minusválido político, es tan nefasto como sus actos legislativos (de alguna forma hay que llamarlos). La fortuna que posee su familia se deriva de un negociado que le permitió quedarse con 230.000 hectáreas en la Provincia de Salta, cedidas por el gobierno provincial con el beneficio de no pagar impuestos hasta el año 2021, que han ido desmontando para la siembra de soja, con ganancias de millones de dólares, sin beneficio alguno para los habitantes naturales de la región, expulsados o tomados por su propia empresa en calidad de trabajadores semi-esclavizados.
Lo que resulta muy extraño, hasta paradójico, es la búsqueda de la oposición para que este representante de lo peor de la politiquería, oficiara el rol de completar un quorum que no lograron por ineptitudes propias. Enojarse con quien solo ejerce su cargo como método de defensa de sus intereses personales, es tan ridículo como sus espantosas opiniones de vuelo más bajo que una gallineta. Pretender apoyo de tan sucio personaje, en realidad, mancha el honor de quienes lo solicitan.
La presencia o no del diputado en cuestión, terminó en otro sainete, de los tantos en los que actúa este actorzuelo de la degradación institucional. El mentimediático gobierno logró otro respiro en la carrera hacia la destrucción económica y el envilecimiento social de la Nación, gracias a la incapacidad de los opositores para generar una unidad real, tan imprescindible como la sinceridad de quienes la pretendan componer.
El corolario fue otra victoria para el “moralista” diputaducho salteño, que se dio el lujo de seguir escupiendo con orgullo sus cloacales pensamientos ante la prensa, tan amarillista como la campera de este inconfundible y nefasto representante de la degradación humana, siempre proclive al desprecio de la política. Al tiempo que, detrás de las ruines cortinas de la falsa política, se frotan las manos los dueños de la estafa más inmoral de la historia.

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