jueves, 19 de octubre de 2017

EL ASCO

Imagen de "La Izquierda Diario"
Por Roberto Marra

El asco es una sensación de disgusto o rechazo muy especial, que está asociado, generalmente, a problemas que tienen que ver con los comestibles. Pero también se utiliza esta palabra para designar la aversión hacia personas o a sus expresiones, cuando éstas manifiestan profundas divergencias con los valores morales más puros.
Es común escuchar a las personas hablar de asco hacia algunos personajes del ámbito de la política, asociados a hechos o declaraciones que generan angustia y desagrado, por el alto contenido de falsedades esgrimidas como certezas, con el único objetivo de defenestrar a sus oponentes.
Caso paradigmático es la archi-mediática Carrió, cuya sola presencia basta para causar desagrado, por su permanente expresión burlona, acentuada en el mismo momento que abre su boca para decir algunas de sus sentencias sin fundamentos, causantes de daños irreparables en otras personas.
Visitante permanente de la embajada norteamericana, aliada evidente de lo peor del mundo de las intrigas politiqueras, mutante inestable de posiciones ideológicas, ha logrado cautivar a millones de no-pensantes, vulgares voceros gratuitos de los poderosos, que la admiran en tanto reproductora de los insultos más soeces hacia quienes no responden a los designios de sus cómplices mayores.
Pero toda comprensión tiene sus límites. Todo accionar asqueroso tiene sus fronteras vomitivas. El caso de la desaparición forzada de Santiago Maldonado ha significado un hito en la andanada de mendacidades de todo el arco político-mediático, pero lo de esta lumbrera del odio sobrepasó la repulsión, para convertir el simple asco en horrorosa abominación.
Con su repugnante semi-sonrisa dibujada siempre en ese rostro voluminoso y brillante, con risitas nerviosas marcando el final de sus frases pretendidamente sarcásticas, habla de lo que no conoce, con la seguridad del respaldo de sus interlocutores, que preguntan lo que ella necesita que le inquieran y asienten fervorosos cada una de sus nauseabundas respuestas.
Angustia, desazón, aborrecimiento, aversión, desagrado, repulsión. Son los lógicos sinónimos de la palabra Carrió, manchada por la sangre de las desapariciones que encubrió desde su cargo judicial chaqueño durante la última dictadura. Asco, profundo asco produce verla y escucharla ahora, repitiendo su accionar en nombre de republicanismos que nunca defendió de verdad e instituciones que no respeta, culminando en la máxima obra de su vomitiva verba: la burla despiadada hacia la primera víctima de su amado gobierno de lobos disfrazados de corderos.

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