miércoles, 18 de octubre de 2017

SALVARNOS DE LA IMBECILIDAD

Imagen de "Taringa!"
Por Roberto Marra

¿Es incurable la imbecilidad? ¿Es posible convertir a los necios en inteligentes? Buenas preguntas en épocas donde, algunos de estos especímenes, están en sus mejores momentos y han adquirido poder suficiente para decidir sobre nuestras vidas.Está claro que la entronización de estos cretinos en puestos de comando del aparato estatal no la realizan otros imbéciles, sino muy inteligentes personajes de eso que denominamos “Poder Real”, verdaderos artífices del aplastamiento de nuestra voluntad soportado desde siempre.
De todas maneras, no todos los imbéciles se quedan solo en la necedad. Algunos mutan hacia la perversión, desde donde aplican medidas que destruyen hasta las más profundas raíces de la construcción social solidaria.
Uno de los ejemplos más claros es en la salud, donde engendran programas de pomposos títulos y profundas negaciones de la vida, desatendiendo a los hospitales, desvalijando al PAMI, abandonando a su suerte a millones de empobrecidos que solo podrán optar entre comprar alimentos o medicamentos.
Otro caso similar es la educación, donde los avances privatizadores son precedidos por los recortes presupuestarios disfrazados de “escuelas del futuro”, vaciadas de contenido y de dinero, convertidas en engranajes de la maquinaria productora de mano de obra barata para profundizar la grieta que tanto niegan.
No se quedan solo en lo material. El concepto mismo de educación trata de ser reconvertido, partiendo de la negación de derechos. Docentes y alumnos son maltratados como nunca, con amenazas y estigmatizaciones que los alejen del resto de la sociedad, receptora pasiva de las falacias de los medios fabricantes de idiotas útiles.
Nada es casual en estos desmanes. La construcción de una sociedad ignorante y estupidizada es su objetivo. Una sociedad tratada como simple montón de papanatas, incapaces de discernir entre realidad y ficción, es el caldo de cultivo ideal para profundizar la dominación.
Hacia allí vamos, arreados como manso ganado al matadero de la brutalidad. Por eso la necesidad insoslayable de defender la escuela y la salud pública, últimos reductos de una equidad social que los propios perjudicados boicotean, a instancias de las “órdenes” mediáticas. Salvarlos de la destrucción definitiva que pretende el Poder, tal vez pueda significar el principio del fin de la idiotización general, primer escalón para subir al cada vez más elevado piso de los derechos perdidos.

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