lunes, 25 de septiembre de 2017

LOS OLVIDADIZOS

Imagen de "Río Colorado Informa"
Por Roberto Marra

Siempre decimos que recordar es un sano ejercicio para mantener la coherencia entre lo sucedido antes y lo esperable en el futuro. Es un modo sencillo y muy humano de entender la realidad, ya sea para sostenerla o para cambiarla. Es la manera práctica en que una sociedad puede encontrar caminos de desarrollos virtuosos para mejorar la calidad de vida y ampliar los derechos para todos sus integrantes.
Sin embargo, algunos personajes de la política, del Poder Judicial y, fundamentalmente, del poder fáctico, apuestan todas sus fichas al olvido. Para hacer posible la masividad de sus objetivos, cuentan con lo que las mayorías populares no tienen: el poder mediático y su interminable billetera.
Para esos sectores, es muy importante que el olvido se apodere de las conciencias mayoritarias, para imponer políticas económicas y sociales que destruyen el bienestar popular y aplastan cualquier sentido de progreso colectivo. Deben ocultar el pasado, porque se saben los generadores de las peores catástrofes sociales y representan las más bajas inmoralidades cometidas desde nuestros inicios como Nación.
En el ámbito de la política, por estos tiempos han surgido personajes que son paradigmáticos representantes del olvido como método. El senador Picheto es uno de esos “pragmáticos” personajes (aunque no el único), convertido en un simple correveidile del Poder que, para asegurar su continuidad prebendaria en las instituciones de gobierno, exagera las posturas ideológicas antagónicas con su pasado reciente.
Este impostor permanente, está transitando el resbaladizo sendero de la negación de los derechos a los aborígenes para defender a sus mandantes latifundistas. Peor aun, está proponiendo el ilegal uso del Ejército para la represión en el sur, como un remedo de aquel Coronel Varela de la Patagonia Trágica, que terminó con la vida de miles de peones rurales.
Nada les importa a estos mucamos de los poderosos. Nada más que sus propios miserables beneficios. Se atornillan a sus bancas, a las que se subieron por el costado popular y de las que se bajarán por el lado de la indignidad, despues de ayudar a destruir las esperanzas de millones que los ungieron a lugares que no merecen.
Ahora, con la historia entre las manos, estamos en condiciones de elaborar un recuerdo imborrable sobre estos pérfidos y sus patrones, para eliminar la posibilidad de sus retornos. Salvo que, como en tantas otras veces, se prefiera dar otro paso hacia el abismo moral del odio y la mentira.

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